
Un piso en Madrid
Este es el patrimonio inmobiliario que Marisa Paredes deja a su hija en Madrid
La actriz falleció este lunes 16 de diciembre a los 78 años.

Nadie lo esperaba. La muerte de Marisa Paredes sorprendía a todos esta semana. Un día antes había acudido al teatro a ver actuar a su hija, María Isasa. "Ha sido repentino esta madrugada. Ella no se encontraba mal, lo que tuvo fue un fallo cardíaco y fue en seguida. El domingo estuvo viendo a su hija en el teatro, tenía intención de seguir trabajando en el teatro", dijo su pareja al llegar al tanatorio.
Marisa Paredes vivía en Madrid, en el barrio de Justicia de Madrid, en un piso de 130 metros cuadrados, en el que residía junto a su pareja, Chema Prado. Una casa que ahora es la única herencia inmobiliaria que deja a su única hija. Se trata de uno de los barrios más cotizados de la capital en el que el metro cuadrado supera los 10.000 euros.
Marisa Paredes regaló un piso a su hija en la capital
Su éxito profesional le permitió realizar pequeñas inversiones inmobiliarias, como el piso que regaló a María en la plaza del Ángel, donde la actriz vive actualmente. Antes madre e hija habían vivido en Pozuelo de Alarcón, en una casa con 3.000 metros cuadrados de parcela.
"Cuando me separé dejé la urbanización de las afueras donde vivíamos y me instalé en el centro de Madrid porque me fascina caminar por sus calles. Cuando vivía en Pozuelo, yendo al teatro, un día el coche me dejó tirada en el túnel del Arco de la Victoria. Armé una buena. Tuvo que venir la policía a rescatarme porque llegaba tarde a la función. Así que me dije: nunca más. Ahora vivo al lado del María Guerrero, del Marquina, del Español, de la Gran Vía… Y si hay huelga de autobuses, voy a pie", destacó Paredes en una entrevista.
De niña, había vivido en la plaza de Santa Ana, donde su madre era portera de un edificio. "Me encerré en el único cuarto que teníamos. Teníamos dos habitaciones, sin baño, la taza del váter estaba en la cocina, con eso te lo digo todo", reveló la actriz en una de sus últimas entrevistas. Por ese motivo, la capilla ardiente se instaló en la plaza de Santa Ana.
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