¿Miente o tiene trato de favor?

Piden la expulsión del príncipe Harry de EEUU por un asunto de drogas

El pasado del hijo de Carlos III vuelve para arruinarle su nueva vida en California. Han forzado a la administración Biden a dar explicaciones por él

El príncipe Harry, en Londres
07 June 2023, United Kingdom, London: Prince Harry, Duke of Sussex, arrives at the Rolls Buildings in central London to give evidence in the phone hacking trial against Mirror Group Newspapers (MGN). A number of high-profile figures have brought claims against MGN over alleged unlawful information gathering at its titles. Jonathan BradyPA Wire/dpa

El pasado con las drogas podría jugarle una muy mala pasada el príncipe Harry. Desde que decidiese romper lazos con la familia real británica y emprender una lucrativa vida sin rendir cuentas a la Corona, se instaló junto a Meghan Markle y sus dos hijos en Estados Unidos, concretamente en Montecito, en California. Como ciudadano británico y ya sin honores tras haber renunciado a todo por su libertad, el hijo del rey Carlos III de Inglaterra solicitó un visado de residencia. Un trámite que sigue generando controversia y es que hay voces que denuncian que no deberían habérselo concedido por su coqueteo con las drogas, que él mismo confesó en su polémico libro de memorias. Eso sí, al parecer, su propia palabra no es considerada una “prueba” de que realmente haya consumido sustancias ilegales. Y es aquí cuando surge el debate.

Portada del libro del príncipe Harry
Portada del libro del príncipe Harry'En la sombra'

La autobiografía del príncipe Harry en la que habla abiertamente del consumo de estupefacientes no es “una prueba” que demuestre que lo haya hecho. Así lo considera el abogado de la administración de Joe Biden, que hace frente a las demandas de su expulsión, previo paso de mostrar públicamente su solicitud de visado. Y es que la legislación estadounidense es muy estricta en este punto y bien le podría haber costado la denegación de su petición de residencia, como así se recoge en la ley federal. Por su parte, el letrado mantiene que su confesión en sus memorias podría tratarse meramente de una iniciativa para “vender libros”, por lo que no ve motivo de escándalo.

Quien desafía al Departamento de Seguridad Nacional y que ha obligado a uno de sus abogados a pronunciarse es el grupo conservador Heritage Foundation. Presionan al gobierno a dar explicaciones y así han tenido que hacer: “El libro no es un testimonio jurado ni una prueba. Decir algo en un libro no necesariamente lo convierte en verdad”, afirma John Bardo, abogado de la administración Biden. Un planteamiento que, Nile Gardiner, director de la citada fundación, considerar un “argumento ridículo”. Él considera probado el consumo, dado que subraya el hecho de que Harry “nunca ha negado nada en su propio libro, incluido el uso generalizado de drogas”.

Es por eso que desde el grupo conservador piden que se desvele en calidad de qué el duque de Sussex entró en EEUU. Y es que podría haberlo hecho mintiendo sobre su pasado, pidiendo una exención o por vía diplomática. Algo que no se ha confirmado aún, pese a la constante insistencia, aunque el abogado Bardo reconoce “plausible” que llegase al país con una visa de “categoría A”, reservada para el cuerpo diplomático y representantes de gobiernos extranjeros de visita por cuestiones oficiales: “Todavía es miembro de la familia real británica y tiene el título de duque de Sussex, sigue siendo un funcionado del gobierno en el Reino Unido por su nacimiento y título”, destaca.

Esta afirmación ha hecho que tome la palabra otro abogado, Samuel Dewey, al servicio de la Heritage Foundation. Lo hace para recordar que, si entró en calidad de diplomático, tan solo puede hacer trabajos en suelo estadounidense para su gobierno y no para propio beneficio, como así está sucediendo sin intención de ocultarlo: “Sin el propio Rey, no se puede venir aquí a trabajar”. Es por ello que califica de “absurda” esta explicación y definió la situación del príncipe Harry en el país como “completamente anómala” y “abusiva”. Y aprovechó para recordar que no debería protegérsele de forma institucional, pues renunció a su condición real para explotar económicamente su intimidad: “Vendió todos los aspectos de su vida privada por, según algunas estimaciones, más de 135 millones de dólares”. De ahí que considere “ridículo” que no se ofrezcan los datos solicitados con la excusa de proteger su privacidad.