Barcelona

El Ejército toma el mando de los aeropuertos

Nada hacía presagiar que el Puente de la Constitución fuese a degenerar en un caos aéreo de colosales dimensiones. Sin embargo, las decisiones del Gobierno de clarificar la ley que regula la jornada de trabajo de los controladores aéreos y permitir el traspaso de la gestión de los aeropuertos civiles al Ministerio de Defensa en situaciones de extremada gravedad degeneró ayer en una huelga salvaje encubierta del colectivo que propició el cierre del espacio aéreo de toda España, afectó a 330.000 pasajeros y dejó al Ministerio de Defensa al mando del tráfico aéreo español.

Un coronel del ejército del aire, a su llegada al aeropuerto de Barajas
Un coronel del ejército del aire, a su llegada al aeropuerto de Barajaslarazon

A última hora de la noche de ayer, mandos del Ejército del Aire se desplazaron a los aeropuertos de Sevilla, Barcelona, Madrid y Canarias para supervisar la gestión de los centros de control de vuelo ante el abandono de los mismos por buena parte de los controladores culminando así una tarde de caos.

Origen
En los últimos días, los controladores ya habían advertido de problemas en los aeropuertos, pero pocos imaginaban que pudieran adquirir tal magnitud. El principal sindicato de este colectivo, USCA, había denunciado que muchos profesionales habían agotado el cupo de 1.670 horas de trabajo anuales que marca la normativa y que estaban dejando de acudir a sus centros laborales para no incurrir en «una ilegalidad». De hecho, el aeropuerto de Santiago, ya había registrado múltiples retrasos y cancelaciones por falta de controladores esta semana.
Para subsanar este problema, el Gobierno aprobó en el Consejo de Ministros de ayer un Real Decreto que aclara la jornada de trabajo del colectivo. En el mismo, ademásn, y aunque no trascendió a la opinión pública hasta última hora de la tarde, el Ejecutivo también dio luz verde a la posibilidad de que el presidente del Gobierno transfiera a Defensa el control del tráfico aéreo civil en situaciones de crisis. José Blanco, ministro de Fomento, ya había amenazada meses atrás con esta posibilidad para frenar a los controladores y el jueves aviso de que si el colectivo no deponía su actitud, tomaría medidas en el Consejo. La norma también establece que si un controlador pide la baja en su jornada de trabajo, ha de certificarla ante el médico de su centro.

Conocidas las medidas, la reacción de los controladores fue inmediata. A eso de las cinco de la tarde, sólo tres horas después de que la ministra de Economía, Elena Salgado, concluyera su comparecencia en el Consejo de Ministros, cientos de controladores –el 90% de la plantilla, según AENA– comenzaron a comunicar su incapacidad para continuar ofreciendo el servicio y a abandonar su puesto de trabajo. En ese momento, se desató el caos. Ante la falta de estos profesionales, el gestor aeroportuario se vio obligado a clausurar todo el espacio aéreo español, a excepción de Andalucía.

Acción concertada

Aunque pocos dudan de que la avalancha de bajas es una acción concertada de los controladores para protestar contra las nuevas medidas del Gobierno, Daniel Zamit, portavoz de USCA, enfatizó a media tarde en declaraciones a la Cadena Ser que la acción no era fruto, en ningún caso, de una estrategia orquestada . «No estamos en huelga salvaje», afirmó. Lo que ocurre, añadió, es que «a la gente [los controladores] les ha entrado un ataque de histeria y nervios» que Zamit achacó a que el Gobierno cambiase el Real Decreto. De hecho, la propia USCA, en lo que habría de ser la muestra de que no organizó la maniobra de sus compañeros, estaba ofreciendo una rueda llamando a la calma al colectivo en el mismo instante en que sus afiliados abandonaban casi en masa sus puestos de trabajo. Incluso cuando el caos ya se había instalado en la mayoría de los aeródromos, el sindicato pidió a sus afiliados que se incorporasen a su turno de trabajo de noche.

Las palabras y acciones de USCA, aunque tendentes a demostrar la tesis de que el caos fue fortuito, vinieron precedidas de diversas asambleas en las que, como adelantó larazon.es, los controladores, conocedores entonces de algunos cambios normativos, como el de la militarización, habían tomado ya la decisión de cerrar el espacio aéreo nacional como protesta.

Fomento, desde luego, nunca albergó la menor duda de que el caos desencadenado ayer fuera fruto de una estrategia «concertada» de presión de los controladores, además de constituir una grave irresponsabilidad que, según advirtió en una nota, podría ser incluso constitutiva de un delito penado con hasta dos años de suspensión de empleo o cargo público. Para despejar dudas, AENA envió médicos a revisar el estado de los controladores que solicitaron la baja.

Gestión militar

Aunque las medidas del Gobierno para atajar la crisis no se quedaron ahí. Al filo de las ocho y media de la tarde, y para mostrar la determinación del departamento de no ceder ante lo que calificó un «chantaje», el ministro de Fomento compareció ante los medios de comunicación en un receso de la célula de crisis que constituyó junto a los responsables de Aviación Civil y AENA para lanzar un ultimátum: o los controladores volvían a sus puestos antes de las 21.30 horas, o Defensa se haría con la gestión del tráfico aéreo español, una vez que el decreto aprobado a mediodía estuviera en vigor. A las 23.00 horas, la amenaza de Fomento se hizo efectiva: José Luis Rodríguez Zapatero firmó el decreto y los militares se hicieron con la gestión de los aeródromos. A partir de ese momento, mandos del Ejército del Aire comenzaron a desplegarse en los aeropuertos, al tiempo que se reforzaban los efectivos en los aeródromos de uso mixto.

Plazos
Defensa, según explicó el vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, gestionará el tráfico aéreo «ante la extrema gravedad de la situación» hasta que haya garantías de que el servicio se va a normalizar, algo que, al cierre de esta edición, no estaba claro que estuviese sucediendo. Fuentes de Moncloa aseguraron al filo de la una y media de la madrugada que la actividad en los aeropuertos se estaba recuperando «de forma gradual». Sin embargo, tanto los controladores como AENA aseguraron que aunque algunos profesionales estaban acudiendo a sus puestos, no estaban, sin embargo, haciendo su trabajo.


Análisis: Militarización y precedentes
- ¿Qué supone? Desde que entró en vigor el Real Decreto Ley aprobado por el Gobierno, Defensa asume la dirección, organización, planificación, supervisión y control del tránsito aéreo. Esto no supone que los controladores aéreos sustituirán a los civiles, sino que estos continuarán desempeñando su trabajo pero bajo supervisión militar.

- ¿Y si se niegan?
Incurrirían en un delito de sedición, que está castigado con penas de hasta ocho años de prisión.

-Precedentes.
En 1981, bajo el mandato de Ronald Reagan, los controladores aéreos estadounidenses convocaron una huelga masiva que terminó con el despliegue militar y el despido de 11.345 de los 17.500 controladores. En España, en 1976, el Gobierno militarizó Correos y Renfe.