Televisión

El día en que 'GH VIP' llamó al expolítico popular Alberto Casero

También 'Supervivientes' ha llamado a la puerta del exdiputado popular, famoso por equivocarse y votar por error a favor de la reforma laboral que salvó al Gobierno de Pedro Sánchez

El diputado del PP Alberto Casero tras prestar declaración voluntaria ante el Tribunal Supremo
El diputado del PP Alberto Casero tras prestar declaración voluntaria ante el Tribunal SupremoAgencia EFE

Alberto Casero era un hombre corriente y de apariencia bonachona. Nada en él podría haber llamado la atención en las anteriores ediciones de Gran Hermano Vip para tentarle como concursante. Esta vez sí recibió la llamada y rechazó la oferta. No es que quisiera hacerse de rogar. Lo mismo hizo cuando le ofrecieron participar en «Supervivientes». «Me han llamado de muchos sitios de televisión», informa el exdiputado popular a LA RAZÓN. Su excusa es tajante: «Ya no soy una persona pública», zanja y rechaza por mensajería electrónica cualquier entrevista. Casero fue popular, muy a su pesar, a partir de aquel 3 de febrero de 2022, cuando por un error en la votación favoreció una reforma laboral que no tenía visos de salir adelante, salvando al Gobierno de coalición y a su ministra Yolanda Díaz de una gran derrota. Las redes sociales, que en estas lides acostumbran a alzarse jueces soberanos, se llenaron de memes y anegaron su figura de risas, burlas y escarnio. En la calle, en la cafetería o allá donde fuese, siempre había alguna risa maliciosa, un comentario jocoso. Hubo quien rescató alguna coplilla para él.

Alberto Casero
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Después de aquel episodio, su improbable presencia en este reality show podría llevar a pensar en la versión televisada de «La cena de los idiotas» para que la audiencia comprobase si lo es sin remedio o es solo nuestro pernicioso modo de hacer leña del árbol caído. En la marea de burlas, se le llamó «el idiota de España». También «el amigo del obrero» o «uno de los renglones torcidos de Dios». Aunque necesitó terapia y en los peores momentos llegó a ver «el fin del mundo», aprendió a pasar las opiniones y los chistes, a veces realmente crueles, por el tamiz de la filosofía y el buen humor. Lamenta que su aspecto sirviese para alimentar las mofas. «Si me pareciese a George Clooney, si no estuviera gordo y con estos pelos, los comentarios habrían sido otros», comentó. La persecución, desde cualquier tipo de púlpito, fue implacable. La izquierda se solazó especialmente con la situación de un hombre de gran calidad humana que, al margen de sus aciertos o errores, se mostraba discreto, amable, querido y cálido. Ni mucho menos torpe o soberbio, como se dijo.

Cajas destempladas

Hijo de Cecilio y Carmen, un matrimonio de pastores que cuidaban los cerdos y las 300 vacas retintas de la finca El Tozuelo, en Trujillo (Cáceres), se crió en este ambiente ganadero hasta los siete años. La familia se mudó después a un modesto piso del pueblo cacereño y se educó, igual que su hermana Carmen, en el colegio de monjas del Sagrado Corazón. Empezó Ciencias Políticas en la Universidad de Extremadura en Cáceres, pero finalmente se decantó por Derecho, licenciatura que completó con éxito. Fue alcalde de Trujillo por mayoría absoluta, senador y diputado en el Congreso. Muy querido siempre en su pueblo, donde se vive el tema con cierta molestia. Está soltero y quienes han trabajado con él le consideran un hombre leal y brillante negociador. Lector voraz y con una memoria prodigiosa, salió de la calle Génova con cajas destempladas, pero atiborradas de ensayos, poesías y novelas históricas, sus grandes pasiones. Aquel 3 de febrero se encontró indispuesto.

El diputado del PP Alberto Casero llega al Tribunal Supremo para prestar declaración voluntaria sobre las adjudicaciones irregulares de cinco contratos públicos cuando era alcalde de Trujillo (Cáceres), este lunes en Madrid
El diputado del PP Alberto Casero llega al Tribunal Supremo para prestar declaración voluntaria sobre las adjudicaciones irregulares de cinco contratos públicos cuando era alcalde de Trujillo (Cáceres), este lunes en MadridLUCA PIERGIOVANNIAgencia EFE

Sufre colon irritable y una recaída le obligó a encamarse y solicitar el voto telemático. El estrés para un enfermo crónico no ayuda. Reconoció que se equivocó en el momento y el día menos oportunos y, aunque quiso rectificar al instante, ya fue tarde. Se excusó, dimitió y solicitó voluntariamente su baja en el partido. A punto de cumplir 45 años, el teléfono ha vuelto a sonar. Ya no son aspirantes de medio pelo buscando una parcelita en el poder, como le ocurrió alguna vez, sino las productoras de televisión. Tampoco es extraño. La política ha sucumbido al reality show con sus grescas e inesperados puntos de giro en sus tramas. Hay días en los que podría romper audiencias y en las redes sociales se vuelven virales.

La presencia de Alberto Casero en la casa de Guadalix habría sido un magnífico golpe de efecto en una sociedad enganchada vilmente a la intimidad ajena. Con una audiencia dividida en «haters» y «fans», habría tenido oportunidad de resetear su vida en lugar de dejar el tizón al fuego hasta que se consuma. Y según anunció la voz de GH VIP, que interrumpió la tertulia política de la periodista Ana Terradillos para promocionar el regreso del reality, en la casa «hay que negociar más que en el Congreso de los Diputados». Qué mejor lugar para aligerar la nostalgia.