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¿Le vas a pedir un perro a Papá Nöel? Te conviene leer esto

Regalar a los pequeños de la casa mascotas es una decisión que se tiene que tomar con mucha responsabilidad y sentido común

¿Le vas a pedir un perro a Papá Nöel? Te conviene leer esto
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La mayoría de las personas que tienen la idea de regalar a sus hijos una mascota en Navidad, generalmente un perro, suelen estar más llenos de buenas intenciones que de información real de lo que supone. Es importante tomar conciencia de que son seres vivos que convivirán con nosotros durante los próximos quince años por lo que conviene estar seguro e informado.

Se acercan las navidades y cada año se repite la misma historia. Padres que tienen la brillante idea de regalar una mascota, generalmente cachorros de perro. Una idea magnífica si se hace de manera responsable, esto es, teniendo en cuenta que una mascota es un ser vivo con todas sus necesidades que no siempre son compatibles con la vida diaria que llevamos. Esto y no perder de vista que la vida media de un perro puede oscilar entre quince y veinte años. Por lo tanto conviene pensarse mucho si se está dispuesto a asumir todas y cada una de las responsabilidades que conlleva. Y no perder de vista que no es lo mismo regalar un pececito que un perro.

Para empezar, ¿comprar o adoptar? Victoria Martínez del Campo y Ricoy, veterinaria y dueña de la clínica Vetsos es firme: “En España en 2016 se abandonaron la friolera de 137.000 mascotas. Esta estadística responde a la pregunta. Adoptar. Siempre. Aprovechando que queremos compartir nuestras vidas con un animal de compañía... ¿Qué mejor que darle una oportunidad a uno que esté en un refugio? Lo que ocurre es que vivimos en una sociedad cada vez más radicalizada en varios sentidos, y uno de ellos es el de los animales. Si compras un cachorro te expones a duras críticas por no adoptar, pero oiga, estamos en un mundo libre, y también tenemos derecho a decidirnos por una determinada raza. Eso sí, mi recomendación es que si vas a comprar lo hagas de la manera más respetuosa con el animal. No perder jamás de vista que son seres vivos que sienten y padecen”.

Viqui, que es madre de dos hijos de 3 y siete y que convive en su casa con varios perros, gatos, peces y pájaros, entiende perfectamente el deseo de muchos niños de tener mascotas pero no pierde de vista la complejidad que ello implica. “Yo me pasé mi infancia pidiéndoles a los Reyes Magos animales vivos, me daba igual el que fuera”, explica. “Y no es raro –agrega- que los niños tengan ese deseo. Pero claro, los padres no siempre tienen ganas de esta responsabilidad, así que lo más frecuente, si quieren agradar a su hijo, es que opten por mascotas aparentemente más inocuas que un perro o un gato, y les compren un hámster, o un conejo. Esta es una buena manera de conocer uno a su hijo, pues si tienen a su cargo la responsabilidad de alimentar, limpiar, y jugar con su mascota, nos daremos cuenta de la capacidad de sacrificio el niño, del grado de empatía que tiene hacia un ser más vulnerable, del grado de implicación... Y desgraciadamente, en muchos más casos de los deseables, el niño se aburre literalmente de darle los cuidados necesarios, incluso de jugar con ellos, más si alguna vez recibe un mordisco de su animalito, así que es muy importante que el adulto esté dispuesto a darle a ese animal los cuidados necesarios, tanto física como emocionalmente (Sí, los conejos también sienten), pues hay posibilidades de que todo quede en un capricho, y no pasa nada, son niños, pero el animal no debería salir perjudicado. Con esto quiero decir que si a los padres no les gustan los animales, es mejor regalarles a los niños otra cosa. La responsabilidad tiene que partir, lógicamente, de los adultos”.

Las mascotas más demandadas, los perros

Hablamos de determinadas mascotas pero lo cierto es que los perros son los que ganan por goleada a la hora de regalar mascotas. La experta reconoce que la Navidad es un buen momento para regalarlo: “a mí me parece una fecha muy bonita para la llegada de un perro a casa, están los niños de vacaciones, es una forma de darle importancia a la llegada del cachorro, y si encima lo traen Papá Noel o los Reyes, ya se convierte en mágico del todo. Pero eso sí, nunca debe ser un impulso la compra de un perro. Es un ser con el que vamos a compartir los próximos igual 14 o 15 años. Merece al menos que sea una decisión bien meditada”.

Las fotos de los cachorros en medio de un jardín o en una casa decorada son idílicas pero no debemos llevarnos por el marketing y sí por la realidad. “Debemos saber que ese precioso cachorrito que apetece estrujar todo el rato, lo primero que va a hacer al llegar a casa es un pis de bienvenida en nuestra alfombra favorita. Y luego una caca, y luego otro pis... y as hasta que termine todas sus vacunas, para lo que con suerte solo falta un mes, si no dos. Es en ese momento que podremos empezar a educarlo”, explica Martínez del Campo. “También debemos saber que además de manchar, va a morder, romper, destrozar a veces, muebles, ropa, paredes, juguetes... Adems corremos el riesgo de que si se queda solo comience a entonar sus cánticos de melancolía, con las consecuentes broncas y/o denuncias de los vecinos. Va a tirar de la correa hasta que consigamos (o no) enseñarle a que no lo haga. Si nos sale muy dominante, vamos a tener que llevarlo atado, o con bozal incluso, si encima es de una raza considerada peligrosa. También debemos saber que nos vamos a gastar en él un presupuesto, tanto en veterinario, como en comida, que no bajará de 500€ al ao (si lo queremos tener bien cuidado y todo en regla), y eso si no se rompe una patita o hay que abrirle el intestino porque se haya tragado el chupete del niño, que entonces el gasto se multiplica”, recuerda. “Y debemos estar dispuestos a todo ello, sin peros y sin dudas”, recalca.

¿Qué tiene de positivo tener un perro a pesar de los inconvenientes?

La veterinaria, con más de veinte años de experiencia como profesional pero que ha vivido prácticamente toda su vida con animales (no solo perros), está convencida de la parte positiva. “Es muy difícil explicarle a alguien que no haya tenido un perro la sensación de tener siempre un compañero dispuesto a dar la vida por ti, dispuesto a quererte sin cuestionarte. Es un amor en estado puro e incondicional. Y eso es maravilloso. También el hecho de tener un perro te da la oportunidad de explorar aspectos de la vida que igual no conocías, como el disfrutar del campo, caminar más, conocer la sociedad de los parques, viajar de otra manera...”

Consejos para adquirir un perro bien por adopción o por compra

La veterinaria tiene muy claro que la mayoría de las personas están perdidas a la hora de dar el paso de tener perro. “Lo primero que recomiendo es que nos pidan consejo a los profesionales, veterinario o adiestrador, antes de elegir. La mejor manera de que todo salga mal y que ese perro finalmente termine en un refugio o en otras manos, es una mala elección del perro. Cada familia es un mundo, y tiene diferentes características que deberíamos analizar antes de elegir, como el espacio del que disponemos, el tiempo que le podemos dedicar, el número de actividades que realizamos que se puedan compartir con un perro, el que alguien en la familia no esté de acuerdo, Si hay niños, y sus edades... Todo esto es mucho ms importante a la hora de decidir que el que nos guste tal o cual raza, por muy bonito que sea. Y en esta elección incluyo a los perros de refugio- No por ser el que más penita da quiere decir que se vaya a adaptar a nuestra familia y modo de vida. Así que una vez asesorados y teniendo claro a grandes rasgos qué tipo de perro queremos (grande/pequeño, Cachorro/adulto, Activo/tranquilo, pelo largo/corto, de raza/mestizo, adoptado/comprado, y un largo etcétera de variables) podemos ponernos a buscar”, comenta.

Lamento ser pesada –añade- pero antes de nada estaría bien darse una vuelta por algún refugio o protectora, o por las redes sociales. Nunca se sabe. Yo misma tengo que reconocer que caí rendida ante la mirada de un perro viejo en Facebook, y hoy está tumbado a mis pies, y con sus diez o doce años, es el mejor perro que he tenido nunca. Y si no, si lo que quieres es comprar un cachorro de raza, entonces debes saber ciertas cosas.

No compres jamás en una tienda de mascotas.


Desgraciadamente el 90% de los perros que se pueden adquirir en tiendas provienen en el mejor de los casos de criaderos masivos en España, y en la mayoría de ellos de criaderos situados en países del Este. “Son todos ellos perros separados de forma temprana de su camada, de su madre, destetados antes de tiempo y sometidos a un estrés importante, pues suelen pasar días y a veces semanas encerrados en pequeños transportines de los que solo salen para ir al escaparate, ya lavaditos y lindos para ser tentación de quien por allí pase”, cuenta con pesar. “En 20 años de experiencia como veterinaria he visto con profunda tristeza cómo muchos de ellos mueren de virus que vienen incubando desde el almacén en que estaban encerrados, o del criadero donde viven hacinados como gallinas, y los que no, casi todos con importantes problemas de conducta por no haber pasado su etapa más importante, la de socialización, de manera adecuada. Todo ello sin contar el doble negocio del supuesto Pedigree, que cuesta 50€ ms y que no es oficial”

La segunda opción es comprar/adoptar un perro de raza de una camada particular. “A pesar de ser los más criticados por no hacer una cría selectiva, pues generalmente es una familia que posee una perrita de raza y la cruza con un perro similar del parque o de algún amigo, sanitariamente hablando son los que más garantías de buena salud física y mental ofrecen, pues quien tiene una camada en casa suele tenerla bien cuidada, suelen tener un seguimiento veterinario, y además son cachorros bien socializados por estar en una familia. Sin duda esta es la mejor opción, si no te importa que el animal no tenga un buen pedigree. Eso sí, mucho cuidado con los anuncios de internet, pues en casi todos pone "perros criados en familia"y son compraventas clandestinos de perros (esto me llevaría a escribir un libro...) así que si se elige esta opción, condición imprescindible que te enseñen a la madre, a los hermanos, y que se pueda constatar que es realidad”, advierte la profesional.

Y la tercera opción si se quiere un perro de raza es ir a un criador de esa raza. Es decir, “un profesional que le apasione la raza, que se preocupe por seleccionar los padres sin defectos genéticos, sin defectos de salud, que se preocupe de socializar a los cachorros, y que en definitiva haga las cosas bien, con profesionalidad y cariño hacia los perros, y no como mero negocio. Eso sí, el precio no suele bajar de los 700/1000 euros el perrito. Pero si lo que buscamos es una raza concreta, con sus características físicas y emocionales, y minimizando el riesgo de taras genéticas, esta es la mejor opción”, explica.

¿Qué valores debemos transmitir a nuestros hijos ante la llegada de un cachorro?

Es una grandísima oportunidad para fomentar el sentido de la responsabilidad en los pequeños. Dependiendo de la edad, deberíamos asignarles alguna obligación respecto al animal. Hay que inculcarles que el perro (o cualquier mascota) es totalmente dependiente de nosotros. Desde bien pequeños se pueden ocupar de ellos. “A mi hijo de 3 años le encanta darles de comer a los gatos. Lo hace a diario, no como responsabilidad, que lógicamente aún no tiene, pero sí como rutina. La de 7 se encarga de apagarles la luz a los peces y me acompaña los fines de semana a pasear a los perros una hora y media por el campo. En fin, buenos hábitos”, explica la veterinaria.

También es importante trabajar con ellos la empatía, pues los niños muy pequeños tienden a la crueldad, por querer jugar con ellos como si fueran objetos. Si lo hacemos bien, nuestros niños serán mejores personas, seguro.

La veterinaria está convencida de que “si eres de esas personas que han decidido que tus hijos crezcan junto a un perro, estás de enhorabuena ya que los perros tienen la gran ventaja de no hablar, lo que quiere decir que toda su comunicación se realiza por lenguaje corporal, y algún ladrido. El aprender a comunicarnos con ellos desde pequeños, nos hace más conscientes de las emociones de los demás, nos hace más empáticos. Nos enseña sobre el amor sin condiciones, sobre la lealtad, y sobre el compañerismo. Son grandes compañeros de juegos (a veces sin saberlo), y a veces ayudan a elevar la autoestima, y si no lo crees, llega a la puerta del colegio un día con tu perro, y verás cómo se siente de importante tu hijo al sentir la expectación que produce”, concluye.