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Tensión y desgaste de CiU, balance de los seis primeros mese de Mas

El presidente catalán, Artur Mas, cumple hoy seis meses de mandato sin aprobar unos presupuestos y con tensiones dentro y fuera de CiU por el proceso soberanista, mientras ve cómo ERC le rebasa en los sondeos y le presiona para acelerar una consulta cuya fecha inicial de 2014 se mantiene en el aire.

Que el proceso hacia la consulta por un Estado propio sería un camino de obstáculos ya lo había advertido Mas antes de tomar posesión el pasado 24 de diciembre, después de una tensa campaña electoral marcada por borradores de investigaciones policiales en su contra y que se saldó en las urnas con la pérdida de doce diputados para CiU.

Se refería, esencialmente, a la firme oposición a su proyecto soberanista por parte del Gobierno central y del principal partido de la oposición española, el PSOE, además de al rechazo que suscita una consulta en Cataluña por parte del PPC y de Ciutadans.

Aún así, cuando Mas tomó posesión del cargo en una gris mañana prenavideña, recién cerrado un acuerdo de gobernabilidad con ERC y advirtiendo de posibles "rumbos de colisión"con Madrid por el proceso soberanista, no estaba escrito aún que el President tuviera que lidiar en estos seis meses con tantos frentes en contra.

La feroz crisis económica que decapita gobernantes en media Europa, los problemas de tesorería, las dificultades para pactar los presupuestos con ERC, presuntos casos de corrupción en CDC o las secuelas del espionaje en la política catalana son algunas de las tempestades que este dirigente ha debido sortear.

Los incendios se han desatado también en la propia CiU, en donde Mas ha desplegado artes de malabarista para moderar el serial de enfrentamientos entre los cuadros de CDC, que no ven razones para aplazar la consulta más allá del 2014, y el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, que no parece tener tanta prisa.

Y todo ello con ERC, su socio de legislatura, que le urge una fecha, la de 2014, que actúa como telón de fondo recurrente en esta aún recién iniciada legislatura catalana.

Más allá de las voluntades de cada actor en este relato, la realidad es que la celebración de una consulta, que Mas quiere hacer, en primera instancia, de forma legal y acordada con el Estado, hoy por hoy, no tiene ni la fecha ni la forma despejada.

Aún así, Mas ha recorrido los primeros pasos del proceso -Declaración de soberanía, Ley de Consultas, Consejo Asesor para la Transición Nacional y Pacto Nacional por el Derecho a Decidir- con la espada de Damocles del Tribunal Constitucional, receptor de los recursos interpuestos por el Gobierno contra estas iniciativas.

Y si bien tanto Mas como el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, han expresado públicamente su voluntad de diálogo, la consulta es una línea roja que separa a ambos gobiernos que, sin embargo, en los últimos meses sí parecen acercar posiciones, aún tímidas, en materia de infraestructuras y financiación.

Pero la materia elemental de la que está hecha la acción de gobierno -los Presupuestos- sigue sin resolverse por desavenencias sobre el límite de déficit que marca el Gobierno -que no acepta el 2,1% que piden CiU- y por desacuerdos varios con ERC.

Es una situación que limita aún más el ya escaso margen de maniobra financiera de la Generalitat, que depende en parte del Fondo de Liquidez Autonómica procedente del Gobierno y de traspasos pendientes de Madrid que no siempre llegan.

Aunque hace un par de semanas Mas salió públicamente a defender una legislatura completa, más allá de si hay o no consulta en 2014, la realidad es que Cataluña es la única CCAA sin presupuestos y que el Parlament no ha aprobado ninguna ley desde hace un año.

No obstante, Mas ha llevado a la cámara catalana cuatro proyectos en trámite -depósitos bancarios, accesibilidad, código de consumo y transmisiones patrimoniales- y ha impulsado con otros partidos leyes de transparencia, electoral y de consultas.

La trastienda política ayuda aún menos, con casos de espionaje que han salpicado su gobierno y que ya se han cobrado la dimisión del responsable de Servicios Penitenciarios, Xavier Martorell, así como por la marcha de Oriol Pujol al frente de CDC al resultar imputado por el caso de las ITV o la presunta financiación irregular de CDC por la trama del Palau de la Música.

Tampoco la demoscopia juega a su favor, porque CiU se ha hundido en las encuestas mientras su socio, ERC, partido abiertamente independentista de Cataluña, le supera, aunque por la mínima.

No obstante, y pese a los estragos de gobernar en medio de una tempestad económica y ser pionero en recortes y subida de impuestos, los ciudadanos dan un nota del 5,11 a Artur Mas. Un aprobado para un timonel que no quiere mirar atrás, porque la travesía sigue en medio de aguas turbulentas.