
Opinión
Montse Tomé, vigilante de la playa
Nadie, ni Rubiales, intentaría distraerla con un besito en la boca, dicho sea sin ánimo de ofender

No es que se me aparezca como fantasma, ectoplasma o algo así. Es que tuve una pesadilla: me llevaban a una residencia de mayores de esas que Isabel Díaz Ayuso visita cada noche para envenenar la sopa de los vejestorios residentes. Y por si esto fuera poco, de repente vi que mi cuidadora personal, la que empujaba mi silla de ruedas, era Montse Tomé, la seleccionadora de la Roja femenina. Hombre, ni aunque fuera la señorita Rottenmeier castigando a Heidi sin merienda por no saber quién es Alexia Putellas merecería castigo tan fuerte, creo. Y de chaval no fallaba tantos penaltis, palabrita del Niño Jesús. La verdad es que no conozco de nada a la seleccionadora, solo sé de ella por las fotos publicadas. La imagen que contemplo es la de una mujer aparentemente adusta de moño alto y gesto agrio, áspera, quizá huraña, como una simbiosis de Mirian Nogueras (la del Puchi) al ver una bandera española y una dominatrix alemana que haría temblar al propio Koldo.
Leo a Pepe Luis Vázquez: «Nada de vacaciones para los dirigentes del PP. No hay tregua. Como avanzó LA RAZÓN, el presidente del Partido Popular quiere a todo su ejército con las espadas en alto». ¿Les recetará viagra? Miguel Tellado aclaró: todos en posición de «guardia localizada», o sea, toalla en la arena, tinto de verano, paella y el móvil siempre a mano. Pero haría mal Alberto Núñez Feijóo en fiarse solo de Tellado como comandante en jefe de todas las garitas donde deben hacer guardia los dirigentes peperos. Necesita a su derecha una mano dura. Koldo García podría hacer una gran labor grabándolos a todos, pero yo creo que la vigilante de la playa ideal de la muerte es, sin duda, la mismísima Montse Tomé. Nadie, ni Rubiales, intentaría distraerla con un besito en la boca, dicho sea sin ánimo de ofender.
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