
Caso Malaya
Isabel Pantoja y las técnicas «de los narcos»
Un perito asegura que se detectaron pequeños ingresos periódicos en sus cuentas, tal y como hacen los traficantes para blanquear

A pesar de que Isabel Pantoja había conseguido distraer la atención con su vuelta a los escenarios y la reciente paternidad de su hijo, ayer, los peritos que desde hace semanas comparecen en la Audiencia de Málaga por el «caso blanqueo» volvieron a colocarla en la primera plana informativa. Uno de los funcionarios de la Agencia Tributaria responsable de la investigación sobre la situación económica y patrimonial de la tonadillera aseguró ante el juez que le resultaron sospechosos una serie de ingresos en sus cuentas corrientes a partir de 2003. Se tratan de pequeñas cantidades, nunca superiores a los 3.000 euros, «lo cual impide identificar a la persona que los realizó» ya que si se trata de cuantías no muy voluminosas, no es necesario indicar de quién proceden. «Esto es una técnica llamada ''smurfing'' o fraccionamiento que he podido detectar en otros procedimientos de blanqueo de capitales efectuados, por ejemplo, por traficantes de drogas», aseguró el experto tributario. Según se explicór, la cuenta bancaria en cuestión, en la que sólo está autorizada Pantoja, se abrió en julio de 2002 y nunca, hasta un año más tarde, se hizo ningún ingreso en efectivo, hasta que. En 2003, fecha en la que comenzó su relación sentimental con Julián Muñoz, «se detectaron 10 ingresos con carácter casi diario», confirmó el perito, quien más tarde añadió que a partir de ese año «cambió por completo el patrón de comportamiento y existe una importante confusión patrimonial» de la artista. Para argumentar las respuestas ante las preguntas de los abogados de la cantante, el experto también destacó que hasta 2002 las declaraciones de la renta de la imputada eran «fiables, consistentes y con pequeñas desviaciones», pero a partir del año siguiente «fue un caos» a raíz de las compras del apartamento de Guadalpín y la casa de La Pera. Las cosas se ponen difíciles para la artista, quien, consciente de que su relación con Muñoz ha sido la que la ha sentado en el banquillo, no dudó en dedicarle (implícitamente) alguno de sus temas en el concierto de Barcelona como el clásico «Te lo juro, no me vas a hundir».
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