Entrevista

Natalia Estrada, del escandaloso romance con Paolo Berlusconi a la cría de caballos: «Silvio parecía inmortal»

Fue novia del hermano del político fallecido. Recuerda ahora a su excuñado y nos presenta su nueva vida en el campo

Natalia Estrada: La mujer que susurraba a los caballos
Natalia Estrada: La mujer que susurraba a los caballoslarazon

Hoy, Natalia Estrada, vive una etapa feliz junto a su marido Andrea «Drew» Mischianti, pero en el pasado sentimental de la asturiana aparece el nombre de Paolo Berlusconi, el hermano menor del fallecido Silvio Berlusconi. La que fuera presentadora estrella de la televisión, tanto en España como en Italia, guarda buenos recuerdos de quien fuera su cuñado: «Llevaba luchando contra una leucemia desde hace bastante tiempo, y es una pena que haya muerto. Apenas tenia relación con él, porque tras romper con su hermano cambió todo. Esa separación también acabó con las raíces de la relación en todos los aspectos y no mantuve lazos muy intensos. Si he tenido que lanzar un mensaje de felicitación o, en esta ocasión, un pésame, lo hago, pero siempre he sido muy discreta. Es evidente que viví un momento muy importante de mi vida con la familia Berlusconi. Silvio siempre fue una persona muy extrovertida, muy simpático, con muy buen humor, y muy farandulero, incluso ante una desgracia o una situación difícil sabía salir adelante de una manera muy elegante. Era un hombre muy polifacético al que le gustaba disfrutar de la vida en toda su extensión. Trabajó mucho para llevar una buena vida», declara.´

Tanto en la política como en la televisión y el amor. Natalia le sitúa «en la cúspide de la política, del medio televisivo, luchando por lo que creía justo. Su muerte no era esperada a pesar de su enfermedad. Es que parecía un hombre inmortal. Es como esos artistas de los que piensas que nunca van a morir, porque, en realidad, cuando una persona escribe páginas de la historia, queda en la memoria tanto de los que le quisieron como de los que le odiaron. Silvio ha dejado un recuerdo muy fuerte, tanto como político como empresario».

A sus cincuenta años de edad, Estrada conserva la belleza de antaño. «Cuido sobre todo la belleza interior, me cuido mucho y hago ejercicio. Soy una mujer muy feliz al lado de mi marido Andrea, mi hija y mis dos nietos. Disfruto mucho como abuela. Llevo dieciocho años con mi esposo, vivimos en el campo, en un rancho con muchos animales, caballos, perros, vacas… Esa es mi vida ahora, una vida inmensamente feliz, llena de satisfacciones y alegrías». Su finca se llama «Ranch Academy» y está ubicada en la localidad de Cortazzone, muy cerca de Turín. En pleno campo.

Una única hija

Antes, y hablamos de su primer marido, estuvo casada seis años con el presentador italiano Giorgio Mastrota, padre de su única hija, Natalia, que ahora tiene 28 años y es deportista, y juntos presentaron el famoso programa transalpino «Il giocco delle coppie». Después apareció en su vida sentimental Paolo Berlusconi, pero el noviazgo fracasó, tras seis años de convivencia, y acabaron tomando caminos separados. Paolo había estado casado dos veces, la primera con Mariella Bocciardo, con quien tuvo dos hijos, y la segunda con Antonia Rosa, en la que nacieron otros dos. Con Natalia también estuvo a punto de casarse, pero el amor dio paso a la rutina y decidieron romper.

Sin lugar a dudas, Andrea, dueño de una escuela de equitación y cría equina, es el hombre de su vida: «siempre tuve pasión por los caballos y la vida al aire libre, y mi marido comparte conmigo esa filosofía. Tenemos una gran complicidad, nos entendemos con mirarnos. Vivimos la misma pasión e iguales proyecciones en la vida, eso es lo más importante. Solo discutimos a la hora de elegir el caballo que quiere montar cada uno».

Su cambio radical, pasar del mundo artístico al de la cría caballar «fue un recorrido natural. Cuando ves que la televisión da un giro radical que no te gusta, es mejor apartarse de ella. Porque estaba llena de baches, con programas demasiado crueles que hablaban demasiado de la intimidad de las personas, y yo me desligué. Y no me arrepiento. Es más, en los últimos años me han ofrecido proyectos que siempre he rechazado. Es algo que no me apetece lo más mínimo. Esa tele ya no divierte, no va conmigo. No cambiaría mi vida actual ni por todo el éxito del mundo», asegura.