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Artur Mas da el «sí, quiero» a los Mittal

Culmina la gran boda india. Tal y como adelantó LA RAZÓN, el presidente de la Generalitat encabezó la comitiva nacionalista del enlace

Joana Ortega larazon

Tras día y medio de festejos previos en diferentes lugares de Barcelona se ha celebrado el enlace matrimonial

No era fácil identificar a la novia entre el exotismo y el desorbitado lujo que se prodigaba en el séquito y los invitados, y eso, a pesar de que los novios se encargaron de vetar determinados colores a los asistentes para que sus flamantes trajes de boda resaltasen entre la multitutd. Lo que se sí quedó claro en el enlace entre Gulraj Beh –un alto ejecutivo del banco HSBC– y Shristi Mittal –la sobrina del magnate del acero Lakshmi Mittal– es que la todopoderosa familia india es capaz de conseguir la genuflexión de quien se proponga, incluso de los mandatarios menos dados a las reverencias. Tal y como adelantó LA RAZÓN, Artur Mas fue uno de los invitados a la lujosa ceremonia, a la que acudió acompañado de su esposa, Helena Rakosnik. El presidente de la Generalitat encabezó la comitiva nacionalista, en la que también se encontraban el alcalde de la ciudad, Xavier Trias, y la vicepresidenta, Joana Ortega, que acudieron junto a sus respectivas parejas.

65 millones de euros

Y es que, si alguien se postulaba como «novia» en el enlace de los Mittal era, sin duda, Barcelona y, con ella, Cataluña. Sin embargo, ni siquiera los 65 millones de euros que se calcula que ha dejado la ceremonia en la ciudada –cifra con la que habría superado los ingresos de París con la boda de la hija de Lakshmi en 2004– han conseguido aplacar las críticas de varios sectores: el cierre de espacios públicos como el Museo Nacional de Arte de Cataluña e, incluso, el regalo de Barcelona a los contrayentes –que consistió en un espectáculo de agua y color en las fuentes de Montjuïc– sumaron más de un detractor, entre ellos, Ricard Gomà, presidente del grupo municipal ICV-EUiA, que catalogó de «lujo obsceno» la ceremonia.

A pesar de todo, después de tres días de celebración, la de ayer fue la jornada de alivio con la que culminó el fastuoso enlace en el que la pareja se dio el «sí, quiero» por el rito hindú. En torno a las 17:00 horas, el novio, vestido de blanco y con turbante fucsia, cruzó a caballo el arco floral que se instaló en el MNAC para dirigirse al lugar donde aguardaban los invitados. La novia, con un despampanante traje rojo bordado hasta los pies en dorado, llegó más tarde –45 minutos, exactamente–, como manda la tradición occidental, a pesar de que ella no entró a lomos de un equino, sino en una flamante limusina Mercedes. Tras la ceremonia y el espectáculo pirotécnico, que se extendió durante diez minutos sobre las 20:00 horas, Gulraj y Shristi compartieron con sus invitados el banquete nupcial en la Sala Oval del MNAC, en la que se esperaba que la fiesta se prolongase hasta las tres de la madrugada. En el ágape, que contó con la firma de Sergi Arola, además de los platos de tradición india y vegetariana, se incluyeron «delicatessen» como su famosa receta de canelones de espinacas y piñones. La guinda la puso el pastelero Christian Escribà, que elaboró un pastel de seis pisos y 60 kilos de peso.

Entre los invitados, fotografiados con un «drone» que incorporaba una cámara y sobrevolaba el recinto, los sobrios «looks» occidentales se mezclaban, casi a parte iguales, con el exotismo y el colorido de aquel país. Aunque también hubo asistentes que quisieron hacer un guiño a la cultura de los contrayemtes, como la propia esposa de Mas, Helena Rakosnik, que lució una chaqueta inspirada en el tradicional «sari» indio. Y es que el presidente de la Generalitat hizo gala de aquellas palabras que prodigó por Bombay durante su visita a La india hace un par de semanas, cuando dijo aquello de que la economía catalana es la «más abierta del sur de Europa hacia los mercados extranjeros». Entonces vendió Cataluña como una «plataforma clave» para que el mercado indio se introdujese en el área mediterránea; pero ayer, a juzgar por la oleada de críticas que se vertían en las redes sociales, muchos ciudadanos se dieron cuenta de que la única clave para conseguir pleitesía es, como casi siempre, ese poderoso caballero...

«Looks» políticamente correctos

Artur Mas y Helena Rakosnik

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, se presentó en la boda con un «look» completamente occidental. En cambio su esposa, Helena Rakosnik, quiso hacer un giño a la estética india y apostó por un mono morado y una levita caldera con estampado de cachemire que simulaba un sari.

Xavier Trias y Puri Arraut

El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, se decantó por el traje oscuro y la corbata azul cielo. Su mujer, Puri Arraut, brilló de acuerdo a las últimas tendencias gracias a las lentejuelas, protagonistas de esta temporada. Combinó el gris perla con complementos de color negro.

Joana Ortega y Rafael Entrena

Joana Ortega, vicepresidenta de la Genera- litat fue la que más se aproximó, gracias a su vestimenta, a la cultura india, con un chal del mismo color que el vestido de la novia. Su pareja, el empresario Rafael Entrena, sumó al clásico traje una bufanda azul.