
Sánchez y Begoña, en el cine
Pedro Sánchez y su último refugio: el cine como escenario político ante el naufragio parlamentario
Asediado por los tribunales y sin apoyos en el Congreso, la alfombra roja es el último escenario de resistencia política del presidente del Gobierno

La decisión del presidente del Gobierno de abandonar el Parlamento para irse a la alfombra roja, al estreno de la última película de Alejandro Amenábar, "Cautivo", es sólo el último capítulo de un guion calculado: cine y política. Mucho mejor -han pensado los ideólogos monclovitas- asociar su imagen con una cultura que se identifica mayoritariamente con la izquierda que hacerse la foto de la derrota en la votación del miércoles de la reducción de la jornada laboral. Se trata de escenografía política: estrenos, alfombras rojas y fotos para alimentar su relato de líder resistente.
Pedro Sánchez nunca ha escondido su relación con el cine. En cada estreno o festival se le ha visto cómodo y buscando la foto, aunque ahora cada vez tenga que sufrir más los abucheos y la protesta de la derecha en la calle. "El presidente sabe que la cultura le da oxígeno político. Igual que el tema de Gaza", apuntan desde su entorno. Pero no cualquier cultura, sino el cine español, tradicionalmente progresista y crítico con la derecha.
El presidente atraviesa uno de sus momentos más críticos de su mandato. Con el Gobierno acosado por causas judiciales, hundido en el Parlamento y sin Presupuestos a la vista, aparece cada vez más aislado política y socialmente. Sánchez sabe que el cine español, mayoritariamente vinculado a la izquierda, le brinda un terreno seguro. "No le quedan muchos más cortafuegos ni espacios donde recibir aplausos en vez de reproches", apuntan las fuentes consultadas.
No es casual que en medio del naufragio institucional haya elegido dejarse ver en un estreno. "Busca la foto que contrarreste la soledad parlamentaria". El gesto, sin embargo, ha encendido a la oposición. Desde el PP acusan al presidente de vivir de espaldas a la realidad del país". Para Vox, es un líder hundido en el Congreso y refugiado en la alfombra roja. Incluso en sectores de izquierdas, aunque nadie lo verbalice en público, cunde la preocupación por el riesgo de frivolidad. "No siempre es buena idea mostrarse en un estreno cuando la agenda política se derrumba, y más con un tema tan sensible socialmente para nuestro electorado como la reducción de la jornada laboral", reconocen en privado.
En esa misma línea, en Sumar destacan que el problema es que "en la vida real las películas no salvan mayorías parlamentarias ni sentencias judiciales. Y cada estreno al que acude parece más un gesto de huida hacia adelante que una estrategia calculada".
Ahora bien, el recurso cultural como refugio no es nuevo. Macron fue criticado por posar en Cannes durante una crisis social. Renzi, en Italia, se rodeó de estrenos festivales, pero acabó acusado de superficial. Y también en América Latina, varios presidentes progresistas intentaron blindarse con la cultura... hasta que las urnas los bajaron de la tarima.
"La duda es si se trata de la escena final de una película o del tráiler de su próximo acto de resistencia", plantean, con sarcasmo, en las bancada de la oposición.
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