Gobierno de España
Sánchez evita ante Casado renegar del pacto con los independentistas
El líder popular confirma su «no» a la investidura mientras instiga la alianza del PSOE con Rivera
El líder popular confirma su «no» a la investidura mientras instiga la alianza del PSOE con Rivera.
El viernes empieza la campaña de las elecciones autonómicas y municipales. Referencia que lo marca todo, también las entrevistas que el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, está celebrando en Moncloa en el papel de presidente «de facto», sin ni siquiera tener cerrados los apoyos para su investidura. El estreno fue ayer con Pablo Casado, hoy seguirá con Albert Rivera y Pablo Iglesias.
La negociación de la investidura debe hacerse en el Parlamento, como el propio Sánchez exigió en 2015 a Mariano Rajoy. Pero lo que el PSOE criticó entonces, en este contexto recibió la bendición del líder del PP.
Ayer apareció un nuevo Sánchez, ajustado a su interés estratégico y electoral de presentarse con el traje institucional de hombre de Estado, capaz de pactar supuestamente a izquierda y a derecha. A Casado, atado por la crisis abierta por los malos resultados en las elecciones generales, le convienen todos los gestos, como el de ayer, que le señalen como líder de la oposición. Y en este esquema se jugó el «balón» durante la hora y media de conversación.
Después de que pasen las elecciones de mayo, y se señalen los apoyos con los que Sánchez es investido presidente, el programa de gobierno determinará también el margen para los pactos de Estado. Pero entretanto Sánchez se comprometió con Casado a reabrir, por ejemplo, el cauce permanente de diálogo sobre la situación en Cataluña, que él mismo cerró cuando fue investido presidente con la moción de censura a Rajoy.
Durante la reunión Casado le pidió a Sánchez que no se hipoteque con los independentistas para formar Gobierno. Sin que el presidente en funciones asumiese el compromiso de evitar ese acuerdo. Ya en su comparecencia en la sala de Prensa del Palacio de la Moncloa Casado insistió en que él es partidario de aplicar el artículo 155 de la Constitución, confirmó que no se abstendrá en la investidura de Sánchez y dejó esa pelota en el tejado de Ciudadanos (Cs). La única alternativa, según apuntó Casado, para que Sánchez pueda ser investido sin contar con ERC, el nuevo partido de Puigdemont o Bildu. Con Cs podría llegar a los 180 escaños, y ahí dejó Casado su invitación a Rivera para que sean ellos los que se abstengan y faciliten una nueva investidura de Sánchez y se evite así que dependa de los partidos independentistas. Ahora bien, él reiteró que el PP en ningún caso lo hará, y la razón que esgrimió es que a diferencia de su partido, Ciudadanos ya ha pactado a nivel nacional, autonómico y municipal con los socialistas.
Es un movimiento que no se va a dar, pero que facilitaría al PP presentarse como el único líder de la oposición del centro derecha. No está en los planes de Rivera, y así lo confirmará esta mañana. Con independencia de que después de las autonómicas y municipales de mayo la formación naranja sí pueda llegar a acuerdos territoriales con el PSOE.
Las dos partes lucieron ayer un tono mucho más conciliador del que se ha escuchado en campaña, hasta el punto de que el presidente en funciones y el líder del PP validaron el compromiso de mantener cauces de contacto, sobre Cataluña, y también en otros asuntos de Estado. En la única entrevista que habían mantenido hasta ahora, el pasado mes de agosto, la posición de Casado fue totalmente distinta. Entonces aseguró que no se fiaba de Sánchez porque estaba convencido de que su intención era ceder ante los independentistas. Ayer Casado sí resaltó que su partido ejercerá una oposición firme y responsable, y que con sus 66 escaños estará muy vigilante sobre cualquier cesión a los independentistas bien competencial o presupuestaria.
El líder popular se esforzó por ser discreto sobre el contenido de la reunión, y los pactos postelectorales, por respeto a las funciones del Rey Felipe VI. Sánchez ha activado en su agenda esta ronda de entrevistas institucionales sin que el Monarca haya abierto la fase de contactos con los partidos que establece la Constitución.
Pero frente a este ejercicio de discreción, al mismo tiempo que Casado informaba del contenido de la entrevista, desde Moncloa difundían por SMS la versión detallada de la misma. Una versión edulcorada de la relación que hasta ahora han mantenido los dos dirigentes. Y con un contenido más propio de quien ya ejerce como presidente del Gobierno que de quien tiene que negociar sus apoyos para ser investido por el Parlamento. Según Moncloa, la reunión había sido muy cordial y había tenido un agenda repleta de temas. Cuestiones de Estado como Cataluña o el futuro del Pacto de Toledo, el impulso a la ciencia y a la transición ecológica. «Hoy se trataba de dar una imagen de unión de país en los asuntos clave y reforzar la institucionalidad. También se ha abordado la situación económica y fiscal», detalló Moncloa.
Como líder de la oposición, Casado indicó que el próximo Gobierno socialista será débil al tener detrás al grupo parlamentario menos nutrido de la historia de la democracia. Pero con el debate estratégico abierto en canal en el PP, Sánchez se aprovechó de la situación para reinventarse una vez más.
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