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Opinión

El diario de Amilibia: El prodigioso mago Ábalos

La comisión de investigación ha servido en este caso para descubrirnos un secreto hasta ahora muy bien guardado: Ábalos es en realidad un prodigioso mago

Ábalos comparece en el Senado por el caso Koldo Alejandro Martínez VélezEUROPAPRESS

El director de la revista «The New Yorker», David Remnick, dice: «El periodismo es lo más divertido que puedes hacer con la ropa interior puesta». Para mí, rotundamente sí. Además, a este vejestorio ya no le quedan muchas diversiones sin la ropa interior puesta, ni tan siquiera en pijama. Pero una cosa es que te diviertas tú y otra, muy otra, que diviertas a todo el mundo: tengo la ligera impresión de que cuanto más se divierte uno, menos se divierten otros, es decir, los destinatarios de las chanzas o coñas marineras. Supongo que a la sanchisfera en general no le hace falta quitarse la ropa para divertirse mucho: con ella puesta gozan de multiorgasmos cada vez que Él se les aparece en carne mortal. Será mortal, pero qué carne: chuletón de primera al punto.

Yo creía, le grito al televisor, que las comisiones de investigación del Congreso y el Senado eran números circenses destinados a entretener al personal y siempre abocados al fracaso. No solo aburren a las ovejas, sino incluso a todos los espectadores del circo, que jamás hacen apuestas porque conocen de antemano el resultado: ninguno. Nada. Todo queda en un bucle burocrático al estilo de «El día de la marmota». Pero tengo que rectificar. El ex ministro Ábalos aseguró en su comparecencia en el Senado: «Lo de las maletas de Delcy es uno de los bulos mejor instalado en este país. No existieron tales maletas». La comisión de investigación ha servido en este caso para descubrirnos un secreto hasta ahora muy bien guardado: Ábalos es en realidad un prodigioso mago. Otros ilusionistas menores hacen desaparecer personas, palomas o conejos. Él ha hecho evaporarse con un solo toque de su varita mágica, ale hop, doce maletas, doce, las que vio en Barajas Koldo García. Ni Harry Potter. Sí, David Remnick, extraordinariamente divertido.