Caminos separadas
¿La enfermedad o el dinero?: las versiones de la ruptura de Pérez Simón y Silvia Gómez Cuétara
¿Desigualdades económicas? ¿La grave enfermedad de ella? Desgranamos qué ha pasado en la pareja más discreta de la jet
Juan Antonio Pérez Simón se ha convertido en un personaje de la crónica rosa. Poco o nada se sabía de este magnate salvo que se le considera uno de los grandes coleccionistas privados del mundo y mecenas de artistas emergentes. Nació en Llanes (Asturias) y su familia emigró a México donde compartió colegio con Carlos Slim, décimo sexto hombre más rico según la lista Forbes. Ambos han mantenido una trayectoria parecida. La discreción como denominador común de sus vidas y más en lo que se refiere a las historias amorosas. A Slim se le relacionó en el pasado con la princesa Noor de Jordania y a Pérez Simón solo se le conocía su historia de amor con la bella Silvia Gómez Cuétara. Fue precisamente a través del nexo de unión entre el expresidente Felipe González, amigo de García Cereceda y de Slim, que Silvia llegó a la vida de Pérez Simón.
Una relación que ha durado catorce años y que no ha terminado de una manera cordial. En esta historia hay versiones encontradas. Hace una semana el magnate asturiano afincado en México acudió al cumpleaños de la abogada Teresa Bueyes que se celebró en la finca de Illescas, propiedad del dueño de Desguaces La Torre Luis Miguel Rodríguez. El mecenas disfrutó de un almuerzo de paella, embutidos y chuletas además de la actuación de Isabel Luna.
Salvo un asistente que estaba pendiente de sus necesidades, no había interferencias de escoltas para acercarse y charlar con él. La única condición que me dijeron para ese encuentro era que el nombre de Silvia Gómez Cuétara no saliera a relucir. Estaba claro que la historia sentimental no había acabado bien. No hubo necesidad y sí, en cambio, de preguntarle por sus vacaciones en su palacio asturiano de Niembro donde cada año se instala en el mes de agosto. En julio lo hace la que fue su mujer y madre de su única hija de la que se separó, pero nunca se divorció. Hasta el mes de marzo el coleccionista era la pareja oficial de Silvia Gómez Cuétara y, salvo en los círculos más íntimos de ambos, nada se sabía de la ruptura. Como me explicaron el día del almuerzo, la separación fue abrupta, sin vuelta atrás y con derivadas económicas importantes..
A sus 83 años el coleccionista y empresario había decidido dar por finiquitado su compromiso con la que parecía era su compañera de vida. Cuando existe el desequilibrio monetario como en este caso se tiende a buscar la respuesta más sencilla que tiene que ver con el dinero. En el caso de Pérez Simón las personas que por alguna razón le han tratado aseguran que dos rasgos de su carácter son la generosidad y la humildad. Y lo demuestra en sus veraneos donde se relaciona con todo el mundo en su día a día asturiano. En Llanes vive el modista y artista Miguel Marinero que crea esculturas con la madera a la deriva que se encuentra en las playas. «Me llamó para que fuera a su casa de Niembro y se las llevara. Me compró tres. Es un hombre que, a pesar de su condición, mantiene sus amigos de la infancia aquí en Asturias. Es muy bondadoso, querido y respetado».
Sin embargo, la versión A de la ruptura es más emocional. Para la nieta del fundador de las galletas María estos últimos años no han sido nada fáciles por cuestiones de salud relacionadas con su familia y con ella misma. Su círculo más cercano sabía que estaba tratándose de un cáncer desde hace un tiempo. Estas mismas fuentes me aseguraban que al no poder estar pendiente de su pareja el detonante de la ruptura fue su enfermedad.
Silvia, la divina
Apodada La Divina, es de esas mujeres que cuando entra en algún lugar llama la atención de hombres y mujeres. Es alta, muy alta, delgada y con unos rasgos físicos que encuadran un rostro que podría definirse como exótico. No ha frecuentado el mundo social patrocinado porque no lo ha necesitado y ha preferido no formar parte de ninguna lista de elegantes oficiales, tipo Preysler o Abascal. Se casó muy joven, en 1965, con el abogado Ramón Hermosilla, famoso por la defensa de personajes como Cortina y Alcocer en el caso Urbanor y años después se divorciaron. Tuvieron cuatro hijos que a su vez la han hecho abuela. Su segundo marido fue el constructor Luis García Cereceda, fundador de la urbanización La Finca e íntimo amigo de Felipe González. Dos años después de fallecer García Cereceda, La Divina y el mecenas y coleccionista de arte decidieron crear su proyecto de vida en común que ha durado catorce años. La ruptura es complicada y con versiones para todos los gustos.
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