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Alejado del foco mediático

Javier Caso, el hermano activista de Ana de Armas

La vida de Javier Caso, hermano de Ana de Armas, nada tiene que ver con el glamour y estrellato de la de su hermana, él ha dedicado una gran parte de su historia a luchar contra la represión y la censura en su cuba natal sin querer involucrarla a ella jamás

Ana de Armas GTRES

La noticia de la ruptura entre Ana de Armas y Tom Cruise ha vuelto a situar a la actriz cubana en el foco mediático internacional. Tras varios meses de especulaciones sobre su romance, los medios británicos y estadounidenses confirmaron que la relación no ha prosperado, algo que Ana lleva con la discreción que la caracteriza. Sin embargo, cada vez que su nombre aparece en titulares, también crece la curiosidad por su entorno más cercano, especialmente por su hermano, Javier Caso, una figura poco conocida fuera de Cuba, pero muy relevante dentro del entorno familiar y social de la actriz. Mientras Ana de Armas ha construido una carrera cinematográfica que la ha llevado de La Habana a Hollywood, Javier ha seguido un camino completamente distinto, marcado por el activismo político, la tecnología y una vida en gran parte alejada del foco público.

Tom Cruise y Ana de Armas en imágenes de archivoGtres

Javier Caso nació en Cuba y durante su infancia, igual que Ana, vivieron años difíciles en la isla, con limitaciones económicas, apagones y escasez. Su madre trabajaba en el Ministerio de Educación y su padre, en la industria energética. Ambos educaron a sus hijos en valores de esfuerzo, independencia y sentido crítico. Ana, la menor, siempre mostró una inclinación artística; Javier, por su parte, se interesó por la informática y los asuntos sociales. Esa diferencia marcaría sus caminos, aunque entre ambos siempre existió una relación de cariño y complicidad.

Educados en el esfuerzo

Mientras Ana estudiaba en la Escuela Nacional de Arte de La Habana y soñaba con dedicarse al cine, Javier se formaba en ingeniería informática y se vinculaba con el mundo digital. A él, con el tiempo, esa inquietud lo llevó a implicarse en proyectos relacionados con la defensa de los derechos digitales y la libertad de expresión en un entorno donde el control informativo era la norma, Javier apostó por el activismo, la transparencia y la difusión de información independiente.

Fue uno de los impulsores de pequeñas comunidades online que promovían el debate político y el acceso a información sin censura. Con el avance de Internet en la isla, Javier se convirtió en una figura reconocida entre los jóvenes interesados en el cambio social. Su perfil ofrecía una visión humanista poco habitual y aunque nunca buscó notoriedad, su trabajo atrajo la atención de las autoridades y en varias ocasiones fue objeto de seguimiento y restricciones. Él mismo ha contado en redes sociales que vivió periodos de vigilancia y que algunas de sus publicaciones fueron censuradas.

La actriz Ana de Armas en Nueva York.Gtres

Algo que le parecía tan mal que en 2020 Javier Caso protagonizó una de las acciones más arriesgadas de su trayectoria: una huelga de hambre en protesta por la censura y la represión que, según él, sufrían los activistas independientes en Cuba. La decisión la tomó después de que varias de sus publicaciones críticas con el Gobierno fueran eliminadas y tras recibir advertencias por parte de las autoridades. Durante varios días se mantuvo sin ingerir alimentos, como forma de exigir respeto por la libertad de expresión y denunciar las condiciones de quienes intentaban ejercer el periodismo o la disidencia desde dentro del país. Su gesto, que tuvo un importante eco entre la comunidad cubana en el exilio, fue interpretado como un acto de resistencia pacífica. A través de las redes sociales, aseguró que no buscaba notoriedad, sino llamar la atención sobre la situación de sus compañeros. Finalmente abandonó la huelga por recomendación médica, debilitado pero firme en sus convicciones. Aquella experiencia marcó un punto de inflexión en su activismo y consolidó su imagen como una voz valiente dentro del movimiento cívico cubano.

Con el paso del tiempo, y ante las dificultades para desarrollar su trabajo con libertad, decidió abandonar Cuba. Se instaló en España y desde entonces mantiene una vida discreta y entre otras cosas se dedica a la fotografía. En su perfil profesional se describe como consultor tecnológico y defensor de los derechos humanos. Participa en plataformas de análisis político y colabora de forma puntual con medios independientes cubanos en el exilio. Su discurso es crítico, pero más tranquilo que antaño: aboga por una apertura democrática, el respeto a las libertades y la transformación pacífica de su país.

A nivel personal, Javier lleva una vida sencilla. Vive en España, donde ha encontrado estabilidad y la posibilidad de trabajar con autonomía. Se describe como una persona reservada, amante de la lectura, el cine y la cultura cubana. No frecuenta actos públicos ni eventos mediáticos. Su prioridad, según ha dicho, es contribuir desde su ámbito a mejorar la realidad de su país y apoyar a su familia. A pesar de su discreción, ha ganado visibilidad como parte del entorno de Ana de Armas. Cada vez que la actriz protagoniza un gran estreno o un acontecimiento sentimental. Y es que no todo el mundo es hermano de una estrella de Hollywood.

La relación de Javier con Ana de Armas

La relación entre los dos hermanos es fluida, y, de hecho, en una ocasión, cuando Javier mantenía sus perfiles abiertos al público, escribió bajo unas imágenes de ella “eres una de las cosas más importantes de mi vida. De las personas más talentosas y especiales que he conocido. Estoy muy orgulloso de ti”. Y quizá por ello, conociendo sus deseos como actriz, siempre la mantuvo al margen de su activismo y de su lucha por la libertar de expresión en Cuba por la que llegó a ser arrestado en varias ocasiones.