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Así fueron los últimos años de Ágata Lys: “Se vino abajo, lo pasó fatal”

La musa del destape de los años 70 falleció hace 40 días en Marbella. No se sabía nada de ella desde hacía años

Ágata Lys
Ágata LysTONI ALBIREFE

Sus desnudos cinematográficos convirtieron a Ágata Lys en todo un «sex symbol»de la Transición, una musa del destape. Pero un buen día desapareció y no volvimos a saber nada de ella. Hasta ahora. La actriz, que vivía sola en la localidad malagueña de Benalmádena, falleció el pasado 12 de noviembre, dos semanas antes de cumplir 68 años. Vallisoletana de nacimiento, madrileña de adopción, enamorada de la Costa del Sol, llevaba una vida muy tranquila en un amplio piso frente al mar, en el mismo edificio en el que Antonio Banderas y Melanie Griffith tuvieron su primer nido de amor.

Nadie entiende que se haya mantenido en silencio la noticia de su fallecimiento durante más de cuarenta días, el porqué de tanto oscurantismo absurdo. Solamente se sabe que llevaba enferma un tiempo.

Conocí a Ágata hace más de cuarenta años, cuando vivía con su pareja, un arquitecto de nombre Fernando, mucho más joven que ella y que, según me comenta una fuente cercana a la artista, «murió hace casi cuatro años. Agatha quedó destrozada, porque Fernando fue su gran amor, su unión fue pasional y profunda, y aquel adiós fue un mazazo tremendo para ella. Desde entonces salía poco».

Ágata Lys
Ágata LysArchivoArchivo

Uno de sus mejores amigos, Tony Aliaga, desvela a LA RAZÓN que «fue un contacto del Ayuntamiento de Benalmádena el que me confirmó la muerte de Ágata, que está reflejada en el Registro Civil de esa localidad». Tony comenzó a sospechar que había sucedido alguna desgracia cuando «no me cogía el teléfono desde hacía semanas. Hablábamos bastante y aquel silencio me dejó muy preocupado. Porque nunca me dejaba una llamada sin contestar. Y ayer me mandaron una captura de la Wikipedia en la que aparecía la fecha de su muerte. Lo que no han sabido decirme son las causas de su fallecimiento».

Fue la misma Ágata la que comunicó a Aliaga que «Fernando ha partido hacia el cielo». Y Tony recuerda que «ella se vino abajo, lo pasó fatal. Pero quiso mantenerlo en secreto. Estaba retirada de todo y quería vivir tranquila. Había sabido invertir muy bien, en inmuebles, todo el dinero que ganó en el cine durante la Transición, montó un hotel con su pareja en Málaga, pero creo que lo vendió al morir Fernando. Estaba muy bien posicionada económicamente, no quería seguir trabajando como actriz, y se instaló en Puerta Marina, en Benalmadena, una urbanización estupenda».

La actriz contaba con un buen patrimonio que heredará su hermana, además de inmuebles, todo su vestuario artístico y otros bienes. La musa de la Transición abandonó el cine del destape en 1978, y la vimos posteriormente en películas como «Los santos inocentes», «Taxi», «Familia» o «Mala uva». En el recuerdo de esa etapa de desnudos quedan filmes del estilo de «Sex o no sex» «Último tango en Madrid», «Streeptease a la inglesa», «El erotismo y la informática» o «El juego del adulterio». La última vez que hablé con ella me confesó que, aunque no se arrepentía de haber hecho ese tipo de películas, se sentía más orgullosa de las rodadas con Carlos Saura, Mario Camus o Fernando León de Aranoa.