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Buenos Aires

Isabel Pantoja, posible «Superviviente»

Pantoja en uno de sus viajes a Madrid
Pantoja en uno de sus viajes a Madridlarazon

Mientras Chabelita sigue en la maternal dulce espera arropada por el clan sanluqueño de Alberto Isla –y eso que Cantora cae a un tiro de piedra, su madre cavila, ultima y remata para reaparecer en tres programas de Telecinco donde hace tres años despidió el ejercicio con Kiko y Jorge Javier. Fue una ceremonia cómplice y llena de júbilo, como lo que está a punto de llegar. Alberto Isla ha hecho madre a Chabelita afianzando así lo que parecía divertimento amoroso y ya es una gran pasión. Sus amigos cuentan cómo el yerno de la tonadillera sentó la cabeza por la buena esperanza y ante lo que su joven pareja lo hace reflexionar. Nunca viene mal, incluso con tan corta edad. En pocos días estos jóvenes se convertirán en padres, lo que quizá ponga fin a la cerrazón de los Pantoja ante el temor a este mocito pinturero que lo mismo aspira a torero que monta un concierto de rap.

Lo evidente y reconfortante es que la juvenil pareja sigue junta, pese a los intentos desestabilizadores y los tuits de la rubia rusa –con la que supuestamente el futuro padre habría mantenido un «affaire»–, que parecían torpedos lanzados desde Marbella. Estos rumores de infidelidad alcanzaron la línea de fuego, pero no movieron la firmeza entregada de Chabelita, aquella a la que celestineó Chelo García Cortés prestándole su apartamento de Jorge Juan. La colaboradora también considera si se hace «superviviente», pero no acaba de decidirse. Sería bueno verla compartir isla paradisiaca con la Pantoja, quien la apartó de sus fieles. Eso no se le hace a una amiga; si eres de fiar, más bien hay que advertir del peligro y de que hay «moros» –o acechantes a la caza y captura- en la costa, venteada, pero radiante como pocas. Si por su anterior colaboración –para la que contó con la ayuda de su hijo Kiko– pudo cobrar cien millones o eso dicen, la crisis no rebajará el caché de la artista al prever dos especiales y siete días en plan salvaje apoyando a los participantes a pie de playa. Viajará con todo previsto, como hizo Amador Mohedano cuando fue a Honduras para alentar a su esposa Rosa, que acabó triunfadora. Pero no superará las cotas impactantes logradas por Daniela Cardone, a la que echamos de menos. Me aseguran que triunfa por allá, volcada en teles dramáticas y alguna incursión teatral, porque Buenos Aires es una de las grandes capitales escénicas del mundo junto con Nueva York –donde acabo de ver a Denzel Washington en «Las uvas del verano», aunque le prefiero en clásicos como «Otelo»– Londres y París. Madrid no queda a la zaga aunque no tenga nombres tan enganchadores , con aquella época de Mary Carrillo, las Gutiérrez Caba, Aurora Bautista o Amparo Rivelles, ya no digamos Lemos, Rodero o Manuel Dicenta, figuras sin continuidad. Pero tenemos a Arturo Fernández, ahora bajo la dirección de Boadella, quien le ha sacado jugo a su histronismo incombustible ayudándole a bordar el papel de Don Juan. Un experiento como el Moncho Borrajo representando a Quevedo, o la revisión de «Bernarda Alba», dirigida por Pérez de la Fuente y protagonizada por María Jesús Valdés. Precisamente, con ese aire dominante de Bernarda Alba apareció Pantoja, mostrándose intransigente con el amor de su niña. Pero ante el peligro de perderla para siempre, bajó la guardia y, aún viviendo separadas, el vínculo no se rompió. Algo de lo que nos alegramos.