Almeida, el alcalde de moda: «Es un tío preparado, lo está haciendo genial»

Dichosos los ojos. Los que ven una alfombra roja. Porque qué difícil está la cosa para todo y para esto, más. Las convocatorias de «celebrities», tan habituales, tan divertidas –hasta las aburridas tenían su aquel–, tan numerosas hace menos de un año, se volatilizaron con la misma rapidez con la que nos acosó la pandemia. Tristeza absoluta en la crónica social de calle. Y perdura. Con razón.

Ahora, muy pocas marcas se atreven a asomar la cabeza y cuando lo hacen, las listas de invitados son un dramón. Fiestas de 200 personas reducidas a 30. Tijeretazo cruel. Por eso fue un gustazo el 75 aniversario de la revista «Elle». A ver. Que todo muy comedido, con tests previos, la distancia justa y mascarillas a tutiplén, pero además de mucha cara conocida –oh, cuánto tiempo sin escribir este horrendo lugar común–, estuvo el alcalde. Y el alcalde siempre es bien.

El hombre más deseado de la ciudad. No hay datos que avalen con rigor periodístico tamaña afirmación, pero tampoco hay demasiadas dudas si se sondea el ambiente. Y nosotros lo hicimos. Puntualísimo, Almeida estrenó el «photocall». Y habló de la pandemia y de la vacuna, porque le preguntaron por ello y porque si no lo hace revienta, que la popularidad se la ha ganado a pulso desgañitándose en cada intervención. Y lo cierto es que da cierto sosiego escucharle hablar sobre el tema.

Cauteloso, pero optimista. Alegre. Sonriente. Amable. Educado. Pero con un armario desastroso. Lo dijo él. Aunque, en realidad, se refería al exceso de clasicismo en su estilo, porque moda no consume apenas: «No, la verdad es que no, soy demasiado clásico vistiendo, voy siempre a las mismas tiendas y quizá precisamente por eso debería leer un poco más las revistas de moda, para qué negarlo». ¿Quizá le falte compañía femenina para eso, alcalde? «Sospecho que si tuviera compañía femenina posiblemente cambiaría un poco la vestimenta –reía–. Sería una buena influencia seguro en ese campo».

«En ese campo». En otros, no sabemos, porque de tiempo anda el alcalde justo. Y «sería una buena influencia», en condicional. De lo que se deduce que no existe tal. Ni la influencia ni la compañía femenina. Así andamos, desgranando sus declaraciones para ver si hay hilos de los que tirar. Que el domingo pasado nos dejaba con la duda tras darle el titular del año a nuestro compañero Nemolato: «Almeida, ni soltero ni de oro. ¿Se imagina?». Nos lo imaginamos.

Soltero o no, el alcalde despierta admiración. Al menos en la mayoría de las «celebrities» invitadas anoche. Todo fueron buenas palabras. De toreros, empresarias, diseñadores, «influencers» y actrices. Casi todo el mundo opinó.Nuria March, la primera en saludarle, le dio la enhorabuena por la iluminación de la capital: «Me chifla, es muy consecuente con sus ideas, las expresa divinamente y lo está gestionando de maravilla».

Lo de El Cordobés es pura admiración: «Está haciendo una labor encomiable, nadando contracorriente pero sacando los muebles a flote». «Me ha encantado en el confinamiento –añadía su mujer, Virginia Troconis–, su entereza, su manera de hacer las cosas…». Y juntos aseguraban que si tenían la oportunidad de hablar con él durante la cena, le darían la enhorabuena y le darían su «apoyo incondicional».

A María de León le pirró la bandera iluminada en la ciudad: «De hecho lo puse en mi Instagram para darle las gracias porque son detalles que nos animan muchísimo. Es un hombre al que se le nota su espíritu de servicio a España, y a Madrid en concreto. Piensa en los ciudadanos antes que en sí mismo y lo ha demostrado más que nunca, así que ahora se lo voy a decir en persona». ¿Sabes que no tiene novia? «Pobre, pero yo lo entiendo, porque al final el trabajo que realiza le absorbe y no tiene tiempo». Bien visto.

«Me parece fantástico, tira para adelante, no se calla lo que piensa y le ves con energía y ganas de hacer cosas por Madrid». Esta vez hablaba Álvaro Castejón, la mitad de la pareja creativa de la marca de moda Alvarno, a quien completaba su otra mitad, Arnaud Maillard: «Y con mucha empatía. Tiene un toque de diplomacia, pero siempre dando en la palabra exacta».

Laura Sánchez y su marido, David Ascanio, hablaron de su perfección: «Me parece que está haciendo las cosas muy bien en Madrid», decía ella. «Es un tío preparado, que es como deberían estar todos, y este tío lo está», sumaba él. Y, por último, Mar Saura, espectacular, por cierto, y encantada –además de con el alcalde–, con su nueva línea de cremas, Ocean, que se merece un espacio aparte: «Creo que está trabajando muchísimo y está poniendo la mejor de sus voluntades. Tiene un don de palabra maravilloso y quiero verlo y preguntarle». ¿Preguntarle? «Claro, quiero que me cuente cómo ve el año que viene y más información que él no maneja nadie».

Prudente y bastante modesto, es probable que a Almeida no le guste tanto halago, pero puede estar tranquilo, la balanza ideológica de los famosos está equilibrada. Detractores anoche no tuvo ni uno, pero más de un personaje prefirió no opinar sobre el tema. Que la política es un tema feo, decían. Pues vale. Incluso eso estuvo bien escucharlo porque no hay «photocall» auténtico sin un «no voy a hablar de eso». No perdamos a nuestros clásicos, que la nueva normalidad sin gente siesa no sería lo mismo. Mejor así.

Siempre nos quedará Naty Abascal: «Estoy feliz porque ya ha llegado la Navidad y porque estamos todos vivos». Pues claro que sí, Naty.