Opinión

El diario de Amilibia: Orgulloso estoy de nuestra Nadia

"Ahora sentiré también orgullo de que una española que ha dedicado gran parte de su tiempo a simular una guerra con la Yoli como si fuera del PP, vaya al BEI a ganar casi 400.000 euros al año"

La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital en funciones, Nadia Calviño.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital en funciones, Nadia Calviño.Gonzalo PérezLa Razón

Cuando le preguntaron por Nadia Calviño y su marcha del Gobierno, Él dijo: «Bueno, primero siento orgullo. En España nos cuesta mucho hablar bien de nosotros mismos. Tener a Nadia en el BEI es motivo de orgullo». Muy razonable: yo siento un pellizquito emotivo/gaitero cuando veo a Amancio Ortega entre los más ricos del mundo: un español pisándole los talones a Bill Gates, jo. Casi tanto como la Yoli, que nada más verlo avanzar en la lista Forbes se lanza como loca a las rebajas de Zara. Ahora sentiré también orgullo de que una española que ha dedicado gran parte de su tiempo a simular una guerra con la Yoli como si fuera del PP, vaya al BEI a ganar casi 400.000 euros al año. Podrá ahorrar para la vejez, como no hice yo, y quedará demostrado que el sanchismo es inmejorable como agencia de colocación. «Si deseas prosperar, pegado a Él has de estar», rezan en el templo monclovita.

Pero no es cierto que a todos los españoles les cueste hablar bien de sí mismos. El Amado Líder es un ejemplo de que no siempre es así. Él habla bien de sí mismo continuamente y, para reafirmarse en sus autoelogios, ha publicado dos libros en los que se nos revela a todos los mortales como superviviente ideal, tipo Superman y Batman juntos. Por si no le bastaran los elogios que se dedica a sí mismo y aquellos que le prodigan los coros de la Moncloa, es el único presidente del mundo que ha recibido dos felicitaciones navideñas superchulas: una de los terroristas de Hamas y otra de sus socios hutíes, que atacan a los barcos occidentales en el Mar Rojo.

Nadia no ha planchado camisas, como la Yoli, pero ha teñido los fondos europeos dejándolos bastante opacos. Y eso merece premio.