Crónica

Los sábados de Lomana: "Siempre recordaré las fiestas con paella de Ira von Fürstenberg"

«Ira era un alma libre y viajera a la que no le gustaba echar raíces en un lugar determinado»

Último adiós a Ira von Fürstenberg en Roma
Último adiós a Ira von Fürstenberg en RomaGtres

Cuando entraba en un sitio había que mirarla, era enorme, rotunda y muy bella. Una de esas mujeres italianas al estilo de Sofía Loren. Hija del príncipe Tassilo de Fürstenberg y Clara Agnelli, la poderosa familia de Fiat en Italia, Ira de Fürstenberg era caprichosa y egocéntrica, siempre hacía lo que quería, y, entre otras cosas, se casó a los 15 años con el príncipe Alfonso de Hohenlohe. Ese matrimonio tuvo lugar en Venecia en el año 1955 con dispensa papal, dada la corta edad de la novia. Tuvieron dos hijos varones, Hubertus y Christoph. Este último falleció muy trágicamente, un golpe que afectó mucho a Ira, ya que estaba bastante unida a su hijo.

La conocí en profundidad en las fiestas que organizaba Tomás Terry con motivo de la Feria del Caballo de Sevilla. Siempre iba con él. Su matrimonio con Alfonso duró poco. Siendo los niños muy pequeños, se fue con el «playboy» brasileño Baby Pignatari. Se casó con él en 1961 y se divorció tres años más tarde. Sus hijos se quedaron en Marbella con su padre, a cargo de «nannys» que los cuidaban, pero sin el cariño de una madre. Después, quiso probar suerte como actriz de cine, con resultados bastante malos en películas con Alfredo Landa, como «No desearás al vecino del quinto». La princesa Ira de Fürstenberg, como antes dije, era muy caprichosa y se cansaba rápidamente de todo. Siempre llevó una vida sofisticada y de lujo. Se la relaciona mucho con la Marbella de una época mítica que, personalmente, creo que está sobrevalorada. Hay mucha leyenda incierta.

Ira de Fürstenberg
Ira de FürstenbergGtres

A Ira, donde le gustaba pasar el verano era en el cortijo de Las Monjas de Ronda, propiedad que perteneció a su ex marido Alfonso de Hohenlohe. Recuerdo algunas fiestas en ese precioso lugar en las que se daban cita amigos de todas las partes del mundo. Ella no se complicaba con los menús, siempre daba paella, aunque fuese por la noche. La madre de Ira le decía: «Lo único importante es la elegancia. Siempre hay que buscar la elegancia». La paella por la noche no es muy elegante, pero estaba rica y nos daba energía para bailar sin parar.

Ira Furstenberg
Ira FurstenbergGJB©GTRESONLINE

Ira se había educado en el buen gusto y durante un tiempo, junto a un amigo hindú, diseñó maravillosos objetos de cristal, jade o coral. Yo le compré un precioso collar en una de las exposiciones que hizo en Marbella. Conmigo siempre fue simpática y cariñosa, pero yo del que soy muy amiga y a quien adoro es a su hijo Hubertus. Él siempre buscaba la aprobación y reconocimiento de su madre, echaba en falta su cariño de una forma entrañable. Tiene una enorme creatividad, es un gran fotógrafo, músico y cantante, con un gusto extraordinario para decorar espacios, organizar fiestas y vivir la vida de la forma más alegre posible. Ahora se convertirá en una persona con una gran fortuna y varias propiedades, entre ellas, el palacio que compró su madre en el Madrid de los Austrias. Allí pasaba algunas temporadas, pero Ira era un alma libre y viajera a la que no le gustaba mucho echar raíces en un lugar determinado. Cuando estaba en Ronda, hacía traer en jet privado a su peluquera y su «staff» de belleza para que la atendieran y fuera siempre la mejor. Ayer se celebró su funeral en Roma, a las 12 de la mañana en la iglesia de Los Artistas, en la Piazza del Popolo. Descanse en paz.