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¿Y si Cayetana Álvarez de Toledo fichara por “Sálvame Deluxe”?

GRAF2882. MADRID, 17/08/2020.- La hasta hoy portavoz del PP en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo (c), atiende a la prensa este lunes a las puertas del Congreso de los Diputados, después de que el presidente del PP, Pablo Casado, le comunicara esta mañana su destitución. EFE/Juan Carlos Hidalgo Juan Carlos HidalgoEFE

García Egea evoluciona: de campeón mundial de lanzamiento de huesos de aceituna ha pasado, dicen, a «terminator» de amistades peligrosas próximas al Amado Líder. Ahí está sola, fané y descangayada, como reza el tango, Cayetana Álvarez de Toledo, la ex portavoz, che. Los augures políticos la sitúan liderando una nueva corriente, eólica o solar, a la orilla del PP, una cosa entre la FAES y Camille Paglia y su feminismo amazónico, que es algo que les pone mucho a los cowboys de por ahí. No creo que busque puertas giratorias ni que se largue a la Trapa a meditar y hacer chocolate, pese a lo mucho que le pueda gustar la tableta de Aznar. Ni tampoco creo que guarde silencio mucho tiempo, en la línea de María Jiménez y su «no tengo el chocho para ruidos». En todo caso, Cayetana siempre preferiría decir «no tengo los bajos para Satisfyer a tres velocidades» o, más finamente aún, «no tengo el órgano sexual para milongas».

Como no es mujer de banquillo (antes muerta que sencilla) quizá se haga influencer o puede que Jorge Javier Vázquez, el que nació con el puñito en alto, la llame para «Sálvame Deluxe» y así darle al programa un tono chic de «cayetana» culta, brillante y arisca, de marquesa airada pasada por Oxford. Porque Jorge Javier puede tener el puño en alto, pero sabe ver el talento allá donde esté, incluso en la acera de enfrente. Le vendría bien siempre que no atacara en exceso la Ley de Libertad Sexual de Irene Montero ni a los queer, que pueden decidir su sexo cada mañana con el desayuno como Simón elige nueva normalidad a la que asomarse. Y digo todo esto porque no parece que le vaya a tirar los tejos Ferreras, el rojo muy vivo, para que se siente a su vera y ponga en aprietos o de los nervios a sus queridos tertulianos de la nueva y vieja izquierda, pese a que su amado profesor Jorge Verstrynge se haya referido a ella como «un miura», sin aclarar si se refería a su fuerte embestida o a su envergadura. No creo que lo dijera por su pitones, porque Cayetana, eso sí, es de poderío pectoral ajustadito y, desde luego, un poco mayor para Enrique Ponce. Y si canta un tango, será «Cambalache».

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