Investidura

Sánchez revienta la investidura al ceder la réplica a Óscar Puente

El presidente en funciones desprecia al Congreso y solo intervendrá cuando llegue el momento de su investidura

Golpe de efecto o ejercicio de escapismo. Pedro Sánchez ha evitado subir a la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados para darle la réplica a Alberto Núñez Feijóo en su discurso de investidura. Una decisión sin precedentes. Sin precedentes desde el respeto institucional, teniendo en cuenta que el líder socialista sí intervino en las mociones de censura presentadas por Vox la pasada legislatura, las lideradas por Santiago Abascal y Ramón Tamames; también Mariano Rajoy (2016) y Pablo Casado (2019) hicieron lo propio en las que encabezó el propio Sánchez por dos veces y sin visos de prosperar. El presidente del Gobierno en funciones asistió desde su escaño al debate, aplaudiendo y riendo a mandíbula batiente, y fuentes socialistas confirmaron que intervendrá, sí, pero no durante la investidura de Feijóo -el Ejecutivo tiene la facultad de poder hacerlo en cualquier momento-, sino cuando el candidato socialista ostente oficialmente el encargo del Rey y busque para sí la confianza de la Cámara. “Cuando llegue su momento”, señalan.

Desde el entorno de Sánchez han jugado al despiste durante los últimos días, sin querer confirmar que el jefe del Ejecutivo fuera a participar en la sesión de investidura. Sin adelantar sus movimientos hasta el mismo momento en que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, invitó al que fuera alcalde de Valladolid a ocupar la tribuna. Óscar Puente perdió tal condición el pasado 28 de mayo, desalojado por un pacto de PP y Vox, pese a ganar las elecciones. La estrategia del PSOE se explica en varias direcciones. En primer término, buscando ningunear a Feijóo y diluir una investidura que siempre dijeron “tomarse muy en serio”, pese a calificarla sistemáticamente de “fake” y “paripé”. En segundo plano, para “poner al líder del PP frente al espejo de todas sus contradicciones”, según fuentes socialistas. “De ganador a ganador”, arrancó Puente su intervención, recordándole a Feijóo que, en un sistema parlamentario, ser la primera fuerza en unas elecciones no presupone nada más que una victoria efímera, porque quien logra gobernar es quien consigue concitar más apoyos.

En un tercer nivel, Sánchez rehabilita al que fuera su portavoz del partido en 2017, aunque apenas ejerció esta labor por sus salidas de tono, y que perdió el bastón de mando en mayo, asumiendo el coste del desgaste del Gobierno de coalición. El presidente en funciones podría haber optado por su portavoz parlamentario, Patxi López, pero el que fuera lendakari vasco gracias a los votos del PP tenía esta cuenta pendiente con los populares, por lo que se prefirió poner a un diputado que hubiera sido desalojado por los pactos con Vox tras las municipales y no a uno que les debiera el puesto. La degradación no solo se produjo por el ejercicio de escapismo de Sánchez, sino también por el tono de Puente, que exhibió un discurso que poco se corresponde con el de un debate de investidura, en que se interpela por el futuro del país, encadenando golpes bajos al candidato popular. Evitando la tribuna de oradores, Sánchez también evitó las oportunas explicaciones sobre las negociaciones de la amnistía que el PSOE ha entablado con los partidos independentistas para que prospere su reválida en el poder.

Sánchez prefirió no confrontar directamente con el líder del PP. Y esto es en sí una novedad, porque es la primera vez que rehúye un “cara a cara”. Los forzó desde que Feijóo desembarcó en Madrid, en el Senado, y luego en la campaña electoral, donde pidió hasta seis debates –como así se lo recordó el propio candidato popular-, mientras que los diputados del PP le coreaban “cobarde, cobarde” al unísono. Incluso fuentes gubernamentales sostenían el lunes que “nunca renunciamos a un turno”, en alusión a la capacidad del presidente en funciones de intervenir en cualquier momento de la sesión. En Génova causó cierto estupor que el líder socialista declinase participar. "Ha cruzado un límite que no tiene precedentes", señalaron fuentes populares, recordando que, en su día, Felipe González "tuvo la dignidad de responder" a José María Aznar tras ser derrotado en las urnas. En la misma línea, apuntaron que Sánchez tiene reciente su último debate con Feijóo durante la campaña electoral y "ha preferido ahorrarse otra humillación".