
Confesiones
Octavi Pujades: "Me quedo sin luna de miel"
El actor comparte con LA RAZÓN su frenético trabajo y algunas de las facetas más desconocidas de su vida personal

Se acaba de casar, pero no solo no está de viaje, sino que esta noche trabaja. Octavi Pujades (Barcelona, 1974) nos atiende mientras saluda con varios «holas» y «cómo estás» a todo el que se cruza al entrar en el Teatro Amaya de Madrid, donde interpreta «Me entiendes o te lo explico». El pasado sábado 19, el barcelonés, que se licenció en Medicina antes de dedicarse a la interpretación, protagonizaba una divertida boda con la también actriz Anna Senan en una masía con vistas a Montserrat, de la que aún se están recuperando. «Lo difícil ha sido organizar todo lo del enlace –nos adelanta– porque le pedí matrimonio el 4 de agosto pasado y como estábamos en Madrid trabajando hemos tenido que gestionar muchas cosas a distancia. Esta semana ha sido una locura». Teniendo en cuenta que montaron una fiesta de disfraces y acabaron repartiendo pizzas, aquí además de amor, hay mucho humor.
Octavi, ¿ha sido la boda que soñasteis?
Ha salido mejor de lo que esperábamos, tanto el sitio como los proveedores, como la actitud de la gente, porque todos los invitados, que era una pequeña familia de 80 personas, han ido a pasárselo súper bien.
¿Lo de quitarse el traje de novio y vestirse de soldado imperial de la saga «StarWars»?
Soy muy friqui. De hecho, estoy montando el primer museo de ciencia ficción de Europa. Junto con mi socio, hicimos un «crowdfunding» a principios de año y a final del verano empezamos a construirlo. Habrá varias franquicias de ciencia ficción y piezas originales.
Y en un ratito, de nuevo función, «Me entiendes o te lo explico». ¿De qué va la trama y cuándo se les puede ver?
Estamos en el Teatro Amaya de miércoles a domingo hasta el 24 de agosto. Es un vodevil que nos traslada a los Juegos Olímpicos de 1992, donde un perdedor ha montado una taberna catalana que acaba convertida en un local de ambiente. Interpreto cuatro papeles.
Tras esta obra, ¿cómo se presenta el otoño a nivel laboral?
El 25 de agosto ya tengo otra obra en Barcelona, «Por delante y por detrás», otro vodevil de enredo en el que estaré hasta enero. Y luego «La Ratonera», también en Barcelona, hasta mayo. Tanto a nivel profesional como personal estoy muy bien, con mucha tranquilidad de espíritu y haciendo teatro, que es algo que me encanta y lo tengo asegurado durante un año. Eso sí, me quedaré sin luna de miel por trabajar.
Si preguntan por un médico en la sala, ¿levanta la mano?
Pues es claro que sí, aunque estoy muy oxidado, pero me obliga el juramento hipocrático que hice tras estudiar Medicina, la ley y la ética personal. He tenido que hacer de médico varias veces, en un avión, en un centro comercial, sobre todo en casos de crisis epilépticas o mareos y también en algún accidente de tráfico.
¿Qué es lo que más le preocupa de nuestro sistema sanitario?
Hay que huir del sistema de privatización de los servicios públicos, que es pan para hoy y hambre para mañana, mejor dicho, pan para unos pocos, porque hemos construido un sistema sanitario que funcionaba y no podemos permitir que desde determinados estamentos se privatice lo que es de todos.
Son ya 26 años en cine, teatro y televisión. ¿Qué registros le gustaría mostrar que aún no ha tenido la oportunidad?
Me gustan mucho los papeles de malo, porque eres el antagonista y no tienes tanta presión. Además, si están bien escritos son incluso catárticos.
¿Alguna habilidad que solo conocen sus íntimos?
Me gusta mucho dibujar. De joven hacía algún cómic y una época trabajé para un tatuador en Barcelona.
Tiene dos hijos, Alicia y Jordi, de 21 y 19 años, una generación que tiene complicado independizarse. ¿Los suyos van por buen camino?
Como la gran mayoría de personas de su edad tienen un futuro muy incierto. Tienen claro que si no estudian, tienen que trabajar. Lo hacen y no se les caen los anillos. Tienen muy buenos valores.
Para terminar, ¿cuánto ha echado de menos a su padre este fin de semana?
Mucho. A mi padre y a mi madre, a mi tía, a los abuelos de Anna, para todos tuvimos un recuerdo.
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