Entrevista
Pipi Estrada fracasa de nuevo en el amor: "Me sentí humillado por Andreína, y decidí romper"
"Me encuentro fracasado emocionalmente", lamenta
Parecía su pareja definitiva, la mujer con la que compartía amor desde hace cuatro años, pero Pipi Estrada y Andreína han roto. Fue el periodista el que tomó la decisión de separarse, tal y como cuenta a nuestro periódico. "Me he sentido humillado, quería envejecer a su lado, pero hay límites que no se deben traspasar, y ella lo ha hecho".
- ¿Por qué han roto?
- En la vida te ilusionas, te enamoras, pero, por distintas circunstancias, se desmorona todo.
- ¿Se ha desenamorado?
- No, sigo enamorado, pero ese sentimiento tiene que estar bien canalizado y estructurado, para que te aporte paz y tranquilidad, y una buena armonía.
- ¿Que ya no existe?
- Estábamos de vacaciones en Mojácar, tuvimos una fuerte discusión y no me gustaron las formas de Andreína, me sentí humillado, y cuando uno llega a ese extremo lo mejor es frenarlo de golpe. Y decidí romper. A lo mejor no estaba con la persona adecuada y tengo que encontrar la felicidad en otro lado.
- Andreína es demasiado celosa…
- Mucho, celos infundados porque jamás le he sido infiel. No tiene sentido su desconfianza. Y no le he dado el menor motivo para que tenga esa rabia de celos y desconfianza. Ve fantasmas donde no los hay. Me fiscaliza el teléfono, origina conflictos absurdos y ha traspasado los límites normales. Y no quiero que esta situación se siga repitiendo con el paso de los años.
- De todas formas, se sentirá dolido, ¿no?
- Me encuentro fracasado emocionalmente. Tenía tanta ilusión con esta pareja que está ruptura me afecta mucho. Vivía exclusivamente para mi hija, mi pareja y mi trabajo, el Pipi de las salidas nocturnas ha quedado en el pasado, y comprenderá que este fracaso es muy duro.
- ¿No es posible una reconciliación?
- La cabeza me pide que no, y el corazón que sí. Y estoy inmerso en la pelea de esas dos partes tan importantes de mi cuerpo, veo nuestro futuro complicado a no ser que haya un cambio de ciento ochenta grados. Las discusiones no deben ser irracionales y tan salidas de tono, ni las formas tan duras y desproporcionadas. Eso no hay quien lo aguante. Andreína y yo no hemos vuelto a hablar desde que rompimos. No se nada de ella. Y ahora pienso que lo mejor que nos ha podido pasar es separarnos…
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