23-J
El PSOE borra a Podemos de la gestión del Gobierno
Sánchez hace tándem con Calviño y fuerza al PP a hablar de economía, un marco que cree «favorable»
«Nadia o nadie». El PSOE está dispuesto a exprimir el perfil de la vicepresidenta primera en esta campaña, en la que quiere dar un papel relevante a la gestión del Ejecutivo y a la «buena marcha» de la economía. Pese a no estar afiliada al partido y no figurar en las listas de la formación a las generales, Nadia Calviño integrará el equipo coordinador del programa electoral socialista, que ayer tuvo su primera reunión en Ferraz para comenzar a diseñar las líneas maestras de «los próximos cuatro años en el Gobierno». El PSOE planteará su oferta programática a los españoles como un compendio de sus principales recetas para los primeros 100 días de Gobierno, un plazo que tradicionalmente se otorgaba de gracia y que ya se resuelve definitivo, una suerte de declaración de intenciones del futuro mandato.
La vocación del Ejecutivo socialista es continuista. Antes de que los ciudadanos le den su confianza, desde Moncloa ya anticipan que necesitan una legislatura más para «consolidar» los «avances» y la «modernización» que apenas se ha comenzado a vislumbrar en el presente ejercicio. Esa será su carta de presentación, una gestión –sobre todo en lo económico– que desde el PSOE se arrogan en exclusiva, restando cualquier protagonismo a sus compañeros de Unidas Podemos en la coalición. «El socio minoritario no ha tenido influencia en la política económica», despachan. Calviño compareció ayer desde la sede federal del PSOE, pese a no tener mayor vinculación con el partido que su «compromiso» con el proyecto de Pedro Sánchez. Un movimiento inédito, que busca visibilizar su «tándem» con el presidente del Gobierno. «Existe un alineamiento total en la línea económica. Hemos estado muy cómodos trabajando juntos ahora y en el futuro», aseguró la vicepresidenta en una rueda de prensa en la que se negó a responder cuestiones del partido, pese a ejercer como portavoz del PSOE en la jornada.
En el fragor de la batalla electoral, Sánchez olvida el ticket que promocionó durante semanas con Yolanda Díaz (frente a la dupla Feijóo-Abascal) y se abraza ahora a la que fuera su antagonista en el Ejecutivo, la vicepresidenta primera, como perfil de reconocido prestigio y baluarte de la gestión económica del Gobierno. Los socialistas saben que esta es una de sus principales fortalezas, que, sin embargo, apenas tuvo peso en los comicios municipales y autonómicos del pasado 28-M, en virtud de los resultados. Reconocen que, entonces, «el debate público estuvo dominado por temas que no tuvieron nada que ver con la política económica» y es, precisamente, a este terreno al que quieren devolver la pelota para jugar el partido de las generales. Un marco que, consideran, les es «favorable» y que rehúyen los populares.
Por ello, desde el Gobierno quieren forzar al PP a hablar de economía, asumen que si Alberto Núñez Feijóo no lo hace es porque sabe que «la economía va muy bien» y no le interesa, después de haber lanzado negros augurios en el pasado. «Los salarios están mejorando y se ha reducido la desigualdad», presumen desde el Gobierno, que quiere cerrar un «cara a cara» económico con el representante del PP en esta materia, en la ronda de debates electorales todavía por definir de cara a la campaña. «¿Qué piensa hacer Feijóo con las pensiones? ¿Y en materia salarial? ¿Y con la reforma laboral?», lanzó en una cascada de preguntas la vicepresidenta, apuntando que «no conocemos cuáles son las propuestas de Feijóo» y «esta una cuestión muy seria que afecta directamente a la vida de los ciudadanos».
Por su parte, desde el Gobierno se anticipa ya que parte de su oferta programática irá dirigida a prorrogar algunas de las medidas en vigor, del actual paquete para paliar la inflación, como la rebaja del IVA de los alimentos básicos y la gratuidad del transporte público de titularidad estatal. Propuestas cuya vigencia estará vinculada a la evolución de los precios, mientras se considere que siguen en niveles inadecuados de inflación. Algunas de estas iniciativas cumplían plazo a finales de junio y el Gobierno está valorando si mantenerlas tres meses más o hasta final de año. Una decisión que deberán tomar a lo largo de este mes. A esto se sumarán otras medidas que han decaído y que el Ejecutivo considera que deben volver a ponerse en marcha.
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