Chamberí
Un economista entre fogones
Pablo ha cambiado los números por las cacerolas y el resultado es La Galerna, un restaurante con cocina de mercado honesta, elaborada y con una excelente materia prima
Quien no arriesga no gana, dice el refrán. Y Pablo Botella es el mejor ejemplo de ello. Después de una larga trayectoria en Venezuela dedicado al mundo de las finanzas, Pablo regresó hace unos meses a su Madrid natal para hacer de su gran pasión, la cocina, su profesión. Sin más experiencia que su buen hacer en los fogones de casa y muchas horas de estudio, el resultado de esta aventura es un restaurante elegante y acogedor en el que nos topamos con cocina de mercado honesta, elaborada con productos de máxima calidad y precio razonable.
Situado en pleno barrio de Chamberí, La Galerna de Pablo se divide en dos plantas. En la baja, una barra repleta de pinchos, ensaladas y raciones calientes nos invita a tomar el primer aperitivo. Pero lo mejor está al subir las escaleras de madera. Arriba, la sala principal sorprende por su luz natural, gracias a los grandes ventanales que miran a la calle San Bernardo. Una vez sentados a la mesa, la carta nos propone recetas tradicionales de corte clásico y otras más creativas con cierto toque exótico, homenaje de Pablo a Venezuela. Y para que la decisión sea aún más sencilla, todos los platos pueden pedirse en medias raciones.
Como entrante, la ensalada de hojas, torta del casar, piñones y granada nos regala una combinación de sabores de lo más apetecible, mientras que el gazpacho de pera es una opción perfecta para quienes quieran atreverse a probar algo diferente. Como plato fuerte, merece la pena llevarse a la boca las sugerencias del día, recién llegadas del mercado. En cualquier caso, el bacalao confitado al pil-pil es una estupenda opción, aunque los carnívoros no podrán resistirse al solomillo de buey curado gallego, pimientos del piquillo y patatas chips. Si quiere saborear algo más singular, es muy recomendable el steak tartare de lomo bajo de buey, chips de yuca y nata con yerbabuena. Su toque picante y exótico deja un excelente sabor de boca y un imborrable recuerdo en las papilas gustativas. Para rematar la faena, la pirámide de mousse de macadamia con helado de intxaursalsa es el mejor ejemplo de un postre artesano y con clase.
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