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Rajoy se apoyará en Santamaría para la negociación con C’s

El PP asume que Pedro Sánchez recibirá esta semana el encargo de Felipe VI de intentar la investidura

El presidente en funciones, Mariano Rajoy, acudirá a la negociación con Albert Rivera dispuesto a hablar «de todo» ya que la nueva etapa abierta tras el 20-D exige «cesiones» por todas las partes, pero sin salirse del «respeto a la unidad de España y la recuperación económica»
El presidente en funciones, Mariano Rajoy, acudirá a la negociación con Albert Rivera dispuesto a hablar «de todo» ya que la nueva etapa abierta tras el 20-D exige «cesiones» por todas las partes, pero sin salirse del «respeto a la unidad de España y la recuperación económica»larazon

El PP asume que Pedro Sánchez recibirá esta semana el encargo de Felipe VI de intentar la investidura

El foco está girando hacia el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, pero en la dirección del PP dan bastante relevancia a la negociación que la semana que viene intentarán poner en marcha con Ciudadanos. Al menos, es el guión con el que siguen trabajando a día de hoy y que está sujeto a los cambios que puedan derivarse del hecho de que esta semana el líder socialista asuma todo el protagonismo si recibe el encargo del Rey Felipe VI de intentar la investidura. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se ha mostrado partidario de abrir conversaciones con el PP y con el PSOE, y en Génova confían en que un encargo del Rey a Sánchez para que éste lo intente, no altere esa disposición a hablar también con la lista más votada. Aunque los dos no sumen, y necesiten obligatoriamente al PSOE para conseguir la investidura de Mariano Rajoy, desde Moncloa y Génova destacan que ese diálogo tiene que servir de soporte «para dejar en evidencia la resistencia» de Sánchez a buscar un entendimiento con ellos y con Albert Rivera para que pueda empezar a andar la Legislatura. «Y debe evidenciar también la radicalidad de las alianzas que busca, porque nosotros también proponemos un amplio paquete de reformas», puntualizan.

Génova explica que se toma «muy en serio» esos contactos, aunque sea plenamente consciente de que el líder socialista está decidido a buscar acuerdo con Podemos o, si acaso, a explorar un entendimiento con Rivera, pero para dejar a Rajoy fuera del Gobierno.

El líder del PP va a reflejar la importancia que concede a este diálogo con Ciudadanos, si llega a concretarse finalmente, en el rango de su comisión negociadora y en el alcance de los contenidos que está dispuesto a abordar en ella. El partido de Rivera ha señalado un paquete de reformas que quiere impulsar, entre ellas la de la Ley Electoral, de la Ley de Partidos o la de la Constitución. Y Rajoy dice que acude a esa negociación dispuesto a hablar de todo, ya que entiende que la nueva etapa que han abierto las elecciones de diciembre exige «cesiones» por todas las partes. Por tanto, el PP afronta esa posible negociación con luz verde para hablar «de todo» dentro de un diálogo constructivo «que respete la unidad de España y la recuperación económica».

Pese a las diferencias programáticas que pueden separar a PP y a Ciudadanos, en la dirección popular creen que el acuerdo puede ser sencillo en bastantes cuestiones en la medida en que éstos no parten de una posición de máximos como el PSOE «por la presión de Podemos», ni exigen, por tanto, medidas «drásticas e inviables» como la derogación de la reforma laboral.

Rajoy se apoyará en esta negociación en la vicepresidenta en funciones, Soraya Sáenz de Santamaría, sin perjuicio de que en la comisión negociadora haya representantes del partido. Y su intención, según fuentes de su entorno, es que en lo que a ellos afecta, hagan todo lo posible por favorecer puntos de encuentro y por sentar un mínimo de consenso que presione a favor de la gran coalición constitucionalista que él defiende.

Por anticipado, el líder popular ya ha lanzado mensajes al máximo dirigente de Ciudadanos para posicionarse preventivamente frente al movimiento de quienes le señalan como un «obstáculo» en la negociación. El alcance de la «Operación Taula», que se ha llevado por delante al PP valenciano, ha dado munición al mensaje de que Rajoy es el problema aprovechando el desgaste del PP por los casos de corrupción que han salido a la luz pública en esta Legislatura. La dirección popular ha trasladado a la formación naranja que es el momento de hablar de programas y no de entrar en discusiones sobre los nombres «ni de poner en cuestión al candidato más votado en las últimas elecciones de diciembre».

El PP baraja que el próximo miércoles el Rey Felipe VI puede encargar a Pedro Sánchez intentar formar Gobierno. Pero en Génova también siguen decantándose por la hipótesis de que la alianza de la izquierda tiene muy pocas posibilidades de prosperar. Rajoy es uno de los más convencidos de que el entendimiento entre Sánchez y Pablo Iglesias no puede cuajar, no ya sólo por lo que exija el líder de Podemos, sino porque para conseguir sacar adelante la investidura Sánchez necesita también ganarse a sus confluencias nacionalistas. «Para poner de acuerdo a todos Sánchez tiene que cruzar líneas que no podría luego administrar desde el Gobierno», sostienen en Moncloa. Rajoy no deja de repetir que «el problema del PSOE es que no suma». O elecciones o Gobierno del PP, son sus opciones cuando ya ha pasado más de un mes desde los comicios. Él, personalmente, es, de hecho uno de los que más creen que puede llegar a gobernar al final el PP. En su partido, sin embargo, cada vez son más los que creen que Sánchez acabará consiguiendo un pacto de gobierno con Podemos, IU y PNV. Pero aún queda mucho tiempo y muchas piezas pueden cambiar en el tablero. Algunas sustanciales. Hoy, en el entorno de Rajoy niegan que él baraje dar un paso al lado para facilitar un acuerdo de gobierno. Pero, con la prevención, de que ésa es la impresión a día de hoy. «Hoy no vemos que Rajoy pueda apartarse, si lo preguntas dentro de un tiempo, pues a ver», señala un miembro de la dirección popular cercano al presidente. Ahora bien, hay coincidencia en que si él se apartase, sería por decisión personal, no porque nadie desde dentro tenga capacidad de echarle.