De viernes

Eugenia Santana, tras su violación por sumisión química: “Durante mucho tiempo me hice pruebas de VIH y embarazo”

Reconoce que ha recibido ayuda psicológica y psiquiátrica, además de haber sido ingresada en psiquiatría por voluntad propia. Aún espera el juicio

Eugenia Santana
Eugenia SantanaDe viernes

Eugenia Santana ha entrado al plató de ‘De viernes’ temblando de los nervios, pero también con los nervios a flor de piel. Nada más acceder y encontrarse con los presentadores, los colaboradores y el público ha roto a llorar, pues el calor del aplauso ha terminado por echar abajo su coraza. Aun así, tiene la firme decisión de contar su caso de agresión sexual, acontecido el pasado verano, para ayudar a otras mujeres con su testimonio a denunciar sus propios casos. Algo que ella reconoce que hizo al enterarse de lo que pasó Paloma Lago en diciembre supuestamente a manos del político Alfonso Villares.

Desde el programa de Telecinco desvelan que llevaban mucho tiempo invitándola a sentarse a hablar con ellos, pues eran conocedores de su caso. Ella se negaba, pues no quería sentirse señalada y su familia tampoco respalda esta decisión, por miedo a que sufra más aún. Pero se ha armado de valor, pide perdón a sus seres queridos y narra con todo lujo de detalles lo que sucedió. Un desgarrador suceso que pone los pelos de punta a todos y que ha dejado una profunda herida en la modelo. Tal, que incluso tuvo que pedir ayuda psicológica e internarse por voluntad propia para conseguir las herramientas necesarias para conseguir superarlo. En ello está todavía, pero ya no lo hace en silencio.

Eugenia Santana y su durísimo testimonio

“Para mí ha sido un proceso muy complicado. He tenido que estar con psicólogos, con psiquiatras e incluso, por voluntad propia, tuve que ingresarme en la unidad de psiquiatría de un hospital durante seis días. Para recuperarme y volver a ser yo, porque no era yo”, reconoce la modelo, aun con lágrimas en los ojos y el temblor que no le abandona el cuerpo. Lo que pide es que su caso se agilice en los juzgados, pues sucedió el pasado agosto y está cerca de cumplirse un año y cree que la presión mediática podrá ayudarla a pasar página y que se resuelva el caso lo antes posible.

Aun así, entiende que la pesadilla está lejos de terminarse. Principalmente porque “tengo miedo de volver a encontrármelos”, aunque no está dispuesta a dejarlos sueltos y que se salgan con la suya y puedan hacerle lo mismo a otra mujer. “Decido poner la denuncia porque, justo el día antes de la ratificación, que me había mentalizado de quitarles la denuncia, me los encuentro en un centro comercial con mi hijo. El principal agresor intentó otra vez hablar conmigo, otra vez reviví todo eso”, desgrana lo difícil que es para ella dejar la agresión sexual en el pasado y mirar al futuro como si nada hubiese sucedido. Es casi imposible e injusto pretenderlo.

“Lo que recuerdo es luchar. Él me agarraba muy fuerte de los brazos. Me bajó el vestido y empezó a hacer de mí todo lo que quiso, eyaculando en mi interior. Al día siguiente, a través de flashes, empecé a recordar las secuencias. Me sentía físicamente muy mal: dolorida, mis brazos me dolían, mis partes también”, confiesa entre lágrimas Eugenia Santana, que pasó un calvario especialmente después: “Me sometí a todas las pruebas, porque por mi bipolaridad estoy tomando un tratamiento al cual no me puedo quedar embarazada, porque el feto saldría con malformaciones. Durante mucho tiempo fui al médico a hacerme pruebas de VIH y embarazo”, destaca como uno de las secuelas psicológicas que le ha dejado.