Familia

Isabel Rojas Estapé: cómo enseñar emociones a los niños a través de cuentos

La psicóloga explica la importancia de educar a los más pequeños en inteligencia emocional desde las primeras etapas de vida

Marian Rojas Estapé, psiquiatra: "No todo lo que piensas se corresponde con la realidad"
Marian Rojas Estapé, psiquiatraYoutube Marian Rojas Estapé

La psicóloga Isabel Rojas Estapé ha presentado su libro Necesito un abrazo (Editorial Timun Mas), con el que da inicio a la colección “La neurona exploradora”. Bajo el lema “entenderse más para quererse mejor”, este proyecto busca acercar a padres e hijos al complejo universo de las emociones mediante historias infantiles.

En una entrevista con ¡HOLA!, Rojas Estapé explica la importancia de educar a los más pequeños en inteligencia emocional desde las primeras etapas de vida y cómo los cuentos pueden convertirse en una poderosa herramienta para lograrlo.

¿Cuándo empiezan los niños a ser conscientes de sus emociones?

Según la psicóloga, los niños desde los 0 hasta los 2 años son pura emoción: ríen, lloran y reaccionan, pero aún no logran identificar lo que sienten.

A partir de los 3 años empiezan a reconocer estados básicos como la tristeza o la alegría y, alrededor de los 5 años, ya diferencian emociones más complejas como la sorpresa o el miedo.
Hacia los 7 años alcanzan una comprensión más profunda de sus emociones y de las de los demás, aprendiendo poco a poco a regularlas.

El objetivo del libro, explica Rojas Estapé, es adelantar y reforzar ese proceso de conciencia emocional para que niños y padres puedan interpretarlas y gestionarlas mejor.

La importancia de la educación emocional en la familia

Para Rojas Estapé, una de las claves de la salud psicológica es que los niños aprendan a detectar lo que sienten, comprender por qué ocurre y saber cómo gestionarlo.
Sin embargo, muchos adultos no están preparados para enseñar estas habilidades debido a la falta de educación emocional previa, el ritmo acelerado de la vida y el exceso de pantallas en la infancia.

Entre las principales barreras para que los niños conecten con sus emociones, la psicóloga señala:

  • La ausencia de educación emocional en casa.

  • La falta de tiempo y paciencia de los adultos.

  • El uso excesivo de dispositivos tecnológicos.

  • Las altas expectativas y presiones académicas o sociales.

Los cuentos como herramienta para educar emociones

Los cuentos, explica la psicóloga, son un recurso fundamental porque permiten a los niños identificarse con los personajes, ampliar su vocabulario emocional y desarrollar empatía.

Además, leer en familia crea un espacio íntimo de conexión entre padres e hijos, favoreciendo la comunicación y la confianza.

En este primer título, dedicado a la tristeza, Rojas Estapé diferencia cómo la viven niños y adultos: mientras los mayores suelen expresarla con llanto o apatía, los pequeños tienden a aislarse y dejar de hacer las actividades que disfrutan.

Consejos prácticos para padres

El libro no solo cuenta una historia, también incluye:

  • Ejercicios sencillos para aprender a gestionar la tristeza.

  • Páginas especiales para padres con explicaciones y actividades.

  • Estrategias para hablar sobre emociones en casa.

Rojas Estapé insiste en que los niños aprenden más por el ejemplo que por las palabras, por lo que es fundamental que los adultos también trabajen en su propia gestión emocional.

Neurociencia explicada a los más pequeños

Otro aspecto innovador del proyecto es la introducción de conceptos básicos de neurociencia adaptados a los niños.
A través de personajes como Neurita, los pequeños comprenden cómo funciona su cerebro y cómo las emociones afectan al cuerpo.

De esta manera, aprenderán técnicas simples como respirar para calmarse o reconocer señales físicas de estrés, fomentando su curiosidad y autonomía emocional.

Con Necesito un abrazo, Isabel Rojas Estapé ofrece a las familias un recurso práctico y cercano para fortalecer la inteligencia emocional infantil. Los cuentos no solo entretienen, también enseñan a nombrar, comprender y gestionar las emociones, creando un vínculo más fuerte entre padres e hijos.