Negociaciones

Sánchez explora la «vía Junqueras» para frenar el referéndum

ERC pone tres condiciones exigentes para dar su «sí» al PSOE: la amnistía, votar y el traspaso de Cercanías y el «déficit fiscal». Sánchez llama al líder republicano para intentar aflojar sus demandas

Reunión de Pedro Sánchez y Gabriel Rufián
Reunión de Pedro Sánchez y Gabriel Rufián Gonzalo Pérez MataLa Razón

Esquerra mira constantemente de reojo los movimientos de Junts y, tras ver que los posconvergentes han entrado a negociar con el PSOE, ha aprovechado para endurecer el tono y encarecer el precio de su apoyo a una investidura de Pedro Sánchez. Si bien, ese viraje tiene matices porque dentro del propio espacio republicano hay distintos acentos, visibles en Oriol Junqueras y Pere Aragonès.

Aragonès es quien parece liderar la exigencia de un referéndum sabiendo que eso puede permitirle reencontrarse con la bolsa de votantes del independentismo más radical y evitar perder la Generalitat. Esa bolsa de votantes abandonó a ERC, se marchó a Junts y ahora puede verse huérfana si los de Carles Puigdemont pactan con el PSOE. En cambio, Junqueras suaviza mucho más la postura en el ámbito del referéndum y, de hecho, en sus declaraciones públicas suele hacer más énfasis en la amnistía y la agenda del «día a día» (marcada por el «déficit fiscal» y la competencia de Cercanías). Esas son las tres condiciones que exige ERC para dar un «sí» a la investidura: referéndum, amnistía y «déficit fiscal» y Cercanías.

Las diferencias entre Aragonés y Junqueras no son nuevas aunque, de momento, tampoco son estridentes, pero del equipo de Junqueras no queda nadie en el núcleo duro de Aragonés. Mientras Aragonés hace bandera del referéndum desde el Palau de la Generalitat, desde el partido, liderado por Junqueras y con Marta Rovira de «número dos», se apunta como solución la reedición del pacto de 2019 donde la autodeterminación era uno de los temas de la Mesa de Diálogo. Lo apuntó, de hecho, Rovira el pasado día 2 de octubre.

Sánchez es consciente de que este es el gran escollo y para superarlo ha llamado a Junqueras al que también le ha expuesto «su proyecto para los próximos cuatro años y la necesidad de alcanzar un acuerdo de avances y estabilidad para este periodo». Pocas horas después de esa llamada y esa petición del PSOE, el propio Gabriel Rufián, que se reunió con Sánchez en el Congreso, respondió asegurando que la negociación de los presupuestos generales del 2024 «es otro partido». Y este punto puede ser clave: si no hay presupuestos generales del Estado, los recursos de la Generalitat se pueden ver encorsetados.

En todo caso, ERC, que está al frente de la Generalitat, también demuestra que quiere ir más allá de la amnistía y del referéndum y pide activar otras carpetas importantes para el Govern, como la del traspaso de la gestión de Renfe (una reivindicación histórica del nacionalismo catalán), la mejora de la financiación autonómica y los temas pendientes que se quedaron empantanados en la Comisión Bilateral como detallábamos ayer en estas páginas.

Por delante queda ahora una ardua negociación, que no se va a limitar a un PSOE-ERC porque va a estar muy condicionada y envenenada por la rivalidad que hay dentro del espacio independentista. De momento, las conversaciones entre republicanos y socialistas se han desarrollado en una fase preliminar porque no hay nada cerrado aún aunque haya habido avances. Los votos de ERC son fundamentales y lo han sido en la pasada legislatura aunque no exentos de sorpresas y sustos, como la Reforma Laboral.

En esta fase preliminar, Puigdemont había robado protagonismo a ERC. Y Sánchez ayer echó un cable a ERC con la llamada telefónica con Junqueras. Según algunas fuentes parlamentarias, la llamada partió del PSOE, aunque había sido reclamada en el pasado por ERC. Eso sí, no hubo foto ni tampoco parece que vaya a haber más contactos telefónicos, aunque nunca se sabe teniendo en cuenta que las negociaciones se pueden envenenar en cualquier momento. Según fuentes socialistas, el candidato «ha agradecido al líder de ERC el apoyo durante la pasada legislatura y ha subrayado los importantes avances políticos y sociales que se han producido en este tiempo», en una conversación «muestra de respeto mutuo y normalidad política».

Sánchez, en estas frases, reconoce el liderazgo de Oriol Junqueras en ERC frente a Aragonés y viene a reivindicar el pacto sellado en 2019, dando protagonismo a ERC ante Junts. Pere Aragonés, desde Italia, donde mantuvo una reunión con el presidente de la región de Emilia Romaña, reaccionó a la llamada de Sánchez a Junqueras y dijo que «no es más que la normalización de lo que debería ser normal», con escaso entusiasmo y cargando de nuevo con la exigencia de negociar un referéndum de autodeterminación. La llamada de Sánchez también ha colocado a Junqueras en la categoría de interlocutor, lo que es un mensaje a Aragonés y una señal, como reconoció el portavoz parlamentario del PSOE, Patxi López, de que «la negociación avanza».

El presidente en funciones y candidato a la investidura se ha puesto las pilas para buscar los votos necesarios y ha desplegado una amplia agenda. Los partidos políticos, evidentemente, pero también los agentes sociales, los sindicatos y patronal, el tercer sector, el mundo de la cultura y otros que seguirán en los próximos días. Su objetivo es la investidura pero también la legislatura. En sus reuniones con los partidos políticos, el presidente desliza la necesidad de que el Gobierno tenga estabilidad. El PNV fue el primero que recogió el guante.