Salud y bienestar
Tener buenos hábitos previene muchos problemas de contracturas
Las contracturas pueden clasificarse entre las originadas durante el esfuerzo físico o las que aparecen con posterioridad a este, y las residuales, que acompañan a otra lesión.
“Si alguna vez te has llevado la mano al cuello o a la espalda por dolor, es posible que padezcas o hayas padecido una contractura muscular”.
Una contractura se describe como el tono elevado de un músculo en su totalidad. Este aumento del tono es una contracción involuntaria y mantenida en el tiempo. Si un musculo está sometido a un esfuerzo mantenido, postura incorrecta, tensión nerviosa, mal calentamiento o falta de estiramiento después de entrenar, las fibras musculares se acortan en longitud y tienen un menor aporte sanguíneo. Este déficit circulatorio, a su vez, hace que las fibras estén mal nutridas, creando así un círculo vicioso que mantiene la patología. En el caso de contractura moderada el dolor suele ser local, sin irradiar a ninguna otra zona corporal, y a la palpación existe un endurecimiento leve de la zona debido al acortamiento parcial de las fibras musculares.
Cuando los pacientes nos dicen que tienen contracturas en un músculo suelen referirse a los nódulos que se palpan superficialmente. Esos nódulos dolorosos que se encuentran en bandas tensas dentro del músculo son conocidos como puntos gatillos musculares.
¿Existen colectivos más propensos a sufrir contracturas musculares?
Una contractura muscular se puede dar a cualquier edad. La prevalencia es mayor en los adultos jóvenes por encima de 20 años, ya que tienden a ser competitivos, realizar más deporte y/o soportar un gran carga tensional. Hay un llamativo aumento de casos de niños en edad escolar que terminan en consulta por contracturas en la zona cervical. Esto se produce debido a que pasan mucho tiempo con aparatos tecnológicos, o a una mala alimentación.
¿Qué tipos de contracturas musculares existen?
Las contracturas pueden clasificarse entre las originadas durante el esfuerzo físico o las que aparecen con posterioridad a este, y las residuales, que acompañan a otra lesión.
Las contracturas postraumáticas o defensivas se producen tras un impacto. Como respuesta al impacto, el cerebro activa la musculatura adyacente para proteger las estructuras sensibles. Ocasionan un dolor intenso pero se resuelven prácticamente solas después 48 o 72 horas. En este grupo encontraríamos las contracturas cervicales, por ejemplo.
Las contracturas posturales se producen de forma lenta y progresiva por malas posturas o malos gestos. No suelen dar mucho dolor, salvo cuando se asocian a otros músculos cercanos. Aquí estarían los típicos nudos en el cuello.
Los espasmos musculares o contracturas por hipotonía ocurren cuando el músculo está débil y estamos pidiéndole una contracción más fuerte. Es en ese momento cuando se produce una contractura para evitar la rotura de fibras, algo que suele ocurrir con la práctica deportiva.
Por otra parte, además de las contracturas típicas, el hecho de descuidar la salud bucodental puede originar contracturas musculares en cuello y espalda. El síndrome ocluso postural se caracteriza por contracturas musculares en el cuello y la espalda, así como dolores de cabeza durante el día. Estos síntomas están estrechamente relacionados con alteraciones en la posición de los dientes, el tono de los músculos masticadores y el cambio de posición de la articulación temporomandibular. Se estima que aproximadamente un 30% de la población puede padecer estos trastornos. Este síndrome es una disfunción postural. Los dientes desalineados provocan que se transmita un desequilibrio a la musculatura que rodea la boca y esta, a su vez, a las vértebras cervicales, columna vertebral, cadera e incluso, en ocasiones, pudiendo llegar hasta los pies.
¿Cómo evitar y tratar las contracturas musculares?
Lo mejor para tratar las contracturas musculares es prevenirlas, conociendo y poniendo en práctica hábitos saludables. El primer paso en la prevención es la adopción de buenas posturas, ya que el 90% de las contracturas se deben a malos hábitos mantenidos en el tiempo. Muchas personas están sentadas o paradas mucho tiempo, entre las cuales se debe a 8 horas o más por trabajo. En estos casos se recomendará hacer estiramientos cada hora, para prevenir contracturas en las zonas del cuerpo que más usan.
Otra forma de prevenirlas es realizar un adecuado calentamiento antes de la práctica deportiva y un descalentamiento posterior para volver a la situación previa, dando estiramiento y reposo a los músculos empleados en la misma.
Si ya se ha generado dolor y se produce una contractura porque los mecanismos de prevención del cuerpo han fallado, no queda más remedio que tratarla. Se recomienda aplicación de calor seco moderado en tiempos breves (unos 15 minutos) a lo largo del día, acompañados de estiramientos lentos, suaves y controlados. Si el dolor va a más, es crónico o va acompañado de una inflamación en la zona, se pueden recurrir a medidas farmacológicas, pero siempre bajo prescripción médica. Los fármacos utilizados son los antiinflamatorios y los relajantes musculares.
Los objetivos del tratamiento serán:
- La relajación muscular, reduciendo la tensión y el dolor, que se consigue a través de la masoterapia (masaje).
- Inhibición-Compresión isquémica. Con ello se mejora el flujo sanguíneo local, ayudando a que el tejido sane.
- Estiramientos de la musculatura afectada.
- Kinesiotaping. Estabiliza músculos y articulaciones, mejorando la movilidad. Reduce la inflamación y produce efecto analgésico
- Punción seca para desbloquear el punto gatillo.
¿Por qué se precisa una valoración por el médico rehabilitador en estos pacientes?
El médico rehabilitador es el especialista médico que se encarga del diagnóstico, evaluación, prevención y tratamiento de la incapacidad, encaminados a facilitar, mantener o devolver el mayor grado de capacidad funcional e independencia posibles. Se realiza una valoración global del paciente y se pauta el tratamiento de Fisioterapia más adecuado para que este pueda recobrar la independencia de movimientos.
La destacada Dra. Sánchez López es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Salamanca. Se especializó en Medicina Física y Rehabilitación en el Hospital Fundación Jiménez Díaz y fue la fundadora de la unidad de Aparato Locomotor del Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles. Compatibilizando dicha formación, se subespecializó en Foniatría realizando el máster en Foniatría de la Universidad de Sevilla. También cuenta con un máster en Patología de la Voz de la Universidad de Alcalá de Henares y en Hipoacusia y Atención Temprana, ambos por la Universidad de Alcalá de Henares. Actualmente trabaja como médico adjunto en la Unidad de Foniatría del Servicio de Rehabilitación del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, donde atiende todo tipo de problemas de comunicación en prematuros, niños y adultos, siendo dicho hospital de referencia. Es médico foniatra de referencia, siendo vocal de la Sociedad Española de Foniatría. Compagina su labor con la docencia, como profesora de prácticas de estudiantes de medicina y de los médicos residentes en formación en Foniatría. Muchos médicos rehabilitadores de España eligen su unidad para aprender Foniatría. A nivel privado ejerce en el Hospital de Día Quirón salud Talavera, donde pone solución a todo tipo de dolores articulares y musculares. Realiza técnicas intervencionistas, como aplicación de ondas de choque, infiltración ecoguiada analgésica y ácido hialurónico. La puedes encontrar en TOPDOCTORS.
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