
Embarazo
El estrés durante el embarazo puede modificar el cerebro del feto y su conducta futura
Un estudio ha demostrado que el estrés crónico durante la gestación provoca cambios cerebrales diferentes según el sexo

El estrés durante el embarazo puede influir de forma directa en el desarrollo cerebral y el comportamiento del bebé incluso antes de nacer. Un estudio experimental realizado en ratas ha demostrado que el estrés crónico durante la gestación provoca cambios cerebrales diferentes según el sexo: aumenta el número de neuronas en las hembras y lo reduce en los machos en determinadas áreas del cerebro, alterando los patrones típicos de cada sexo.
Según la investigadora Rodríguez, responsable del único laboratorio en España especializado en conducta parental desde una perspectiva neurobiológica, estos cambios también se reflejan a nivel hormonal. En los machos se reducen los niveles de testosterona y en las hembras disminuye el estradiol, lo que desencadena modificaciones neuroendocrinas que afectan a la conducta parental.
Cambios en el comportamiento parental de la descendencia
Los resultados del estudio muestran que las hijas de madres sometidas a altos niveles de estrés presentaron, en la edad adulta, una disminución de los comportamientos maternales. En cambio, los machos desarrollaron conductas de cuidado tradicionalmente asociadas a las hembras.
Estos hallazgos indican que el estrés perinatal altera los circuitos cerebrales relacionados con las respuestas emocionales y los vínculos de apego, y que estos efectos observados en roedores tienen paralelismos con lo que sucede en los seres humanos.
Impacto del estrés prenatal en humanos
En mujeres que vivieron situaciones de estrés crónico durante el embarazo, como violencia doméstica o contextos de guerra, se han observado dificultades para establecer vínculos afectivos y contacto físico con sus recién nacidos. Este fenómeno se debe al aumento del cortisol en las madres, que modifica el entorno hormonal del feto y provoca cambios posteriores en el cerebro y la conducta.
En el caso de las ratas, el aumento de la corticosterona genera efectos similares, reforzando la relación entre estrés prenatal y alteraciones en el desarrollo emocional y social de la descendencia.
Modelo experimental y avances científicos
El equipo de la UNED ha desarrollado un modelo experimental basado en la exposición controlada de ratas gestantes a factores de estrés ambiental, como la luz, el calor y la inmovilización, durante 45 minutos diarios en el último trimestre de gestación. Este modelo, consensuado a nivel internacional, permite analizar cómo las experiencias prenatales afectan al desarrollo del comportamiento parental, una conducta esencial para la supervivencia de las especies.
La UNED inició esta línea de investigación hace más de 30 años y amplió sus estudios en humanos gracias a la colaboración con la Universidad Estatal de Rutgers, en Estados Unidos, y con financiación de los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses.
Un hallazgo esperanzador sobre la crianza
Los resultados en humanos han sido especialmente relevantes y esperanzadores. Las investigaciones muestran que las diferencias tradicionales entre madres y padres en el cuidado del recién nacido tienden a desaparecer cuando los padres se exponen de forma más frecuente y positiva a los estímulos de sus hijos.
Según la catedrática Cruz, la biología, la cultura y la educación no determinan de forma definitiva la capacidad de cuidado, ya que estas diferencias pueden reducirse o incluso eliminarse con la experiencia.
El cuidado parental, lejos de ser un simple instinto, es un delicado equilibrio entre factores biológicos y emocionales. Por ello, los expertos subrayan la importancia de proteger a las madres y a sus hijos desde el inicio, ya que esto es clave para su bienestar y para el futuro de la sociedad.
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