Política

Lucha contra ETA

Investigan si los 4.000 euros que llevaba Ternera eran “dietas” de ETA

Intentan determinar si el dinero procede de los pagos a los negociadores de Noruega

Josu Ternera, antes de ser detenido
Josu Ternera, antes de ser detenidolarazon

Intentan determinar si el dinero procede de los pagos a los negociadores de Noruega.

Los Servicios de Información franceses, en colaboración con la Guardia Civil, tratan de determinar el origen de los 4.000 euros que fueron encontrados en poder de José Antonio Urruticoechea, «Josu Ternera», en el momento de su detención.

Según han informado a LA RAZÓN fuentes antiterroristas, se trabaja con varias hipótesis, entre ellas la de que se trate de dinero aportado por su familia y «cuadrilla» de amigos, algo que era habitual en el caso de los «huidos» de ETA a Francia para eludir la acción de la Justicia.

De confirmarse, una persona acudiría con cierta regularidad hasta algún lugar convenido, en una «cita de seguridad» (nunca en la caseta en la que vivía, cuya ubicación exacta no podía conocer nadie) y le entregaba el dinero, no demasiado, que precisaba para pagar el alquiler, comprar la comida, que él cocinaba.

La otra hipótesis, más complicada para «Ternera», es que el dinero, y el que pueda tener escondido en algún «zulo» no muy lejano a la citada caseta, provenga de las cantidades que ETA dio a sus representantes que acudieron a Noruega en 2011 para negociar con el Gobierno socialista.

En el caso de David Pla e Irache Sorzábal, habrían devuelto a la «tesorería» etarra las cantidades no utilizadas, pero no Urruticoechea, que optó por volver a su refugio próximo a los Pirineos, junto a su mujer Agnes Cerló, en Durban sur Arize. Ese movimiento coincidió con la decisión de la banda de retirarle la asignación de 1.500 euros mensuales que le pasaba. ¿Le quitaron el «sueldo» por no devolver las «dietas» de Noruega; o fue al revés?.

En este caso, «Ternera», en su refugio de los Alpes, estaría realizando una doble clandestinidad: para eludir a las Fuerzas de Seguridad y contra la propia ETA, siempre dispuesta a mandar al «cobrador del frac» a los que no justificaban el dinero que se les ha entregado.

Lo de la lectura del comunicado, que hizo a regañadientes, no conllevaba exponerse a la presencia física de sus antiguos compinches. Leyó el papel que le escribieron, porque no tenía más remedio (no querría colocar a su familia en una situación complicada, porque en ese mundo lo peor es que te digan que no colaboras). Además, podía suponer una salida personal a su situación de clandestinidad y, de paso, calmar los ánimos de la «dirección» etarra.

«Ternera» vivía oculto, pero no se ocultaba. Hacía gala, con quien hablaba, de su condición de escritor venezolano. Compraba en las tiendas lo necesario para sobrevivir y, eso sí, seguía a pie de la letra las normas de la clandestinidad, en el sentido de no ponerse en contacto con familiares y amigos; y no hacer ningún movimiento que pudiera infundir sospechas a sus vecinos.

Vivía en un refugio de montaña construido entre las pistas de esquí, un lugar que, según las mismas fuentes, reunía las mínimas condiciones de habitabilidad y además, residía solo.

En el momento de su detención en el aparcamiento del hospital «Josu Ternera» trató de pasar desapercibido e insistió en reiteradas ocasiones, y en un correcto francés, que debía tratarse de un error. Cuando fue identificado tuvo que entregarse.

Bruno Martí

Por lo que respecta a la documentación falsa que portaba, a nombre de un ciudadano venezolano, Bruno Martí, se investiga su procedencia. No hay que olvidar que en el país caribeño reside una importante colonia etarra y, como ocurrió en su día en Uruguay, podría disponer de los medios necesarios para falsificar documentos.

En cualquier caso, llama la atención que un individuo como Urruticoechea no dispusiera nada más que de un juego de documentaciones falsas. De existir el referido «zulo» tendría disponibles otras identidades para ser utilizadas en caso de que la venezolana quedara inservible al descubrirse su origen ilegal.

Las fuentes consultadas creen que «Ternera» se desplazó directamente a los Alpes cuando la Policía española descubrió en 2013 su escondite del Pirineo. Este individuo siempre tenía un plan de fuga preparado y por eso llevaba «la casa encima», en la voluminosa maleta que portaba, por si no podía volver al refugio.

Este tipo de estrategia fue adoptado por los pistoleros etarras tras la detención sucesiva de Garikoitz Azpiazu, «Txeroki» y los «jefes» que le sucedieron en los distintos «aparatos» de la banda. No les sirvió de nada, porque no tenían la experiencia en clandestinidad de « Josu Ternera».