Vida

Ábalos: de las orgías al verano a la sombra de un tal Koldo

Sin pasaporte y bajo la lupa pública, estas vacaciones volverán a ser austeras para el exministro, como lo eran de joven, cuando arrimaba el hombro en casa

VALENCIA, 10/06/2025.- El exministro José Luis Ábalos realiza declaraciones a los medios de comunicación este martes, tras el registro por agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil de su vivienda en València, en el marco de la investigación abierta contra él en el Tribunal Supremo por el denominado caso Koldo.- EFE/ Ana Escobar
Ábalos Ana EscobarAgencia EFE

En su descargo, José Luis Ábalos siempre podrá decir que la culpa de su ímpetu sexual fue de las suecas, que aturdieron su cerebro cuando era solo un adolescente que, debido a sus deberes familiares, apenas podía pisar la playa de la Malvarrosa (Valencia). La visión prohibitiva de aquellas mujeres rubias, altísimas y descaradamente modernas que rompían con sus minúsculos bikinis la pacata moral de la España de los sesenta y setenta debieron de dejar un poso peligroso en el exministro socialista, según se deduce ahora de los audios difundidos por la UCO.

El penúltimo de ocho hermanos

Sus primeras vacaciones no fueron, por lo que él ha contado, muy diferentes de la mayoría de los españolitos de aquella España. Es decir, austeras, a pesar de que contaba con la ventaja de vivir en Valencia, con la playa a un paso. Fue el penúltimo de ocho hermanos en una familia más pequeñoburguesa que obrera; él, el único varón. Enseguida tuvo que arrimar el hombro en el negocio familiar de fabricación de muñecas artesanales en la casa taller de la calle Taquígrafo Martí. No tuvo, por tanto, esos veranos en los que los chiquillos se convertían en seres hormonalmente asilvestrados. De aquellos barros, estos lodos.

Haciendo un ejercicio de imaginación, todo esto podría alegarlo en un juicio socrático en el que las mujeres damnificadas se propusiesen hacerle beber de su propia cicuta. Podría explicar esa enrevesada identidad masculina con la que pasó de sus veranos como orgulloso hijo a las vacaciones en clubs de alterne buscando compulsivamente la satisfacción inmediata de sus impulsos.

José Luis Ábalos en una imagen de archivo
José Luis Ábalos en una imagen de archivoGtres

Saltó de la niñez a la adultez sin parada en la adolescencia. Con 15 años, ya trabajaba en una tienda de souvenirs. También se costeó sus estudios de COU y de Magisterio. Incluso se libró de la mili porque tenía que contribuir al sustento familiar. Fue tan precoz que a los 20 contrajo el primero de sus tres matrimonios. Con 16 militaba en el partido comunista y con 21 en el PSOE. Con la llegada de los hijos, cambió su destino vacacional a un pequeño pueblo de Ciudad Real, con veranos de verbena, vermut y trayectos en coche sin aire acondicionado. Luego se hizo con una segunda residencia en Mas Camarena y la familia siguió disfrutando de las fiestas locales de los municipios cercanos, como Bétera o Burjassot.

En algún momento y con las manos llenas de poder, Ábalos decidió quemar la juventud a destiempo, soltándose lo que le quedaba de melena. «No tengo un prototipo de vacaciones programadas ni soy de ir a un sitio fijo de verano, siempre me voy de viaje y de manera muy improvisada. Esos esquemas de vida plácida nunca los he tenido», confesó cuando ya eran sonados sus viajes a Suiza, Marruecos, República Dominicana, Venezuela o Abu Dabi (acompañado de Jésica Rodríguez u otras señoritas). Las verbenas populares habían dado paso a la bachata aprendida al son de las caderas de alguna joven caribeña.

A todo tren

Los últimos veraneos de Ábalos están sembrados de nombres de mujer y anécdotas que ni Alfredo Landa habría interpretado mejor. Como ejemplo, aquella escapada rural al parador de Teruel en plena pandemia con furgonetas llenas de escorts venidas de Torrente (Valencia) porque las aragonesas no eran de su agrado. La noche de excesos se tradujo en orgías, destrozos y posterior silencio.

Ábalos
ÁbalosEUROPAPRESSEuropa Press

Según la UCO, en agosto de 2020 pasó diez días en un chalet de la exclusiva urbanización Villa Parra, en Marbella, junto al prostíbulo Milady Palace. De acuerdo con la investigación, el pago, unos 9.800 euros, pudo ser una «contraprestación» por impulsar el rescate de Air Europa. En verano de 2021, sus disolutos viajes empezaron a preocupar en Ferraz, pero Ábalos reincidió. En 2023, el destino fue un lujoso chalet de más de 4.000 metros cuadrados cerca de Alicante, que disfrutó junto a la joven malagueña Andrea de la Torre, su pareja sentimental en aquella época. La vivienda fue construida con extremas medidas de seguridad por Koldo García y presentada como un Airbnb de lujo.

Aquel joven emergente y precoz que aprendió a valerse de sus contactos, de su trato campechano y de unas cotas de poder creciente, hoy es un hombre políticamente muerto que permanece bajo medidas cautelares. La retirada de pasaporte, su prohibición de salir de España y las obligadas comparecencias quincenales hacen pensar que este verano lo pasará en su piso valenciano bajo la sombra alargada de Koldo y la atenta mirada de algún juez.