Opinión

La crónica de Amilibia: Ay, somos más puritanos de lo que pensamos

Tamara Falcó en el Congreso Mundial de las Familias de Ciudad de México05/10/2022
Tamara Falcó en el Congreso Mundial de las Familias de Ciudad de México05/10/2022CONTACTOPHOTOCONTACTOPHOTO

Después de que Tamara Falcó anulara su boda, leo que el 51, 3 % de los españoles considera que dar un beso es una infidelidad. Deben referirse al beso con lengua, claro, aunque el beso de Judas también puede ser considerado como tal. O sea, que a pesar de las leyes de Irene Montero no estamos en Sodoma y Gomorra: somos más puritanos de lo que pensamos o menos libertinos de lo que nos gustaría. Parecemos instalados entre el Falcon y la Falcó, en el erotismo pudibundo de los boleros, en los lamentos de cornudo (o cornuda) del tango, en «la española cuando besa/es que besa de verdad», en la telenovela «Infiel», en el miedo a las tetas que canta Rigoberta Bandini, etc. Le dijo una vez Ana Rosa Quintana, mujer experimentada, a nuestra Cristina López Schlichting: «Para encontrar un príncipe hay que besar antes muchos sapos».

Habrá que considerar si el beso al sapo es también una infidelidad y si cancelamos de una vez a la princesa lujuriosa capaz de morrearse con un sapo para encontrar un príncipe guay. Menos mal que en esta ola de puritanismo cuqui y políticamente correcto que nos invade está Mariló Montero, que ha confesado en «La Gran Confusión» de Sardá: «Tengo relaciones íntimas de las que no se entera nadie, que yo llamo secuestros. Con esas personas tengo una vida completa y activa. Es un secuestro mutuo para mantener sexo. Me lo planteo como una especie de poliamor abierto que practico paralelamente con varios. No hay pareja, no hay compromiso, solo sexo». Me imagino que Pablo Iglesias estará como loco y con el látigo preparado esperando que lo secuestre. Mariló, soy viejo, no prometo alardes, pero ponme en la lista de espera, porfa.