
Corazones
Vicente Dalmau, nuevo soltero de la alta sociedad
Habitual del tendido 10 de Las Ventas, el noble pasea palmito libre, mientras que Don Juan Carlos, su íntimo, llega a Galicia

Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, conde de Creixell y presidente de las legendarias Bodegas Marqués de Riscal Estates & Wines fundadas en 1852, no solo ha heredado uno de los apellidos más sonoros del vino español, sino que ha sabido convertirlo en sinónimo de vanguardia, lujo y distinción. A sus casi 55 años, Vicente Dalmau encarna la versión ibérica del nuevo soltero de oro: guapo, cosmopolita, culto, con sentido del humor y una copa de tempranillo siempre al alcance de la mano.
El pasado 23 de abril, le vimos junto a Don Juan Carlos pasando una agradable velada en el restaurante D´Berto, en O Grove y ahora, con la nueva visita del padre de Felipe VI a Galicia por las regatas no sería extraño volverle a ver, porque este noble (es conde y barón gracias a los títulos que heredó de su abuela Julia Becerra Malvar), amigo de la infancia de Eugenia Martínez de Irujo, cuando uno se cruza con él en el tendido 10 de Las Ventas, el rincón favorito de los buenos aficionados más guapos, no solo destaca por su chaqueta impecablemente cortada o su mirada de torero retirado en lo mejor de su carrera. Dalmau es, sin lugar a dudas, un gentleman español. De los que pueden hablarte con la misma pasión sobre una barrica de roble francés que sobre la faena inolvidable de Roca Rey en Madrid. No es pose: es herencia, es pasión, es sangre. Ha declarado que la tauromaquia tiene mucho que ver con el vino: «En ambos hay una parte de control y otra de entrega, una danza entre el tiempo y el instinto».
Un gentleman español
Criado entre viñedos y castillos, Vicente Dalmau creció respirando la nobleza del vino. Su padre, Francisco Javier Cebrián-Sagarriga, fue un visionario que entendió que el siglo XXI exigiría más que tradición.

Hoy, bajo su batuta, las bodegas han elevado su estatus hasta convertirse en un emblema del lujo silencioso, ese que no necesita logotipos ni estridencias para dejar huella. Dalmau no busca solo vinos excepcionales: busca experiencias, historias, memorias líquidas. Y eso, en un mundo saturado de etiquetas, es un valor diferencial. La compañía tiene sede en Ygay, del siglo XIX, en La Rioja. Actuamente su empresa da de comer a más de cien familias y produce 1,5 millones de botellas al año. En la empresa, también trabaja su hermana Cristina. Suss otras dos hermanas Silvia y Alexia, son farmaceúticas y diseñadoras respectivamente. Detrás de ese porte aristocrático, se esconde un hombre que ha sabido mantener un equilibrio casi mágico entre la vida pública y la intimidad. Discreto hasta lo estratégico, su nombre ha circulado en más de una crónica social, aunque siempre con ese halo de misterio que distingue a los verdaderos protagonistas del papel cuché.
Amor fuera de foco
Dalmau ha tenido relaciones, algunas con empresarias discretas, otras con nobles de abolengo, incluso se le ha vinculado con alguna actriz francesa, pero nunca ha permitido que su vida sentimental acapare más titulares que su trabajo. Cuando se le pregunta por el amor, sonríe con esa mezcla de ironía y melancolía que delata a los románticos pragmáticos: «He amado bien», suele decir. No se le conocen hijos, pero sí una red sólida de amigos con los que disfruta fuera de foco. Fue pareja de la bellísima aristócrata, relaciones públicas y comunicadora María León Castillejo, también estuvo dos años y medio con la modelo valenciana María Ortiz. Su última relación conocida fue Eva Caballero González, fundadora de Agy Agency, una empresa de márketing y comunicación con sede en Alcobendas Madrid. Ella es la última fémina con la que aparecía fotografiado, pero este medio ha podido confirmar que Dalmau es el soltero de oro del verano.
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