Viaje oficial

Sánchez no logra arrancar una fecha para la apertura de las aduanas de Ceuta y Melilla

Consigue que Mohammed VI le reciba pero no logra arañar una fecha concreta para la inauguración de los puestos fronterizos de Ceuta y Melilla

A punto de cumplirse dos años desde el histórico giro diplomático español en el conflicto del Sáhara Occidental –que puso instantáneo punto y final a un largo y agrio desencuentro– y algo más de tres meses desde el arranque del actual mandato, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sumó ayer la cuarta visita oficial a Marruecos de su cómputo personal. Y, a diferencia de la última vez, con ocasión de la XII Reunión de Alto Nivel (RAN) hispano-marroquí –celebrada también en Rabat los días 2 y 3 de febrero de 2022–, el presidente sí fue esta vez recibido por el rey Mohamed VI en la capital de Marruecos.

Tras la suspensión en el último minuto –y sine die– de la visita del titular de Exteriores José Manuel Albares a Argel hace diez días y el plantón real del año pasado, Sánchez no podía permitirse otra cosa que ser recibido en Palacio tres días después del descalabro sufrido por su partido en las elecciones gallegas, el presidente niega el cambio de ciclo político. No en vano, la agenda de la visita sólo se hizo sólo pública en el momento en que Sánchez y Albares bajaban las escalerillas del avión oficial sobre la pista del aeródromo rabatí.

Lo cierto es que, en ausencia de acuerdos o anuncios concretos por parte de ambas administraciones, el medio –la instantánea del monarca y Sánchez en el Palacio Real rabatí– fue, en la línea habitual de los últimos encuentros de responsables de ambos países. El mensaje: las relaciones entre España y Marruecos son «excepcionales, las mejores de la historia» –los epítetos se agotan–, se afirma sin rubor del lado ibérico. O, al menos, las dos partes tienen claro que, más allá de los asuntos pendientes y de los que seguirán siendo –geografía condena– objeto de disputa, toca alabar las excelencias de las relaciones bilaterales. Con la tragedia de Barbate aún muy reciente en el recuerdo, para Sánchez la cooperación marroquí es también «ejemplar» en materia de lucha contra el terrorismo, la migración irregular y el narcotráfico dando a entender que no hay ya margen de mejora. El presidente sacó además pecho del plan integral de desarrollo económico para la comarca del Campo de Gibraltar impulsado por su Gobierno y el refuerzo de la presencia en la zona de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

De momento, una vez más, las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla, la promesa más tangible de las suscritas en la hoja de ruta de la cita del 7 de abril de 2022, la de la reconciliación, habrán de seguir esperando para desesperación de la sociedad civil de las ciudades autónomas. Evocadas en la hoja de ruta salida de la reunión gubernamental del 7 abril de 2022 en Rabat y anunciada su inminente apertura en enero del año pasado, los misteriosos problemas técnicos del lado marroquí siguen interponiéndose en el camino de las aduanas –en puridad, restitución de la de Melilla, clausurada unilateralmente por Marruecos en agosto de 2018, y la creación de una de nuevo cuño en Ceuta–.

Como ya ocurriera en la visita del pasado mes de diciembre a la capital marroquí del ministro Albares, Sánchez insistió ayer en que por parte española «todo está listo» para la apertura de los pasos aduaneros pero fue incapaz de concretar la naturaleza de las dificultades técnicas persistentes en el costado marroquí. El presidente, en fin, aseguró que a las dos partes les tocará «seguir trabajando» en ello. «Tan pronto como se completen los preparativos en la parte marroquí vamos a poder comenzar», aseguró el presidente, a dar rienda a un comercio «transparente y regular» entre ambos países.

En cualquier caso, todo apunta a que, a menos de seis años para la celebración del Mundial de fútbol 2030, el magno evento deportivo –el primero de los temas evocados por Sánchez en la rueda de prensa ante los medios– constituye la mejor garantía para evitar un período tan turbulento para las relaciones bilaterales –la teoría del colchón de intereses– como el comprendido entre 2020-2022. El jefe del Ejecutivo español puso en valor las oportunidades de negocio que pueda generar el acontecimiento y anunció para la XIII Reunión de Alto Nivel hispano-marroquí, que deberá celebrarse en Madrid –aún sin fecha–, un foro empresarial destinado al efecto. Además, Sánchez cursó invitación a España a su homólogo magrebí Aziz Akhannouch.

Si fue incapaz el presidente de avanzar un horizonte para la espera infinita de las aduanas, no eludió la pregunta de los medios marroquíes sobre la posición española en el conflicto del Sáhara. Sánchez se reafirmó en los términos de la declaración conjunta suscrita el citado 7 de abril de 2022, en la que quedó constancia del apoyo al plan de autonomía bajo soberanía marroquí para la excolonia española como «la más seria, creíble y realista» de las propuestas. Una persistencia –no ha mediado aquí cambio de opinión- que no habrá debido de sentar en la vecina Argelia con la normalización de relaciones aún a medio rematar. Entre los datos ya conocidos esgrimidos por Sánchez, los del comercio bilateral, que alcanzaron en 2022 cifras récord, aunque los intercambios de bienes y servicios entre ambos países vienen registrando un crecimiento sostenido desde hace dos décadas y se han mostrado siempre al abrigo de las crisis diplomáticas.