Juicio en Tailandia
El cuchillo de sierra de Daniel Sancho, un alegato que podría no ser ni admitido
¿Premeditación o improvisación? ¿Se admitirán nuevas pruebas para salvar a Daniel Sancho?
Se anunció ayer a bombo y platillo que dos criminólogos, que al final resultaron ser Carmen Balfagón y Ramón Chippirrás, habían presentado ante el juez sus escritos de conclusión que según la defensa deDaniel Sancho eran el as bajo la manga que guardaban y que dejaría claro que no existió premeditación en la muerte de Edwin Arrieta, asunto que creíamos que ya había quedado zanjado por boca del propio fiscal y Marcos García Montes, demostrándose que nada de eso era cierto. El informe, de forma muy sorpresiva, habla concretamente de bolsas de basura que no se utilizaron, del registro en el hotel Panviman, de pasaportes que se entregaron en depósito para alquilar una moto, de que la piragua se compró el mismo día de autos, además de que Daniel iba a cara descubierta pasando por todas las cámaras de seguridad con las que se fue encontrando. Ese documento quiere concluir que no existió premeditación sino improvisación. Pero la duda reside ahora en si el juez admitirá este alegato ya que lo que se permite en la ley tailandesa es que en base a lo juzgado se remita un informe y que no se añada nada nuevo, cuando es exactamente esto último lo que han hecho tanto Balfagón como Chippirrás. Antes de analizar ese dosier debo recalcar que tanto Balfagón como Chippirrás acudieron como parte de los testigos de la defensa durante el pasado mes de mayo para declarar durante el juicio y que el juez les indicó que sus explicaciones no le eran necesarias, por lo que su acceso a la sala les fue denegado. Además, Balfagón continuó con el asunto del cuchillo de sierra, que en teoría un chef local debía asegurar ante el juez que sí, que es cierto que con el mismo se cortan los cocos de forma habitual. Pero resulta que el cocinero siamés no acudió a su cita judicial al día siguiente dejando con las posaderas al aire a más de uno (y una).
La peculiar defensa
Uno no acierta a comprender qué tipo de defensa está padeciendo Daniel Sancho, porque es inconcebible que su equipo de abogados no sepa aún que cualquier turista que desea alquilar una motocicleta por unos días se verá en la obligación de entregar su pasaporte a modo de depósito para cubrir cualquier desperfecto. Por lo que deduzco que el juez no va a quedarse impresionado ante tamaño error.
Se utiliza también la vaga excusa de que al ir a cara descubierta Daniel, en realidad, no estaba preparando ningún crimen. Pero es que si se hubiera puesto un pasamontañas o la careta de Woody Allen habría llamado más la atención. Aunque el quid de todo esto reside en que en la práctica totalidad de las naciones asiáticas las cámaras de seguridad dominan cualquier espacio susceptible de ser transitado por un hombre.
Sobre que Daniel se registrara en el hotel que había pagado Edwin no le exime de haber podido preparar la matanza a conciencia, si acaso lo que demuestra es que sí alquiló otra villa con más facilidades para cometer este tipo de brutalidades a la que, sorprendentemente, no llevó su equipaje. Y sobre si utilizó o no las bolsas de basura que adquirió en unos almacenes, poco debió importar a una investigación a la que ya le quedó claro cómo esparció Daniel –él mismo lo confesó hasta en tres ocasiones además de ante el tribunal– el cuerpo despiezado de Arrieta incluso utilizando un cuchillo que había dentro del bungaló aparte de los que previamente había comprado. Y en relación a la canoa comentar que sí, que es más que posible que tras tratar de esparcir los restos de Edwin en contenedores se hubiera dado cuenta de que en el fondo del mar iba a ser más complejo encontrarlos. De hecho, las primeras partes que aparecieron fueron en el vertedero de la isla.
La improvisación no tiene que ver con el suceso sino con esta particular manera de defender a un acusado. De hecho, la propia Balfagón indica, sin sonrojarse, que en el departamento de menaje de los almacenes Home Mart existen cuchillos de sierra aún más certeros a la hora de descuartizar. Avisados quedemos todos.
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