Entrevista

César Pérez de Tudela, alpinista: «Vi al Yeti con mis propios ojos, era un homínido gigante»

El escalador más importante de España cumple 85 años. LA RAZÓN habla con este aventurero de sus extraordinarias experiencias vitales

 El montañero César Pérez de Tudela
El montañero César Pérez de TudelaCedida

Su vida se caracteriza por un cúmulo de aventuras excepcionales. César Pérez de Tudela cumple el próximo 16 de junio 85 años con el convencimiento del deber cumplido. Imposible negarle méritos a un hombre cuyo coraje fue siempre su seña de identidad. Su esposa, Lola Sabau, con la que acaba de celebrar cincuenta años de feliz unión, es compañera de viajes, cómplice y guardián de secretos. Ella es quien nos desvela que «mi marido lleva ahora una vida más tranquila, hace dos años que no se marca los retos de antaño. Damos paseos por la montaña, pero ya no está para arriesgadas aventuras. Sufrió dos infartos en la retina, uno en el corazón, y su bajón ha sido importante». Pero César es muy César y su memoria nos remonta a múltiples episodios de su vida, que son todo un ejemplo de superación personal. Nos conocemos desde hace más de 40 años y nuestra charla más parece un dialogo entre amigos que una entrevista.

El peligro de muerte ha sido un mal compañero de viaje…

Me he «muerto» una docena de veces, sentía que la vida se me iba. En una ocasión me pilló la erupción de un volcán y caían lava y piedras por todas partes, y otra vez me caí por un precipicio de trescientos metros y quedé colgado, con las costillas y una pierna rotas. Estaba en total indefensión. No me arrepiento de nada cuando miro hacia atrás. Por ejemplo, en el Zaire me detuvieron porque pensaban que era un mercenario contratado por el presidente ugandés, Idi Amin, para invadir el país. Me pusieron una ametralladora en la frente y me llevaron descalzo por toda la ciudad de Goma. Acabé en un calabozo inmundo con dos negros enormes que llevaban unos látigos. Pensé que me iban a despellejar vivo.

¿Y cuál fue el momento familiar más duro?

El día que murió mi primera esposa en las montañas de Pakistán, en el Indokush. Fue como un episodio bíblico. Me encontraba escalando, y Elena se había quedado en el campamento base. Me llamaron para decirme que mi mujer se encontraba mal. Bajé lo más rápido que pude, me guiaba un porteador, que, cuando le preguntaba por mi esposa, lo mismo me decía «finish» que «good». Me sentía desconcertado. Al llegar a la base, me encontré con el cadáver de Elena metido en un saco. Murió de un edema cerebral. Fue el peor momento de mi vida.

Los infartos le han dado serios disgustos...

Sufrí uno en el Everest y, menos mal que me pudieron rescatar. Tuve otro infarto en el Tíbet. Y un cáncer de próstata.

En una ocasión me confesó que había visto al yeti.

Le vi con mis propios ojos. Es un homínido muy evolucionado, erectus y parecido a nosotros. Después de las glaciaciones, debieron quedarse bloqueados y no evolucionaron como el restos.

¿Dónde lo encontró?

En un bosque de Lete, era un ser muy grande y, al verme, salió huyendo. Yo estaba en la montaña Annapurna.

De los Alpes tampoco le queda un gran recuerdo.

Cuando escalaba la cara norte del monte Eiger, se me congelaron los pies. En Barcelona, los médicos me vieron tan mal que decidieron que había que amputar un pie desde el tobillo.

 El montañero César Pérez de Tudela
El montañero César Pérez de TudelaCedida

Le entró el pánico y por lo visto, se fue huyendo...

En cuanto salió el médico de mi habitación, me vestí y huía a otro hospital. Allí consiguieron salvarme la extremidad.

Algo parecido a lo que le sucedió en la nariz…

Durante una escalada en el Aconcagua, el apéndice nasal se me quedó necrosado en parte. Menos mal que salí airoso de aquello.

A quien se le ocurre descolgarse con una simple cuerda vieja desde la zona más peligrosa del Naranjo de Bulnes…

Había que salvar a dos montañeros en peligro y no me lo pensé dos veces. Conseguimos salvarlos.

¿Qué pasa cuando a uno le agarrota el miedo?

Cuando te encuentras en una pared vertical, a mil metros de altura, y surgen los problema, la voluntad de sobrevivir se hace muy fuerte.

Se presentó a las elecciones generales de 1977.

Y me cabreé con Manuel Fraga, porque iba a ir de número ocho por Madrid, y el me bajó al 20.

Es padre de cinco hijos. ¿Alguno ha heredado su pasión por la escalada?

Bruno es periodista y profesor de esquí. Luego, tengo a Elena, dos años menor. Son hijos de mi primera esposa. Y con Lola tengo otros tres. Entre los dos mayores nació mi hija Claudia, ya fallecida. Para mí fue un gran trauma.