Tributo

Los sábados de Lomana: Iconos sin fecha de caducidad, como la eterna Diana de Gales

La vida es complicada y a veces injusta, pero la princesa de Gales siempre estará presente como uno de los grandes y más queridos personajes de la historia de Gran Bretaña

Carmen Lomana con vestido drapeado.
Carmen Lomana con vestido drapeado.@carmen_lomana

Hay personas que son eternas y que jamás desaparecen de nuestras vidas. Eso es lo que ocurre con Diana de Gales, siempre está ahí. Da lo mismo que haya muerto hace 26 años, su imagen sigue igual de actual, su «allure» lo envuelve todo de la misma forma que su leyenda. No hay nada como morirte joven, en pleno éxito y plenitud de belleza, para convertirte en icono sin fecha de caducidad. Acaba de ser portada, otra vez, de la revista «Tatler», en la que se preguntan por qué sigue siendo una figura que no pasa de moda. Estoy segura de que su popularidad hubiese ido en aumento, involucrada en cada vez más causas sociales. Quizá mi única duda es si mantendría su relación con Dodi Al Fayed, persona con no muy buena reputación. Estoy segura de que no la hubiese hecho muy feliz. El gran amor de Diana fue el doctor Hasnat Khan. Se enamoró tanto de él que estaba dispuesta a mudarse a Pakistán.

Este doctor, que actualmente trabaja como cardiólogo, fue dos años el amante y amigo de Diana. Ella le llamaba Míster Wonderful y estaba enamoradísima. Pero no fue correspondida. Él se sentía incapaz de asumir la presión que suponía una relación con la princesa de Gales. Era un hombre muy discreto. Actualmente, a los 62 años, trabaja como médico humanitario en varios países en vías de desarrollo, reside en Essex e imparte clases. Es una figura referente en la cirugía cardiotorácica. Su relación con Diana era tan discreta que, si salían juntos por la calle, ella llevaba pelucas y gafas de sol para no ser reconocida. Todavía no estaba divorciada de Carlos.

Ella moría de amor

Khan echaba horas y horas en los quirófanos del sistema de salud públicos. Un tipo muy normal, y esta normalidad era lo que deleitaba a la princesa, dispuesta a hacerle las tareas domésticas cuando le visitaba en su minúsculo apartamento. Siempre fascina lo que no tenemos. Khan nunca acudía ni a bailes ni a monterías ni nada que oliese a naftalina de la nobleza inglesa, pero Diana moría de amor por él. Estaba dispuesta hasta a convertirse al Islam por él. El doctor siempre tuvo muy claro que aquello no podía funcionar porque estaban muy separados culturalmente y ni siquiera la pasión que se despertaban podía hacer que la relación se prolongara en el tiempo. Según cuentan, él le dijo a Lady Di: «Nuestro matrimonio no duraría más de un año».

Este rechazo hizo que Diana se tirase a los brazos de Al Fayed, hombre cubierto de millones, acostumbrado a los flashes y a las grandes apariciones en su magnífico barco, que acabó de manera muy trágica empotrándose en un túnel parisino. Todos los amigos cercanos sabían que Diana murió enamorada del cirujano que, a pesar de su belleza y encanto, la rechazó a sabiendas de que aquello no podía funcionar.

La vida es así de complicada y a veces injusta, pero Diana Spencer, princesa de Gales, siempre estará presente como uno de los grandes y más queridos personajes de la historia de Gran Bretaña. Diana Eterna.