Fe

Almudena Rojas Estapé, la Santa Teresa de nuestro siglo

Su padre, el famoso psiquiatra, nos recuerda cómo fue la conversión de su hija a monja de clausura, hace diez años

Almudena Rojas Estapé, monja de clausura llamada Almudena María de la Esperanza
Almudena Rojas Estapé, monja de clausura llamada Almudena María de la EsperanzaLR

La figura de Santa Teresa es una de las más iconográficas del arte audiovisual español. Buena prueba de ello es la multitud de películas basadas en su fascinante existencia. La última ha sido «Teresa», protagonizada por Blanca Portillo. Esta cinta, aplaudida por la crítica, ha sido una de las grandes olvidadas en las nominaciones a los Goya, que se celebrarán el próximo diez de febrero en Valladolid en una gala presentada por Ana Belén y Los Javis. Fue también a través de la pantalla cómo Almudena Rojas Estapé, la menor de los cinco hijos del psiquiatra Enrique Rojas y la notaria Isabel Estapé, descubrió a la religiosa. «Vio la serie de TVE, ‘Teresa de Jesús’, de Concha Velasco, y, a su vez, le influyó ‘Vida de Santa Teresa de Lisieux’, contada por Maxence Van Der Meersch. Otra de sus grandes referencias ha sido San Juan de La Cruz, a quien yo he leído gracias a mi madre. Una de sus obras más especiales es ‘Subida al Monte Carmelo’, que tiene unos versos excepcionales», cuenta a LA RAZÓN el psiquiatra, quien acaba de publicar «Comprende tus emociones» (Ed. Espasa), donde habla, entre otras cosas, de la felicidad que, según él, consiste en «tener mala salud y buena memoria».

Así, hace diez años, en 2014, tras licenciarse en Derecho y Políticas en la Universidad de Navarra con 22 años, su hija Almudena decidió tomar una de las decisiones más importantes de su vida y convertirse en carmelita de clausura. Desde entonces, es una de las veintinueve hermanas que, actualmente, forman parte del Monasterio de La Encarnación de Ávila, un edificio ubicado en el interior de la ciudad amurallada y declarado Patrimonio de la Humanidad. «Últimamente han entrado seis hermanas que tienen entre 19 y 25 años. Todas son universitarias», desvela el doctor en conversación con este periódico. Allí, en 1535, Santa Teresa también ingresó, primero como monja y, más tarde, como madre priora.

Monasterio de la Encarnación de Ávila donde es novicia Almudena Rojas Estapé
Monasterio de la Encarnación de Ávila donde es novicia Almudena Rojas EstapéLR

Almudena, quien, según la prensa, es buena amiga de Tamara Falcó, marquesa de Griñón, hoy se llama Hermana Almudena María de la Esperanza. «Es una más de la congregación. Nosotros vamos una vez al mes a verla. Solemos estar con ella entre cuatro y seis horas. Está al tanto de que su hermana Marian tiene mucha resonancia (es psiquiatra y una de las superventas de España gracias a sus libros de autoayuda) y también del éxito de su otra hermana Isabel, que es psicóloga», confiesa Enrique Rojas. En una entrevista con la COPE, fue más allá y compartió: «No conocía el mundo de las carmelitas desde dentro. Me ha sorprendido la sintonía, el ambiente de paz, la alegría enorme… ¡Se han convertido en una segunda familia para nosotros! Desde la priora del convento hasta las torneras».

La llamada de Dios

Antes de dar este paso, Almudena, que había viajado por cuarenta países y soñaba con ser juez de derechos humanos o dedicarse a la política y estudiar en Georgetown, (EE UU), grabó un vídeo en el que compartía su nueva opción. Se hizo viral. «En el ámbito personal era una chica muy alejada de Dios. Era egoísta, criticaba bastante a la gente y no me sabía el nombres de las niñas con las que vivía en el colegio mayor. El problema de ir acercándome a Dios fue que empecé a ver que me podía pedir algo más y eso me pareció horrible (...) Él quería que fuera numeraria del Opus Dei o carmelita descalza». Y sucedió. Su progenitor ha comentado que, en casa, no les sorprendió su decisión, ya que siempre había sido la defensora de las causas imposibles. «El Señor es el que llama y se vale de eso (...) En nuestra familia había un caldo de cultivo, porque somos católicos practicantes. Entramos en el coche y rezamos el rosario, leemos el evangelio en familia…»

Lo que más sorprendió a todos los Rojas Estapé es que Almudena optara por la contemplación. «Ahí es donde yo veo la mano de Dios», mantiene Enrique, quien encontró gran consuelo en la fe tras perder a su hijo Enrique cuando solo tenía dos años. La poética teresiana sostiene que la misión de las carmelitas descalzas es desaparecer. «Somos el corazón de la Iglesia. Y, si el corazón se ve, se acabó», ha explicado la madre Carmen, priora de la Encarnación.

Monasterio de la Encarnación de Ávila donde es novicia Almudena Rojas Estapé
Monasterio de la Encarnación de Ávila donde es novicia Almudena Rojas EstapéLR

La Hermana Almudena no podrá abandonar el monasterio, donde no hay televisión ni internet ni novelas. «Ahora, viajaré a través de la oración», confesó en 2014, compartiendo una de las grandes características de Santa Teresa, «una mujer que fue apedreada psicológicamente en su época, el Siglo de Oro Español. Me asombra su alegría y que era una gran comunicadora que hablaba con el rey Felipe II y los grandes personajes de su tiempo», en palabras del psiquiatra Rojas. Sin embargo, a pesar de todas esas conexiones, como dijo ella, «solo Dios basta». El doctor, antes de terminar la entrevista, recomienda pasarlo bien en Navidad, pero con «fundamento». «Hay que sustantivar la fiesta. Que se descubra que el cristianismo es una de las raíces más importantes de Europa». Unos valores que calaron fuerte en su hija, quien, si la licencia literaria nos lo permite, se ha convertido en la Santa Teresa del siglo XXI.