
Moda
A dieta de clínex para desfilar
La ex directora de Vogue Australia publica un libro en el que cuenta los agresivos métodos de las modelos para combatir el hambre

Es lo que tiene pasar más de 27 años al frente de una célebre cabecera, que acabas por conocer secretos e intrigas. Pero cuando, además, eres la directora de «Vogue Australia» y te despiden repentinamente, tienes que sacarle rentabilidad.¿Y qué haces? Publicar un libro en el que cuentas tu trayectoria, sí, pero aderezándolo con desagradables anécdotas. Eso es lo que ha hecho Kirstie Clements, quien en su libro «The Vogue Factor» saca a luz las sombras que se ocultan tras las vistosas portadas de la revista. El mayor escándalo lo ha causado su afirmación de que, para mantener a raya el hambre y caber en esas «size zero» que tanto persiguen los reyes «fashionistas», las modelos ingieren pañuelos de papel y similares.
Clements afirma que siempre intentó contratar modelos de aspecto más saludable y que está muy frustrada con la percepción que actualmente se tiene de la belleza de la mujer. «Están bajo tanta presión que hacen verdaderas barbaridades para mantenerse delgadas», afirma la ex directora. Patricia Ruiz Sacristán, psicóloga especializada en trastornos alimenticios, cuenta que «es un sector con conductas de riego extremas. Empiezan muy jovencitas, sin madurez, idealizando unos cánones de belleza con unos niveles de autoexigencia altísimos: son muy dadas a desarrollar cuadros de anorexia con consecuencias graves para la salud». Ruiz conoce estos problemas de cerca y asegura que hay muy poca sensibilidad: «Se les exige un índice de masa corporal por debajo del saludable, y ellas, que trabajan con su cuerpo, se ven inmersas en esta situación horrible». Sin embargo, los trucos de ingerir algodón, clínex o papel de periódico están muy por encima de la anorexia: «Se engloban en un trastorno muy peligroso denominado ''pica'', que puede acabar incluso en infarto. La mortalidad es muy alta».
«Paris thin»
La ex directora cuenta que cuando una modelo comenzaba a perder mucho peso para poder triunfar al otro lado del mundo se la denominaba «Paris thin», en referencia a la delgadez que cunde en Europa. «Una de las modelos de ''Vogue'' estuvo tres días sin comer. El último de trabajo apenas podía estar de pie o mantener los ojos abiertos». Otra maniquí rusa le contó que las modelos «de prueba» (las que usan los diseñadores para confeccionar las prendas) viven bajo condiciones tales de malnutrición que a menudo pasan largas temporadas en el hospital enchufadas a un gotero. Sin embargo, no es la primera vez que sale a la luz el tenebroso «backstage» del mundo de la moda. La escritora y periodista Imogen Edwards-Jones afirmaba en su libro «Fashion Babylon» que las modelos «pueden morirse de hambre, emborracharse y drogarse, con los riñones secos y el hígado de una alcohólica de 55 años, pero mientras logren atravesar la pasarela fabulosas ¿a quién le importa?». Es un tema que siempre vuelve. El estilista Jesús Cicero asegura que muchas veces el perfeccionismo lleva a poner la belleza por delante de la salud, y cuenta anécdotas curiosas: «Los hombres, además de machacarse en el gimnasio, pasan horas sin comer antes de una sesión o un desfile, y si tienen que mostrar mucha piel, pasan un par de días sin ducharse para que el cuerpo brille más».
LOS TRUCOS EXTREMOS DE LAS «TOPS»
Las formas de engañar al estómago son muy diversas y conocidas en el mundo de la moda. Algunas llegan a ser peligrosas.
- Consumir drogas, fumar y masticar chicle, ya que reduce la ansiedad.
- Tomar ingentes cantidades de pastillas para adelgazar y laxantes.
- Masticar hielo durante el día.
- Inyecciones que aceleran el funcionamiento de las tiroides.
- Sesiones de hipnosis.
- Beber una sustancia que se encuentra en la orina de las mujeres embarazadas, denominada HCG, que inhibe el apetito.
- Ingerir clínex, bolas de algodón, papel de periódico e incluso pelo humano.
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