Covid-19
Por qué algunas personas no tienen ningún miedo a contagiarse y otras tienen pánico.
La manera en la que se responde emocionalmente frente al estrés durante la pandemia del COVID-19 puede depender de varios factores, entre los que se encuentran los antecedentes, el apoyo social de familiares o amigos, la situación financiera, la salud y antecedente emocional, la zona en la que vive, etc...
La mente, el procesamiento de emociones, la gestión de las mismas y la intensidad dependen de diversos factores en la vida cotidiana de cada persona de una manera propia y particular, y si a esto le sumamos un factor estresor como un virus desconocido, que no es controlable, poco predecible, agresivo y sin histórico previo de su comportamiento, esto suena a “apocalipsis” o a película de miedo.
El miedo es visceral, es muy orgánico, no se piensa. Lo que sucede con el miedo en ocasiones es que o arrasa si toca pilares de nuestra seguridad como está siendo esta pandemia que ha tocado los pilares centrales de salud, relaciones y economía. Y a veces lo que sucede es que el miedo es tan intenso o no nos apetece vivirlo, que el cuerpo frente a una crisis importante se va al otro extremo, al de negar lo que sucede, a hacer una negación, por lo tanto el comportamiento de estas personas no será para nada igual que el de las personas que están sufriendo un pánico y una angustia intensa. no está incluso negándolo, o viene como algo fuerte porque toca un pilar central: La salud y la economía.
El miedo puede deberse a varias causas, en este caso viene acompañado de estrés, de incertidumbre, pánico y ansiedad. También ha influido en la gestión emocional y en el impacto sobre nuestro estado interno de manera considerable la vivencia de lo que hayas tenido alrededor y lo que hayas visto o experimentado en primera persona.
Las reacciones emocionales en este momento pueden incluir:
· Sentimientos encontrados, incluida la sensación de alivio con la desescalada aunque esta también traiga desconcierto, alegría, miedo, incertidumbre….
· Rechazo a las personas que no conocemos y nos encontramos en la calle o en el supermercado. Pare e desarrollarse confianza solo en los círculos de conocidos, todo aquel que no conocemos parece generarnos la sensación de infección y si encima no lleva mascarilla, supone una amenaza que nos genera miedo y rabia.
· Temor y preocupación por la salud propia y la salud de nuestros seres queridos.
· Estrés a raíz de la experiencia de tener COVID-19 o pensar que lo tienes por sintomatología similar y tener chequeos hasta que ya no lo has tenido.
· Tristeza, rabia, miedo, excesiva sensación de responsabilidad o frustración porque sus amigos o sus seres queridos tienen temor de contraer la enfermedad por tener contacto con usted, aun cuando se haya determinado que usted puede estar rodeado de personas.
· Culpa o impotencia por no poder desempeñar tareas habituales o responsabilidades familiares, laborales a raíz de todos estos cambios que estamos viviendo.
· Preocupación ante la posibilidad de volver a infectarse o enfermarse nuevamente aunque ya haya tenido COVID-19.
· Otros cambios en la salud emocional o mental.
La intensidad del miedo depende de la edad también que se tenga y de las circunstancias vitales de cada persona, no es lo mismo ser una persona por encima de 70 años, que ser un adolescente, que ser un niño, o tener una familia, o tener a alguien enfermo y de riesgo cerca.
El miedo al contagio es una realidad con la que convivimos, y aunque el 70% de los españoles encuestados para un estudio estadístico ha admitido tener miedo de contagiarse por Covid-19 en su entorno más cercano, sólo el 25% de la población consultada percibe este riesgo de contagio como alto.
Es mas parece que actualmente incluso en algunos casos con la incorporación a la nueva normalidad y la rápida desescalada que muchos describen como excesivamente acelerada, hay dos estilos principales de afrontamiento de la situación que están en extremos de pensamiento, emociones y acción:
1. En un extremo estarían aquellos que quieren vida normal ya, y miran hacia otro lado, que tienen el pensamiento excesivamente optimista y confiado, un tanto mágico, sintiendo que esto ya ha pasado y que nada a suceder o incluso en algunos casos no queriendo ni tocar el tema, y negándolo con la actitud de vida divertida y veraniega normal de siempre.
2. Y por otro lado está el otro extremo que además reacciona a estas conductas y las percibe como insolidarias, irresponsables y sancionables, siendo además personas que rozan el pánico al contagio, viven en un quiero y no puedo, en una sensación de incertidumbre muy incómoda, y esta situación les angustia muchísimo, llegando a presentar fobia social, odio y rabia hacia las personas que no respetan la norma, ansiedad generalizada con mucho malestar por la cantidad de información y amenaza percibida, e incluso sintiendo pánico a relacionarse y salir a la calle.
Y llama la atención de los datos estadísticos reclutados recientemente que sólo el 25% de la población consultada percibe este riesgo de contagio como alto, es decir existe una gran parte de la población que lo ve como algo lejano y ajeno a sus vidas que sólo les hubiera pasado a otros.
En relación a las medidas de protección individual recomendadas, se extrae que el 73% de las personas encuestadas lleva mascarilla cuando sale de su domicilio frente al 16% que declara no utilizar ningún tipo de accesorio de protección como guantes o mascarillas.
Alternativas saludables para sobrellevar el estrés
1. Saber qué hacer si se comienza a sentir enfermo y le preocupa tener el COVID-19, lo más recomendable es acudir al médico y saber su diagnóstico además de dónde y cómo acceder a un tratamiento, a otros recursos y servicios de apoyo.
2. Cuidar la salud emocional. El hecho de cuidar su salud emocional lo ayudará a pensar con claridad y reaccionar ante la necesidad urgente de protegerse y proteger a su familia.
3. Realizar descansos y evitar en exceso, ver, leer o escuchar las noticias. Esto incluye redes sociales. Escuchar hablar de la pandemia reiteradamente puede afectarlo.
4. Cuidar y atender al cuerpo con relajación, respiración, alimentación saludable, cuidando su sueño y el ejercicio físico consciente y regular.
5. Dedicar un tiempo para distraerse: es importante hacer otras actividades que le hagan disfrutar y le mantengan entretenido y relajado.
6. Cuidar dentro de la normativa las relaciones con otras personas. Relacionarnos con personas que nos aporten que nos sumen, que nos hagan reír, o que nos escuchen; Socializar de una manera saludable es un indicador de salud y un antidepresivo natural muy sano.
7. Estar correctamente informados y no hacer caso de rumores o bulos puede ayudar mucho a mantenernos en equilibrio, y actuar con sensatez y tranquilidad.
Y recuerda que lo ideal para este momento, para poder atravesarlo de una manera razonable, sensata, madura y mantenernos en el equilibrio y el respeto, es que pudiéramos ser conscientes del momento que vivimos, saber que sentir miedo e incertidumbre forma parte de algo normal y natural, que recordar lo importante que es cada granito de arena individual nos ayudara a respetar la norma y comprender que es importante cuidar de nuestra salud y ser solidarios con la salud de la sociedad.
Pero al mismo tiempo que respetamos y cuidamos de nosotros y de los demás, estar muy atentos a cuidar nuestra salud emocional y mental, gestionando nuestras emociones para que no se desvíen, pudiendo afrontar la prevención del pánico y la fobia a las personas y la enfermedad y quedarnos en la gestión del miedo y la incertidumbre como algo normal de este proceso.
Ana Asensio
Psicóloga y fundadora de Vidas en Positivo