
Cultura y patrimonio
La Diputación de Pontevedra firma con Moaña la humanización del entorno histórico de San Martiño por 1,3 millones de euros
La actuación revitaliza un espacio con más de ocho siglos de historia, cuna de fiestas ancestrales y tradiciones vivas como los furanchos

Moña, localidad costera del Morrazo, acaba de oficializar una ambiciosa actuación urbanística en el entorno de San Martiño. En esta parroquia, situada en la parte alta del municipio, se encuentra una iglesia románica del siglo XII y el histórico barrio de O Cruceiro.
El presidente de la Diputación de Pontevedra, Luis López, y la alcaldesa de Moaña, Leticia Santos, han firmado este lunes un convenio para acometer una humanización integral del espacio de San Martiño valorada en 1,3 millones de euros.
El acuerdo se enmarca en el Plan Extra, un programa de inversión provincial que moviliza hasta 38 millones de euros para ayuntamientos menores de 50.000 habitantes.
Según ha comunicado la Diputación, el proyecto va a "mejorar, poner en valor y recuperar el espacio público para las personas" en el conjunto arquitectónico integrado por la iglesia románica del siglo XII-XIII, los cruceiros y las edificaciones del entorno.
La intervención incluye una plataforma única con prioridad peatonal, la recuperación del empedrado original, mejoras en el saneamiento y la red de evacuación de aguas, así como el soterramiento de los servicios de electricidad y telecomunicaciones. La zona también contará con una iluminación más eficiente y adaptada al entorno.

Origen del entorno histórico
San Martiño alberga uno de los conjuntos arquitectónicos más antiguos del municipio, y también una de sus tradiciones más populares de la comarca: las fiestas de los furanchos. Esta celebración, que cuenta con orígenes documentados desde el siglo XVII, reúne cada otoño a miles de personas.
En el barrio de O Cruceiro, los bajos de las casas se convierten en tabernas donde se sirve el vino sobrante de la cosecha, acompañado de productos tradicionales como castañas asadas y carne de cerdo.
Entre 30 y 35 furanchos abren sus puertas durante tres días que culminan con la salida procesional de la Virgen del Carme, una imagen única tallada en un solo tronco de roble.
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