Videos

Rajoy sopesa convocar a sus ministros en agosto por el 1-O

Si el Parlament admite la ley para la consulta, habría un consejo extraordinario.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), acompañado por el presidente de la Autoridad Portuaria de Marín, José Benito Suárez (i), durante su paseo por las orillas del río Umia.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (d), acompañado por el presidente de la Autoridad Portuaria de Marín, José Benito Suárez (i), durante su paseo por las orillas del río Umia.larazon

Si el Parlament admite la ley para la consulta, habría un consejo extraordinario.

Bien sabido es que en la política tan importantes son los gestos casi como las leyes. Por eso, no puede considerarse una anécdota que Mariano Rajoy, en el tercer día de vacaciones veraniegas en Galicia, haya querido presentarse ante los españoles con un intencionado mensaje: pese a los calores de agosto, que han dejado vacías las grandes ciudades, donde está el presidente está su despacho. Por si alguien lo dudaba y quería aprovechar el supuesto vacío para obtener alguna ganancia. No son días para incertidumbres, con un nacionalismo instalado en las instituciones catalanas, tan embrutecido que no ve reparos en apoyarse, para sus fines independentistas, en los cafres anarquistas de las CUP que atacan violentamente autobuses turísticos. Cosa, por cierto, que recuerda a la imagen más siniestra en el País Vasco de ramas agitadas del árbol por ETA y nueces recogidas por el PNV, eso sí, trasladada a esa Cataluña que presume de «seny».

Suele decirse que una imagen vale más que mil palabras. Y en un sistema político como el nuestro, cada vez más una «democracia de audiencia» por capricho de los tiempos, Rajoy, al que tantas veces se ha acusado de esconderse detrás de un plasma, ha comprobado que sus formas naturales y moderadas de ver y contar las cosas políticas ganan más poniéndose delante de la gente que dejando a otros que hablen en su nombre. Vamos, que el presidente, desde que se metió en harina electoral por última vez, tras una primera legislatura muy errática en lo que a la comunicación se refiere, se ha dado cuenta de que el mejor portavoz es él mismo. También es verdad que ahora, cuando España comienza a dar la vuelta a la esquina de la crisis económica, los mensajes que lanza un representante del PP «calan» mejor en la opinión pública.

De ahí que desde su retiro en Ribadumia, con un polo blanco con los colores de la bandera española en los bordes del cuello (para que nada quedase a la imaginación), junto a su inseparable amigo de correrías, José Benito Suárez, marido de Ana Pastor, el presidente haya hecho un alto en su caminata diaria para charlar con los periodistas. Dos han sido los grandes asuntos que ha buscado remarcar Rajoy: el desafío catalán y la recuperación de la economía. La actitud desleal del independentismo catalán no podía quedarse fuera de la conversación a orillas del oscuro río Umia. Eso sí, el presidente, inmediatamente ha tranquilizado a los españoles porque los instrumentos del Estado de Derecho, con el Tribunal Constitucional a la cabeza, no están de vacaciones, sino que funcionan a pleno rendimiento. También, claro, con los ministros y parlamentarios descansando a dos horas máximo en avión de Madrid. Porque, Rajoy, como ha dicho, no descarta que haya que anticipar la «operación retorno» de agosto si el Parlamento de Cataluña tramita finalmente la ilegal Ley del Referéndum, y podría convocar a sus ministros el día 16 en una reunión extraordinaria.

Y, aprovechando este miércoles el buen dato del paro –56.200 nuevos empleados este mes de julio–, Rajoy, además de insistir en la necesidad de no distraerse con los «cantos de sirena» de PSOE y Podemos, ha vuelto a expresarse decidido a seguir con las reformas que están permitiendo a nuestro país crecer más que ningún otro en Europa. «Si te paras te lleva la marea», ha dicho con su habitual retranca.