Precampaña vascas

¿Qué está pasando en el País Vasco con los radicales?: el segundo de Urkullu acusa a Bildu de estar detrás

Otegi niega cualquier relación con los últimos enfrentamientos con la Ertzaintza que han dejado una decena de agentes heridos y jóvenes detenidos

Un ertzaintza y otro individuo en los disturbios del pasado 3 de marzo en Vitoria
Un ertzaintza y otro individuo en los disturbios del pasado 3 de marzo en VitoriaRedesRedes

En menos de un mes las calles de distintas localidades del País Vasco han vivido multitudinarios enfrentamientos entre grupos de jóvenes radicales y dispositivos de la Ertzaintza desplegados para tratar de mantenerles bajo control y evitar episodios de violencia.

El domingo 11 de febrero se registraron varias peleas en distintas calles de la zona vieja de Tolosa que se encontraban atestadas de gente por la celebración de los tradicionales Carnavales. Un operativo de intervención de la Policía autonómica vasca tuvo que cargar contra una multitud que se enfrentó violentamente a ellos en la calle Beotibar. La gravedad de la trifulca entre jóvenes y agentes de la autoridad llegó al punto de que se vieron obligados a echar mano de elementos antidisturbios.

Según explicó en base a una investigación posterior el consejero de Seguridad del Gobierno de Urkullu, José Erkoreka, una pelota de foam lanzada por uno de los agentes impactó en el brazo de una persona y, tras rebotar, y acabó en el ojo de un menor de 16 años que se encontraba en el lugar.

Él, de nombre Xuhar, y su familia, vecina de Amasa-Villabona, denuncian que la negligente actuación de la Ertzaintza le provocó daños en la mácula del ojo y la parte de la retina que afecta a la visión central, cuando él solo pasaba por allí. Días después del suceso, el propio consejero, apoyándose en la citada investigación de Asuntos Internos del cuerpo policial autonómico, negó la versión del afectado. En el momento del impacto estaba participando en los altercados grabando con el móvil a las personas que le acompañaban con el rostro tapado y dedicándose a lanzar botellas contra el cordón policial.

Semanas después, el 27 de febrero, se vivieron agresivos momentos en la previa de la semifinal de la Copa del Rey que acogió San Sebastián y en el que se enfrentaron el Real Sociedad y el Mallorca. En torno a las ocho y cuarto de la tarde varias unidades del cuerpo policial propio del País Vasco escoltaban el autobús del equipo local hacia el Estadio de Anoeta que acogió el partido. Aficionados pertenecientes a agrupaciones ultras se enfrentaron a los agentes y lanzaron objetos contundentes.

Otro grupo de aficionados quiso romper un cordón policial en las inmedaciones, a la altura el Paseo Errondo, echando mano del lanzamiento principalmente de latas de cerveza y cohetes.

Un agente recibió el golpe de uno de los elementos de pirotecnia prohibidos y otro de una botella, lo que les dejó rastro físico en forma de heridas. Concretamente, por la explosión del cohete cerca del oído en el primer caso y por el corte en una pierna que le causó el botellazo al segundo.

Solamente dos días después, el 29, Bilbao acogió un nuevo partido de la Copa del Rey. La violencia volvió aflorar. Las inmediaciones del estadio de San Mamés vivieron disturbiosantes y después del encuentro entre el Athletic y el Atlético de Madrid. Seis ertzaintzas acabaron su jornada con heridas de distinta clase tras los ataques de grupos de aficionados radicales del club bilbaíno. Algunos sufrieron cortes y contusiones al caer sobre ellos objetos contundentes, vidrios y material pirotécnico. Uno de ellos, tuvo que ser trasladado a un hospital y varios de los coches y furgonetas del cuerpo de seguridad vasco registraron daños.

También aficionados del Atlético y hasta un periodista fueron agredidos y acabaron con heridas. Un joven de 23 años fue detenido en relación a la violencia y otro menor de edad está siendo investigado por atentado a la autoridad.

Ya este mes, el pasado domingo 3 de marzo, se celebró una masiva manifestación en Vitoria en recuerdo de cinco obreros que murieron en 1976 después de que la Policía Armada tratase de disolver a tiros una asamblea de una huelga que celebraban. La marcha salió sin incidentes a las 12.30 horas de la mañana del barrio de Zaramaga de la capital alavesa, donde ocurrieron los hechos que querían recordar.

Cuando llevaban media hora avanzando, justo al pasar por delante del El Corte Inglés, algunos manifestantes comenzaron a tirar bengalas encendidas y pintura rojacontra la fachada del centro comercial. El vandalismo acabó derivando en cargas policiales entre ciudadanos que arrojaban botellas, huevos y hasta piedras a los efectivos antidisturbios de la Ertzaintza que los trataban de calmar.

El caos vivido llegó al punto de que un agente infiltrado fue apaleado por sus propios compañeros. "Estaba bien infiltrado", dijo al respecto el también vicepresidente del País Vasco Josu Erkoreka. El Gobierno de la región admitió que contaban con la posibilidad de que grupos organizados pudiesen provocar altercados y, por ello, se precisó de agentes de paisano para completar la perspectiva de los uniformados que se colocan en una línea, con capacidad y perspectiva limitada.
 El infiltrado agredido llevaba una capucha puesta y entre las manos una porra extensible abierta.

Siete ertzaintzas acabaron con heridas, varios manifestantes también y se llevaron a cabo cuatro detenciones entre los alborotadores. La protesta acabó siguiendo la ruta prevista hasta llegar a su destino, la plaza de los Fueros, entre gritos de "Policía, asesina".

Ante esta sucesión de confrontación social en las calles de la comunidad autónoma, el 'número dos' del lehendakari Urkullu y del que depende la seguridad ciudadana, Josu Erkoreka, ha pasado de no tener sospechas a reconocerlas públicamente. Él tiene las suyas propias, aunque dice que compartidas por al menos una parte de la ciudadanía.

Según se pronunció públicamente el martes, sospecha que "en la trastienda" de los enfrentamientos de grupos organizados de jóvenes radicales hay unas determinadas "siglas". Deslizó, con ello, sin ser explícito acusaciones a Bildu como los que promoverían la violencia en su condición de principal instrumento político de la izquierda abertzale.

Lo situó también Erkoreka como parte de la estrategia de los de Otegi en la precampaña electoral de las elecciones autonómicas vascas del próximo 21 de abril. Un nuevo terreno en la lucha por ganarse el voto de los vecinos que pasaría por dibujar, utilizando estos últimos episodios de enfrentamientos, a la Ertzaintza como una Policía que se extralimita en la violencia empleada en sus actuaciones con los de a pie de calle.

El objetivo del modus operandi, expuso el consejero, sería también el de erosionar la convivencia en beneficio político ya que los sectores abertzales creerían que esto acabaría desgastando también a la principal formación con la que compiten por el gobierno vasco, el PNV. "Lo hago constar", dijo tras sugerir la implicación oculta de Bildu en los recientes incidentes". Y, añadió, "esto no es casualidad, no ocurre por qué sí. Ocurre porque alguien lo organiza y la pregunta es quién lo está haciendo en diferentes lugares", refiriéndose a la dimensión que tendría la violencia radical como nueva dimensión electoral.

Teniendo en cuenta, además, que el modelo policial está teniendo mucha presencia en la precampaña, acompañado de mensajes políticos que ensalzan la paz como el futuro y el valor a cuidar en la vida común de los vascos. "Hacer este doble juego de dar una imagen civilizada en el escaparate y en la trastienda tener una estrategia que puede erosionar a la sociedad", denunció el vicepresidente nacionalista que lleva desde al lado de Urkullu fue investido en 2012 como mandatario regional.

Otegirespondió, como si se diese por aludido a estas declaraciones, negando que Bildu mantenga algún tipo de relación con los incidentes o interés político alguno de que se hayan producido o continúen. "El consejero está sugiriendo una cosa falsa. Igual el problema es que no controla al sector policial", le afeó el coordinador del principal partido abertzale, que a estás autonómicas llega con opciones de por primera vez gobernar.

"Hacer este tipo de declaraciones es irresponsable", dijo también. Otegi no quiso dejar la oportunidad de insistir en la necesidad y el derecho que su espacio político tiene de cuestionar el actual modelo policial. Que, a la vez, el PNV ha defendido como el "homólogo en toda Europa" y sobre las críticas de Bildu ha señalado que tampoco conocen qué modelo alternativo propondrían, "solo sus discursos".

Detrás de cada una de esta situaciones, aseguró el consejero, ha habido siempre el denominador común de la presencia de "grupo de personas que fueron deliberadamente dotado de recursos, actitud y disposición de generar altercados".

"Cuando alguien va a una manifestación pacífica o a un encuentro deportivo con material para taparse la cara y encima lleva bengalas, piedras, botellas y palos, el problema no está en las intervenciones policiales, sino en el que las provoca", acabó por defender en las últimas comparecencias en que ha tratado el aumento de los episodios de violencia entre ciudadanos y la Policía autonómica.