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Nueva rectificación del Gobierno: no revisará la inviolabilidad del Rey

Sánchez propone modificar el estatus del Monarca, una reforma que requiere unas mayorías que no tiene para acometerla en esta legislatura. Ábalos le matiza: «Es una opinión y no hay propuesta de revisión sobre la mesa»

Pedro Sánchez
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Sánchez propone modificar el estatus del Monarca, una reforma que requiere unas mayorías que no tiene para acometerla en esta legislatura. Ábalos le matiza: «Es una opinión y no hay propuesta de revisión sobre la mesa».

La reforma cosmética de eliminar un 0,25% de los aforamientos que Pedro Sánchez anunció cuando cumplió los 100 días al frente del Gobierno –cercado por los escándalos académicos de su Gabinete– abrió la caja de pandora del estatus del Rey. Esta reforma de la Constitución limitada a dos preceptos fue advertida como insuficiente por algunos de los socios del Ejecutivo en la moción de censura –Unidos Podemos, nacionalistas e independentistas– que aprovecharon la apertura del melón constitucional para demandar un cambio en profundidad que afectara también a la Casa Real. Entonces, el Gobierno se negó a avanzar en esta profundización para salvaguardar la protección de la figura del Rey. Sin embargo ahora, la inviolabilidad del Monarca se ha puesto de nuevo en cuestión, haciendo incurrir a Moncloa en una de esas contradicciones discursivas a las que nos tiene acostumbrados desde que asumiera las riendas del país.

El presidente del Gobierno planteó ayer –en una entrevista coral con motivo del 40 aniversario de la Constitución–que suprimiría la inviolabilidad del Rey por considerar que ha quedado desfasada e incluso apuntó que el propio Felipe VI también sería partidario del cambio. «Sin duda alguna, estoy convencido de que el jefe de Estado también», reconoció Sánchez, señalando que con el Rey «no habría ningún problema», sino «al contrario». Un «convencimiento» que Moncloa no ha sido capaz de clarificar en qué se basa ni si emana de una conversación directa con el Moncarca en la que éste se hubiera manifestado en estos términos.

En la misma entrevista, el presidente también recordó el requisito de acometer una «reforma agravada» que necesita de amplias mayorías en el Congreso y el Senado, así como disolver las Cortes y convocar elecciones y un referéndum a la ciudadanía. El Gobierno no cuenta con ese respaldo ni tiene pensado impulsar una modificación de tal calado en lo que resta de legislatura. Pero la intención del Ejecutivo quedó en el aire y fue matizada posteriormente por el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que confirmó que «no hay ninguna propuesta de revisión al respecto» encima de la mesa y que las palabras del presidente se corresponden con una «opinión personal».

Esta «opinión personal» contrasta, sin embargo, con el discurso mantenido hasta ahora por el Ejecutivo. En septiembre, cuando se anunció la eliminación parcial de los aforamientos, la ministra portavoz, Isabel Celaá, quiso dejar a salvo de esta modificación la figura del Monarca por considerar que «es importante que el Rey mantenga su inviolabilidad». No era una opinión aislada de la portavoz, unos días antes el Grupo Socialista había votado en el Congreso en contra de una enmienda del PNV –a una propuesta de Ciudadanos sobre aforamientos– que preveía extender la eliminación al fuero de Felipe VI. También en la Cámara Baja el PSOE ha invocado la inviolabilidad del Rey, esta vez del emérito, para evitar que se investigue a Juan Carlos I por los hechos posteriores a su abdicación desvelados por Corina en una conversación grabada por el ex comisario Villarejo. A pesar de las presiones de Unidos Podemos, el partido del Gobierno hizo pinza con el PP y Ciudadanos para vetar su comparecencia en una comisión de investigación.

Sin embargo, las idas y venidas del PSOE y Pedro Sánchez con la inviolabilidad del Rey no se circunscriben únicamente al periodo de los socialistas en el Gobierno. En la vida anterior de Sánchez como líder de la oposición o incluso como aspirante a liderar el partido, los posicionamientos han sido también contradictorios. En el debate de la ponencia del 39º Congreso del PSOE, el que alzó a Pedro Sánchez como líder sin discusión –interna por parte de los barones– en 2017, el partido vivió un tenso debate sobre la definición entre monarquía y república, en el marco del cual se estudiaba también la eliminación de la inviolabilidad del Rey. Entonces, la dirección del «nuevo PSOE» atajó la discusión, evitando que llegara a plenario, llegando a un acuerdo con las Juventudes Socialistas para eliminar también la alusión a un referéndum entre las dos formas de Estado.

Este hecho sorprendió porque muchos recordaban a un Sánchez diputado raso, cuando todavía no había concurrido por primera vez a las primarias del PSOE, defendiendo los valores republicanos en el patio del Congreso, tras la abdicación del Rey. Corría el año 2014 y el que tres días después presentaría su candidatura para liderar el PSOE reconocía que, trascendiendo la disyuntiva entre monarquía o república, era «necesario abrir un debate sobre los privilegios que hay que eliminar de la monarquía del siglo XXI». Sánchez consideró entonces que era «inexcusable acabar con el principio de inviolabilidad del Rey» como uno de esos privilegios, un postulado del que ha renegado hasta ahora. Parece que, en contra de lo que piensa Carmen Calvo, el Sánchez presidente si mantiene algunas de las ideas y planteamientos que defendía el Pedro líder de la oposición o incluso el Pedro diputado raso, antes de asumir ninguna responsabilidad en el Partido Socialista y en el Gobierno de la nación.