Choque

Sánchez desautoriza a Montero con la reforma del «solo sí es sí»

La mayoría de la investidura implosiona tras la ruptura de puentes entre PSOE y Podemos. «Es indecente», señalan los socialistas

Nunca un debate de toma en consideración, el primer paso –casi de trámite– para el inicio de la andadura parlamentaria de una iniciativa, había estado cargado de tanto simbolismo y crispación. En la tribuna, certificándose la implosión de la mayoría de la investidura. En la bancada azul, la soledad total de las ministras de Igualdad, Irene Montero, y de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra. Ningún miembro del Gobierno las acompañó durante la sesión para la reforma de la ley del «solo sí es sí». Tampoco ningún ministro de Unidas Podemos.

«Esa es la foto», resuelven fuentes socialistas, que buscan poner el acento en el aislamiento de los morados La situación en el Consejo de Ministros es insostenible, irrespirable, pero ambas partes parecen decididas a seguir adelante, pese a que el desgaste sea mayúsculo. La titular de Igualdad queda desacreditada ante la intervención del PSOE en su ley estrella. El presidente del Gobierno mantiene como socio de coalición a un partido que ayer le dedicó durísimos ataques desde el Congreso. A pesar de las dificultades de los morados para justificar su continuidad en Moncloa, en el partido resuelven. «No tenemos que dimitir».

«Es indecente. Se han roto todos los puentes», resumían fuentes socialistas en privado. Estas mismas fuentes aseguran que sus socios hace tiempo que no están preocupados ni por el consentimiento, ni por las víctimas, ni por la alarma social creada por las revisiones de penas. «Tenemos responsabilidad y lealtad para con el Gobierno de coalición y solo esperamos lo mismo por parte de nuestros socios. Por lo visto, parece mucho», se quejan en el PSOE.

En público, fue el portavoz en el Congreso, Patxi López, quien puso voz al profundo malestar que recorría al partido y calificó la intervención de Podemos de «impresentable», «irresponsable» y de estar «fuera de la realidad», porque siguen sin reconocer que la norma tiene fallos que han permitido la rebaja de condenas y excarcelación de agresores sexuales.

En Moncloa creen que el PSOE ha ganado el debate de la opinión pública, respecto a la necesidad de reformar la norma y poner fin a los «efectos indeseados» de la ley, en contraposición a la foto votando con el bloque de la derecha que resultó de la toma en consideración. «Lo importante es el para qué y no con quién», repiten insistentemente los socialistas. Sin embargo, existe el temor fundado a que en la manifestación hoy del 8-M, el PSOE perciba el rechazo de la calle, un clima que los morados llevan alentando los últimos días. En tribuna, la portavoz de Igualdad, Andrea Fernández, defendió la posición del PSOE, instando a Podemos a dejarse de «hipérboles» y «hablar de soluciones». «Aquí no valen eslóganes. Estamos cansados de peroratas», afeó a sus socios.

Los morados se mostraron enrocados en su «no» a reformar la ley sin aportar más justificaciones que las ya esgrimidas. Se desplaza el consentimiento o se vuelve al «calvario probatorio» son algunas de las viejas argumentaciones que se repitieron en tribuna, a pesar de que la mayoría de los grupos les recordó que el consentimiento ya era uno de los ejes centrales del Código Penal anterior.

Podemos quiso elevar todavía más el tono de sus intervenciones y para ello escogieron minuciosamente a la diputada que iba a intervenir en la defensa de su rechazo a la reforma. Se barajaron tres posibilidades; la diputada Sofía Castañón, que tradicionalmente ha ofrecido los discursos feministas en la Cámara Baja –pero se encuentra de baja–, la diputada balear Lucía Muñoz Dalda y la diputada catalana Aina Vidal. Se eligió, finalmente, a la segunda, que está muy alineada con las posiciones de Igualdad y que, con un discurso muy duro, acusó a los socialistas de «dar la espalda a todas las mujeres» y de mandar un mensaje de que son «ciudadanas de segunda».

Estos fueron los mensajes que más molestaron a su socio, y ante ello, fuentes moradas respondían «¿qué se esperaban cuando votan con el PP?». Para los morados la «foto» de la alianza PSOE-PP-Vox es la confirmación de que son los socialistas los que «han roto» la mayoría feminista, y de cara a la resolución del conflicto, contestan: «Que lo arreglen ellos». El choque entre ambos es total.

El «no» a la reforma del solo sí es sí ha abierto también un cisma dentro del grupo parlamentario de Unidas Podemos, donde conviven varias sensibilidades que ahora debaten sobre cómo continuar el trámite parlamentario. El ala más dura del partido ya avisa de que no negociará en el trámite de la reforma con el PSOE. Abundan en que ellos sus propuestas no han sido aceptadas, por lo que no tiene sentido volver a intentarlo «si el PSOE no rectifica». «Da igual que presentemos una o siete enmiendas, el PSOE no va a pactar nada», sentenciaban ayer desde Igualdad.

Mientras, los comunes apuestan por llegar a un acuerdo en la fase de enmiendas. Esta es la visión que comparte también Yolanda Díaz, quien mostró su descontento con la situación: «Nunca debimos llegar hasta aquí». Muestra de que el «no» a la reforma y los ataques de Podemos al PSOE no gustaron fue la tensión que se desencadenó minutos antes de la votación. Díaz y Montero se reunieron en una sala, encuentro al que acudió después el diputado Enrique Santiago, que suele mediar entre las diferencias entre ambas partes. Del gabinete de crisis morado nada trascendió.