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Vale ya de mirarse el ombligo
Cuando ya solamente me miran los médicos, consuela que me eche una ojeada alguien más. Como no puede ser Susanna Griso, que al menos me mire Feijóo.
Hemos entrado en el nuevo año con una palabra de más, polarización, y una de menos, disminuido. Es curioso que PP y PSOE solamente se hayan puesto de acuerdo en los últimos tiempos para cambiar en la Constitución la palabra «disminuido» por «personas con discapacidad», o sea, que solamente los ha llevado al amor del pacto lo políticamente correcto. Yo no puedo quitarme de la cabeza que en el fondo de su subconsciente han llegado al acuerdo con la remota intención de que se utilice menos el término (un imposible, porque es lo que hay) para descalificar al Gobierno o al sector político en general. He consultado con mi vecina Elena, que no es analista pero se da un aire, y me ha dicho que «ya que no pueden quitar el término de nuestras cabezas, al menos lo retiran de la Constitución; son como niños».
En su balance de 2023, Feijóo dijo: «Sánchez ha elegido acabar el año brindando con Bildu». Debería haber sido más explícito: ¿han brindado con chacolí o con pacharán? ¿Acaso con cava catalán por aquello de aunar fuerzas en la larga lucha por el derecho a decidir que se avecina? Para los nacionalistas (radicales o no) no existe el «año nuevo, vida nueva», solo el «año nuevo, tabarra vieja». No sé si el líder del PP pensaba en ellos o en el Apolo de la Moncloa cuando dijo hace poco: «Nuestro trabajo no es mirarnos el ombligo, nuestro trabajo es mirar a los ciudadanos».
Cuando ya solamente me miran los médicos, consuela que me eche una ojeada alguien más. Como no puede ser Susanna Griso, que al menos me mire Feijóo, porque, como disminuido que soy (la vejez es disminución progresiva o total) el cambio a persona discapacitada la verdad es que no me consuela mucho.
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