Libros

Libros

Blanca Marsillach: «Miguel Hernández es el galáctico de las Letras»

Blanca Marsillach: «Miguel Hernández es el ''galáctico'' de las Letras»
Blanca Marsillach: «Miguel Hernández es el ''galáctico'' de las Letras»larazon

–¿Qué exige mejor forma física ser actriz o ser empresaria teatral?–Ser empresaria teatral, por todos los disgustos que te llevas cada vez que pones en marcha un proyecto y la cantidad de cosas de las que tienes que estar pendiente... Necesitas saber respirar y mucho desahogo en el gimnasio.–Y viendo el cartel de su última producción, «Una noche blanca con los clásicos», está claro que va mucho al gimnasio o que su genética es un milagro.–Mi genética es un milagro, pero también hago deporte. Me gusta mucho ir a clase de baile, pero si ando mal de tiempo corro en la cinta, aunque sea media horita o tres cuartos de hora.–Yo creía, después de ver que en este nuevo montaje suyo recurre a la tecnología para devolver a su padre a los escenarios y compartirlos con él, que lo que a usted le iba eran los deportes de vanguardia y alta tecnología... La Fórmula-1, por ejemplo.–Me gusta muchísimo la Fórmula-1 porque me apasiona la velocidad... ¡Y la tecnología me ha devuelto a mi padre!–... con el que juega en equipo sobre el escenario, aunque no esté ya con nosotros.–Sí, y su presencia es muy importante, aunque no esté físicamente, porque está espiritualmente. Y ese es el verdadero trabajo de equipo: el saber unir los tiempos espirituales, más que los tiempos de acción.–Hablando de equipos, interpreta junto a su padre en tecnología pura a unos cuantos clásicos, ¿le daría para hacer con ellos un equipo de fútbol?–Totalmente, y pa- pá de portero.–¿De todos esos clásicos, quién diría usted que es el «Pichichi» de la literatura española?–Yo diría que Lope, sin ninguna duda… O mejor cambio de opinión: creo que la que más goles mete es Santa Teresa, por la mística.–Y usted, que rinde homenaje con su espectáculo a Miguel Hernández en el centenario de su nacimiento, ¿diría que él es un «galáctico» de las letras?–Absolutamente. En nuestros días no habría suficiente dinero para ficharlo.–Y a los amantes de las letras y el teatro como usted, ¿también les gusta el fútbol?–A mí, no. Y mi padre pasaba bas- tante, aunque creo recordar que una vez fue del Athletic... Aunque ahora que lo pienso, sí que disfru- taba viendo el fútbol y se emocionaba mucho cuando jugaban el Barça y el Madrid. Le recuerdo con su copita y sus almendritas... Pero no recuerdo de qué equipo era.–¿Qué cree que tiene más glamour, ser hija de dramaturgo o esposa de futbolista?–Ser hija de dramaturgo.–Pero no es tan rentable, ¿no?–Bueno, no todo es el dinero.–Y dígame, ¿en los campos de fútbol suele haber más personalidades políticas que en el teatro?–Sí, bastantes más. –¿Y a qué cree que se debe?–A que la cultura es una vocación de minorías y el fútbol es una vo- cación muy popular.–Usted llena mucho, ¿pero se atrevería a competir desde el teatro con un Madrid-Barça?–Nooo. Está claro que ganaban ellos.–¿Dónde cree que hay más riesgo, en un campo de fútbol o sobre las tablas de un escenario?–Son riesgos diferentes.–¿Y diría que los actores y los futbolistas se parecen en algo?–Desde mi humilde punto de vista, en nada. Yo creo que incluso los nervios de un futbolista deben ser completamente distintos a los de un actor y que el miedo escénico suyo tiene más que ver con la cantidad de gente que con la propia actuación, que en el caso de un actor puede ha- cerse ante una sola persona y tener la misma trascendencia.–¿Ha tenido algún entrenador?–Afortunadamente, he tenido varios. Mi padre, José Luis Alonso y todos los directores con los que trabajo en cada montaje.–¿Cual ha sido su mejor gol?–Mi mejor gol está por marcar.

En primera persona«Nací en Madrid en 1966, estoy soltera y tengo una hija «de cuatro patas», que es de lo que más orgullosa me siento en la vida. No me arrepiento de nada. Perdono siempre, olvido lo que quiero, valoro lo mejor de las personas y detesto la vulgaridad. Me gusta la comida japonesa y sólo bebo agua. Soy temperamental, impulsiva y luchadora. A una isla desierta me llevaría a mi perra; a veces tengo la pesadilla de que todo se va a la mierda y no tengo manías. De mayor me gustaría ser la madre Teresa de Calcuta y si volviera a nacer sería un delfín».